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Músculo liso



El músculo liso se compone de células importantes en forma de huso, los leiomiositos. Carecen de estrías transversales aunque muestran ligeramente estrías longitudinales. El músculo liso se localiza en diferentes órganos, entre ellos el esófago, el estómago, el intestino, los vasos sanguíneos, el útero y la vejiga urinaria.[1]

Una parte sustancial del volumen del citoplasma de las células del músculo liso es absorbida por las moléculas miosina y actina,  que juntas tienen la capacidad de contraerse y, a través de una cadena de estructuras de tracción, hacer que todo el tejido del músculo liso se contraiga con ellos.

La proporción de actina a miosina está entre 2:1 y 10:1 en el músculo liso.[2]​ Por el contrario, la miosina es la proteína dominante en el músculo esquelético estriado con la proporción de actina a miosina que se encuentra en el rango de 1:2 a :3. Un valor típico para adultos jóvenes sanos es 1:2.2.

El músculo liso no contiene la proteína troponina; en su lugar tiene a la calmodulina (que toma en el papel regulador en el músculo liso), caldesmón y calponina, proteínas importantes expresadas dentro del músculo liso.[2]

Además, estas tres proteínas pueden tener un papel en la inhibición de la actividad ATPasa del complejo de miosina que, de otro modo, proporciona energía para impulsar la contracción muscular.[2]

El músculo liso tiene la disposición estriada de los filamentos de actina y miosina que se aprecia en el músculo esquelético. Las fibras contienen grandes cantidades de filamentos de actina que se encuentran unidos a unas estructuras denominadas cuerpos densos. Algunos de estos cuerpos densos están unidos a la membrana celular. [1]

Existen dos tipos de tejido muscular liso: el tejido muscular liso multiunitario y el unitario.




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