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Maimará



Maimara («Estrella que cae» en lengua omaguaca)[cita requerida] es una localidad y municipio de Argentina ubicado en el departamento de Tilcara de la provincia de Jujuy. Su entorno geográfico pertenece a la quebrada de Humahuaca, y tiene como característica principal la policromía de sus cerros. El río Grande corre a escasos metros de allí. Existen quintas que abastecen de frutas y verduras a las localidades cercanas. La zona en el presente es poblada por habitantes de diversos orígenes, desde migrantes bolivianos, siendo estos los principales agricultores de dicho poblado, hasta migrantes de otras provincias argentinas que decidieron asentarse en Maimara.

Maimara está a una altura de 2334 msnm en la quebrada de Humahuaca, a 76 km de la capital de la provincia —San Salvador de Jujuy— con fácil acceso por la ruta nacional RN9.

Maimará y sus alrededores ofrecen posibilidades de turismo convencional, cultural, religioso y de aventura. Las montañas coloreadas, las fiestas y tradiciones son los objetivos buscados por los visitantes de otras provincias. Pero el pueblo es también un habitual lugar de descanso de los habitantes de la capital jujeña, que buscan un clima benigno en verano y la tranquilidad de esta pequeña población. También es visitada por turistas que desean acceder desde allí a otras localidades turísticas, como Purmamarca, Tilcara o Humahuaca.

Dado que el clima es templado, recibe visitantes durante todo el año.

Esta historia transcurre en la bella Maimara (Estrella que Cae) en lengua omaguaca, idioma que se hablaba en aquellos tiempos, cuando gobernaba desde el Cuzco el Inca Huayna Capac. Nada interrumpía la armonía de su gente, que convivía en equilibrio con todos los elementos de la naturaleza. El que estaba el frente de los maimaras era el curaca (cacique) Tupaj Kuntur (Cóndor con grandeza) orientaba sabiamente a su pueblo, con justicia y experiencia. Su hijo primogénito se llamaba Wayna Mallku (Cóndor Joven) este era muy apuesto, de nobles sentimientos, adornaba su personalidad, sus condiciones naturales por el arte, ya que era poeta y músico.[cita requerida]

Cierto día en las proximidades de la actual Chicape, conoció a Huarmi Sisa (Mujer en flor) una diosa menor del panteón andino, que tenía el don de corporizarse en ser humano. Era la encargada de velar por la comunidad maimareña y se área de influencia, que por supuesto, él no lo sabía. La había visto desde lejos recorriendo los corrales de llamas, acariciando suavemente a las crías, también en los sembradíos de maíz, las aguadas, los campos cubiertos de cardones, llevando en sus manos el dorado polen, depositándolo entre las carolas de los airampos en flor, también cuando jugaba con los kentis (picaflores) entre las flores azules de los alfalfares. Para no sorprenderla, en lo alto de un montículo próximo a donde se encontraba, comenzó a interpretar con su quena, un melancólico yarawi, ella, amorosamente giró la cabeza adornada con una vincha de oro, sus bellísimos ojos negros como un remanso insondable, se posaron en los ojos de wayna mallku mientras se le acercaba. Sobre la melodía cantaba versos improvisados que narraban una historia de amor.[cita requerida]

Así fue como se conocieron y se enamoraron. Juntos tomados de la mano se los veía recorrer los senderos pedregosos de Maimara. Siempre la acompañaba hasta Huichaira donde le dijo que vivía junto a sus abuelos, que en realidad eran los yatiris y mallkus de esta región de la nación omaguaca. En cierta ocasión, ella faltó a una de las acostumbradas citas. Sin dudarlo el joven se dirigió a Huichaira a la casa de los abuelos a preguntar por su amada. La casa donde lo recibieron estaba construida según el estilo inca, las paredes de piedras exactamente ajustadas, con puertas y ventanas cuyas bases eran más anchas que los dinteles, el techo de madera de cardón y paja, el piso de arcilla roja muy bien compactada y alisada, en el interior se destacaban los altares dedicadas a la diosa Quilla (Luna) y a Tata Inti (Sol), el perfume de los saumerios de tola coa hacían más agradable aquel ambiente religioso. El yatiri más anciano le dice que le será imposible aspirar a concretar su amor por Huarmi Sisa, ya que en realidad era una diosa y como tal no pertenecía a este mundo. Huayna Mallku no podía dar crédito a este fantástico relato, de ninguna manera se daría por vencido, su amor por Sisa no conocía de razones. Fervientemente invoca a todos los dioses y le pide que le posibiliten mostrarle a Sisa algo impactante para regalárselo en prueba de su amor.[cita requerida]

Cierto día, antes de la fiesta del Inti Raymi, sus ruegos fueron escuchados, un nublado gris cubrió todo el cerro Negro de Maimara, una tenue llovizna otoñal colmaba el aire anunciando presagios. Poco antes del Amanecer, una misteriosa lluvia de luz que precedió a la caída de una fulgurante estrella, una misteriosa luz al principio suave fue aumentando de intensidad, este fenómeno solo fue advertido por los mallkus y yataris de la tribu. Cuando el Tata Inti iluminó la comarca maimareña, milagrosamente, la base del cerro Negro se había transformado en una ladera de variadas formas y llamativos colores, algunas todavía no interpretadas, en ellas los dioses inscribieron el calendario solar y lunar, como también, la precesión de los equinoccios, además la figura de un guerrero del futuro que liberaría de la opresión a los descendientes de la nación andina.[cita requerida]

