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Madre Rafols



María Rafols Bruna (5 de noviembre de 1781, Villafranca del Panadés, BarcelonaZaragoza 30 de agosto de 1853) fue la religiosa cofundadora de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y su primera superiora general. Tuvo una participación destacada en los Sitios de Zaragoza durante la guerra de la Independencia.[1]​ En 1994 fue beatificada por el papa Juan Pablo II.

María Rafols Bruna nació el 5 de noviembre de 1781 en Villafranca del Panadés, Barcelona.

Hija de un molinero. Tras la muerte de su padre, en 1794 ingresó en el monasterio femenino de San Gervasio, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, en Jerusalén.[1]​Tuvo una juventud sencilla y serena. Solo una cosa le preocupaba; entregarse a Dios y a los más necesitados.

En 1803 tuvo una ocasión de realizar duras tareas benéficas con motivo del desastre que se produjo en torno a Barcelona. En el mismo año conoció al Padre Juan Bonal, que fue durante muchos años su director espiritual.

El 28 de diciembre de 1804 llegó a Zaragoza un grupo de doce hermanos y doce hermanas reunidos por el Padre Bonal para hacerse cargo de los servicios del Hospital de Nuestra Señora de Gracia, fundado en 1425, respondiendo a la llamada de la Junta que lo regía.[1]

Fundó junto con el Padre Juan Bonal la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana,[2]​ para que a la manera de las Hijas de San Vicente de Paúl en Francia, se ocupara ante todo de la atención a los enfermos.[1]

En 1807 esa primera comunidad religiosa se prolongó en un principio a Huesca.[1]

Se presentó, con algunas Hermanas, al examen de flebotomía, ante la Junta del Hospital en pleno, para poder practicar la operación de la sangría, tan frecuente en la medicina de su tiempo.Y aunque muchos las juzgaron y no creían en ellas. Se graduaron como las mejores de la clase [2]

Al comenzar la guerra de la Independencia el papel de las hermanas fue muy destacado. Tras el primer Sitio de *Zaragoza* quedó destruido el gran edificio del Hospital de Nuestra Señora de Gracia y la Madre Rafols se ocupó de colocar a los 6 000 enfermos en diversos edificios oficiales y privados. Rescató objetos religiosos y artísticos. Consiguió ayudas, solicitándolas insistentemente no sólo al general Palafox sino incluso al sitiador.[1]

Cuando se retiraron los franceses el 14 de agosto de 1808 el Hospital estaba en ruinas. Los más de 4 000 heridos y enfermos se trasladaron a la Real Casa de Misericordia.[1]​ El 10 de diciembre de 1808 comenzó un nuevo asedio. La situación de la ciudad era trágica por la difusión de nuevas epidemias de peste. La Madre Rafols acompañada de dos Hermanas, se presentó ante el Mariscal Lannes en petición de ayuda. Les fueron concedidos víveres y un salvoconducto.[1]​ Atendió a los prisioneros e intercedió por ellos, logrando en algunos casos su libertad.[2]

Tras la ocupación de Zaragoza, la nueva Junta de la Sitiada impuso unas nuevas Constituciones a las Hermanas y el 12 de noviembre de 1811 aceptó la dimisión de la Madre Rafols, que quedó encargada de la sacristía. Después marchó a Orcajo (Daroca).

Tras la marcha de los franceses, en 1813 volvió a dirigir la Inclusa o Asilo-Cuna del Hospital que cuidaba a los niños huérfanos o sin hogar,[2]

En 1826 fue elegida de nuevo superiora hasta 1829.[1]

En 1834 fue ingresada en la cárcel de Predicadores acusada de complicidad en una conspiración contra la reina regente María Cristina de Borbón. Dos meses después fue puesta en libertad, y al año siguiente obtuvo sentencia eximiéndola de culpabilidad, pero fue desterrada a su pueblo natal. El destierro de 6 años lo pudo cambiar por Huesca, donde desde 1807 existía una casa de la misma Hermandad.[2]​ En 1841 fue autorizada a regresar a Zaragoza y volvió al Hospital destinada a la Inclusa.[1]

Se retiró en 1845 por tener su salud resentida y pasó una temporada en Belver de Cinca, Huesca.[1]​ Durante sus últimos años redactó escritos espirituales.[1]

Su cuerpo y su altar se hallan en la capilla del Noviciado de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana de Zaragoza.[1]

En 1908, centenario de los Sitios de Zaragoza, la patria y la ciudad de Zaragoza la proclamaron Heroína de la Caridad.[1]

Se inició una causa de beatificación que Pío XII suspendió en 1944. El 4 de diciembre de 1980 Juan Pablo II autorizó la reanudación del proceso. El 16 de octubre de 1994 fue beatificada por el papa Juan Pablo II.[1]

El 5 de noviembre se celebra su fiesta.[1]

Tiene una calle dedicada en Zaragoza y Sevilla. También lleva su nombre la Sala de Grados de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza.

En Maracaibo, Venezuela. Hay un hospital que lleva su nombre, abierto por un convenio entre la Iglesia y el Gobierno tras décadas de paro.[3]

Desde 1928 existe en Valera, Venezuela, el colegio y la capilla Madre Ràfols, regentados por las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. En el inicio, era una escuelita de párvulos y con el tiempo se convirtió en un centro educativo donde han estudiado varias generaciones de valeranos.[4]



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