Un mes (del latín mensis) es cada uno de los doce períodos de tiempo, de entre 28 y 31 días, en que se divide el año.
La duración fue establecida de forma que se intercalaran los meses de 30 y 31 días, con la excepción de febrero, que conservó su duración original de 28 días por motivos religiosos (véase año bisiesto).
El calendario gregoriano, como el calendario juliano antes que él, tiene doce meses:
Un código mnemotécnico para recordar la duración de los meses, es sostener los dos puños juntos con el nudillo del índice de la mano izquierda al lado del nudillo del índice de la mano derecha. Cada nudillo representa un mes de 31 días, un espacio entre nudillos representa un mes corto y enero es el nudillo pequeño de la mano izquierda.
Los meses del calendario gregoriano y juliano provienen del Calendario romano. Los nombres de los primeros seis están relacionados con su mitología y los últimos con su número de orden original (que comenzaba en marzo). El calendario romano primitivo, según la tradición recogida por Tito Livio Livio y Plutarco, era de 10 meses, a los cuales el rey Numa Pompilio (¿716 a. C. - 674 a. C.?) agregó dos más. En tiempos de Julio César se realizaron otras modificaciones: se cambió el mes en el cual comenzaba el año, en adelante será enero, pero no para todos los casos, solo para el inicio del período Cónsul romano consular, y un mes tomará el nombre de julio en homenaje al propulsor del cambio; su heredero y sucesor, César Augusto dará nombre al mes siguiente; agosto.
El mes es una unidad astronómica de tiempo, usada en el calendario como el período que tarda la Luna en dar una vuelta alrededor de la Tierra. Sin embargo, el movimiento de la Luna en su órbita es muy complicado y su período no es constante. Es más, en muchas culturas (como sucede en el calendario hebreo y el calendario musulmán) el principio del mes coincide con la primera aparición del creciente lunar Luna nueva después del ocaso encima del horizonte occidental. La fecha y tiempo de esta observación real dependen de la longitud geográfica exacta, así como de la latitud, las condiciones atmosféricas, el cuidado visual de los observadores, etc. Por consiguiente, no es posible predecir con precisión el principio y la duración de los meses en estos calendarios. La mayoría de los judíos sigue un calendario precalculado.
El concepto tradicional surge con el ciclo de fase de la luna. El mes sinódico es el período que transcurre entre dos mismas fases consecutivas de la Luna, siendo su duración aproximada de 29,53 días. La causa de las fases de la Luna es que vemos la parte de la Luna que se ilumina por el Sol y ello depende de su posición relativa respecto al Sol (vista desde la Tierra). Ya que la Tierra gira alrededor del Sol, la Luna tarda un tiempo extra (después de completar un mes sideral) en volver a la misma posición con respecto al Sol. Este periodo más largo se llama sinódico. Debido a las perturbaciones de las órbitas de la Tierra y Luna, el tiempo real entre lunaciones puede variar entre 29,27 y 29,83 días, aproximadamente.
Los hallazgos arqueológicos demuestran que ya en el Paleolítico se contaba el tiempo usando las fases de la Luna. Asimismo, el mes sinódico es todavía la base de muchos calendarios.
El período real de la órbita de la Luna tomando como referencia las estrellas fijas se llama mes sideral, porque es el tiempo que toma la Luna para volver a la misma posición hacia las estrellas fijas en la esfera celeste. Vale aproximadamente 27 1/3 días por término medio. Este tipo de mes ha aparecido entre las culturas en el Medio Este, India y China de la manera siguiente: dividieron el cielo en 28 partes, caracterizando una constelación, durante cada día del mes de forma que se sigue la huella que la Luna deja entre las estrellas.
Es costumbre especificar posiciones de cuerpos celestiales con respecto al equinoccio vernal. Debido a la precesión de los equinoccios, este punto retrograda sobre la eclíptica. Por consiguiente, la Luna tarda menos tiempo para volver al equinoccio que al mismo punto entre las estrellas fijas. Así el mes trópico es ligeramente más corto que el mes sideral.
Es el tiempo medio que tarda la Luna en pasar de un perigeo (el punto de la órbita lunar en que esta más cerca de la Tierra) al siguiente. Un mes anomalístico tiene una duración media de 27.55455 días.
La órbita de la Luna está en un plano inclinado con respecto al plano de la eclíptica: tiene una inclinación de aproximadamente cinco grados. La línea de intersección de este plano con la eclíptica define dos puntos en la esfera celestial: los nodos ascendente y nodo descendente. Estos nodos no son fijos sino que giran retrogradando y dando una vuelta completa en aproximadamente 18.6 años. El tiempo que tarda la Luna para volver al mismo nodo es de nuevo más corto que un mes sideral (ya que los nodos van a su encuentro): esto se llama el mes draconítico, y tiene una duración media de aproximadamente 27 1/5 días. Es importante para predecir los eclipses: estos tienen lugar cuando el Sol, Tierra y Luna están en una línea. Ahora (como visto de la Tierra) el Sol sigue la eclíptica, mientras la Luna sigue su propia órbita, que es inclinada. Los tres cuerpos solo están en una línea cuando la Luna está cerca de la eclíptica, es decir, cuando está cerca de uno de los nodos. El término draconítico se refiere al dragón mitológico que vive en los nodos y regularmente se come el Sol o Luna durante el eclipse.
La duración media de los diferentes meses lunares no es constante. Así, junto a la lista, se da su variación lineal secular.
Utilizado normalmente en terminología legal, un mes natural es el tiempo que va desde el primer día de un mes hasta el último, incluidos ambos. Por lo tanto puede tener un valor de 28, 29, 30 o 31 días en función del mes en el que se utilice el término.
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