La Paleta del Pintor: es la principal característica del paisaje maimareño, impresionante formación geológica constituida por los cerros multicolores que recuerdan una paleta de pintura. Estos plegamientos corresponden a los periodos terciarios y cuaternarios. La Paleta torna bello los amaneceres del poblado y muy coloridas las tardes en que el sol reaviva los colores con fuerza y encanto.

Posta de Hornillos: emplazada a 3 km de la entrada sur de Maimara por la RN 9, es una bicentenaria posta que unía el Alto Perú con el virreinato del Río de la Plata, además fue cuartel general de vanguardia del Ejército de la Independencia. Fue restaurada y actualmente es un museo que recrea con precisión la manera de vivir de siglos pasados; está dividido en tres secciones: «Origen de las Postas», «Testimonios de la Guerra de la Independencia» y «Los Medios de Transportes».

Antigal de Hornillos: se sitúa en las inmediaciones de la Posta de Hornillos y solo puede ser visitada con guía por ser un importante patrimonio arqueológico que testimonia la presencia humana en la Quebrada desde hace 10 milenios.

Cementerio Nuestra Señora del Carmen: se encuentra en la margen este de la RN 9 en la entrada norte de Maimara. Su imagen llama la atención por ser un cementerio colorido y ubicado en lo alto de una loma. Según dice la gente más anciana de la región, esta ubicación en altura es para acercar la conexión con el Tata Inti. Esta necrópolis es una de las más interesantes de la quebrada de Humahuaca. Se destaca la curiosa arquitectura algunas bóvedas de comienzo del siglo XX, con remates apunteados, curvos y mixtilinios. La accesibilidad al lugar es buena y se realiza caminando.

Cultivos en San Pedrito: la localidad de Maimara se caracteriza por ser un pueblo agrícola, sus cultivos de verduras y flores el la zona de San Pedrito dan a las quintas de Maimara una particular vista de texturas y colores.

Puente Natural: se encuentra a 3,5 km del pueblo de Maimara. Es una bella formación geológica, moldeada por trabajo del agua y del viento a lo largo de los años, que encanta tanto por su impresionante forma como por su ubicación en medio a cerros y cardones característicos de la región. La vista al puente natural da al caminante la posibilidad de integrarse con la naturaleza en su plenitud.

Antigal Iruyto: ubicado a 2800 m del centro del pueblo, cerca de la Puente Natural, es un lugar considerado sagrado por los maimareños actuales y los pueblos originarios que lo habitaban la zona en la época prehispánica.

Antigua Iglesia: en Maimara puede visitarse la Iglesia de Maimara, data de la época Colonial Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria.

Molino de Chicapa: en el noroeste de la localidad es el Molino de Chicapa, antiguo establecimiento harinero, al otro lado del río Grande, en La Banda. Construido en 1888 con material de la zona y piedras de moler traídas de Iruya, su producción de harina abastecía una amplia región y servía para la elaboración de chicha, bebida tradicional consumida durante sus festividades.

En colectivo desde la ciudad de San Salvador de Jujuy, el tiempo de viaje es de aprox. 2 horas. Desde Maimara a pueblos cercanos como Tilcara y Purmamarca que se puede recorrer con auto, colectivo, taxis, bicicleta y hasta caminando.

Desde Buenos Aires y las provincias del centro del país se llega por las Rutas Nacionales 9 y 34. Por la RN 9 el camino entre las ciudades de Salta y San Salvador de Jujuy es un bello camino de cornisa. Por la RN 34 es más directa y empalma con la Ruta Nacional 66 hacia la ciudad de San Salvador.

Desde la región de Antofagasta en Chile se llega por el paso fronterizo de Jama – Ruta 52 hasta Purmamarca, donde sigue por la RN 9 más 16 kilómetros en dirección al norte.

Desde la Quebrada se puede seguir hasta Bolivia con conexiones por autobús o por tren (en territorio boliviano desde Villazón - ciudad fronteriza con Argentina - hasta Uyuni u Oruro).

De acuerdo con el censo de 2010, la población del municipio era de 4036 habitantes.[1]

El Carnaval de Maimara es único en el mundo, hecho por «Comparsas» y «Agrupaciones», es muy divertido y colorido.

En la Semana Santa se hace el «Vía crucis viviente», muy bonito y peculiar.

En agosto se celebra el culto a Pachamama, donde se realizan ofrendas con comidas y bebidas a la Madre Tierra.

En la fiesta de Santa Ana, el 26 de julio, se realiza una feria donde es posible encontrar todo tipo de objetos y comidas en miniatura, costumbre presente en casi todas los pueblos de la Quebrada y la Puna jujeña.



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