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Mancomunidad Británica de Naciones



La Mancomunidad de Naciones (en inglés Commonwealth of Nations), antiguamente Mancomunidad Británica de Naciones (British Commonwealth of Nations), es una organización compuesta por 54 países soberanos independientes y semi independientes que, con la excepción de Mozambique y Ruanda,[1]​ comparten lazos históricos con el Reino Unido. Su principal objetivo es la cooperación internacional en el ámbito político y económico, y desde 1950 la pertenencia a ella no implica sumisión alguna a la Corona británica, aunque se respeta la figura del monarca del Reino Unido. Con el ingreso de Mozambique, la organización ha favorecido el término Mancomunidad de Naciones para subrayar su carácter internacionalista. Sin embargo, el adjetivo británico se sigue utilizando con frecuencia para diferenciarla de otras mancomunidades existentes a nivel internacional.

La reina Isabel II del Reino Unido es la cabeza de la organización, según los principios de la Mancomunidad, «símbolo de la libre asociación de sus miembros».

La organización tiene sus orígenes en la Conferencia Imperial de 1930, cuando el gobierno británico reconoció ciertos derechos de autodeterminación de sus colonias e inició los trabajos que culminaron con el Estatuto de Westminster en 1931, y que dieron origen a la Mancomunidad (en ese entonces consistente en un puñado de excolonias aún leales a la monarquía). Hacia el interior es administrada por una Secretaría General con sede en la ciudad de Londres y que, en la actualidad, es ocupada por el indio Kamalesh Sharma. Otras organizaciones hermanas que colaboran con los esfuerzos de la Secretaría General son la Fundación de la Mancomunidad (en inglés, Commonwealth Foundation) y la Mancomunidad del Aprendizaje (en inglés, Commonwealth of Learning) con sede la primera en Londres y la última en la ciudad de Vancouver, Canadá.

Similares iniciativas de unir los vínculos y lazos de cooperación entre naciones con nexos lingüísticos, culturales e históricos son la Organización de Estados Iberoamericanos, la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa o las instituciones internacionales de la Asociación de Academias de la Lengua Española respecto a las naciones bajo la influencia de España y Portugal, y la ya extinta Unión Francesa y la actual Organización Internacional de la Francofonía respecto al Imperio francés.

Aunque su estructura y dinámica difiere, tanto la Mancomunidad Británica de Naciones como la Organización de Estados Iberoamericanos se asemejan en el esfuerzo por fomentar la cooperación y amistad entre eximperios (coloniales en el caso del británico) y sus antiguos dominios.


En 1884, durante su visita a Australia, el primer ministro Archibald Primrose describió el cambio del Imperio Británico, ya que alguna de sus colonias se hicieron más independientes, como una "Comunidad de Naciones". Conferencias de primeros ministros británicos y coloniales se produjeron periódicamente desde principios de 1887, dando lugar a la creación de las Conferencias Imperiales en 1911.

La Mancomunidad se desarrolló a partir de las Conferencias Imperiales. Una propuesta concreta fue presentada por Jan Smuts en 1917 cuando acuñó el término "la Mancomunidad Británica de Naciones", y prevé las "relaciones y reajustes constitucionales futuras en esencia" en la importante Conferencia de Paz de 1919, a la que también asistieron delegados de los dominios, así como Gran Bretaña. El término recibió el reconocimiento imperial legal por primera vez en el Tratado Anglo-Irlandés de 1921, cuando el término "Mancomunidad Británica de Naciones" (en inglés: British Commonwealth of Nations) sustituyó a "Imperio Británico" en la redacción del juramento tomado por los miembros del Parlamento del Estado Libre de Irlanda.

En la Declaración Balfour en la Conferencia Imperial 1926, se establece que Gran Bretaña y sus dominios eran "iguales en estatus, en modo alguno subordinado a otro en cualquier aspecto de sus asuntos internos o externos, aunque unidos por la lealtad común a la Corona, y libremente asociados como miembros de la Mancomunidad Británica de Naciones". Estos aspectos de la relación se formalizaron por el Estatuto de Westminster en 1931, que se aplica a Canadá sin necesidad de ratificación, pero Australia, Nueva Zelanda y Terranova tuvieron que ratificar el estatuto para entrar en vigor. Terranova nunca lo hizo, ya que el 16 de febrero de 1934, con el consentimiento de su parlamento, el gobierno de Terranova terminó voluntariamente y su gobierno pasó al control directo de Londres. Terranova más tarde se unió a Canadá como su décima provincia en 1949. Australia y Nueva Zelanda ratificaron el Estatuto de 1942 y 1947, respectivamente.

Después de que la Segunda Guerra Mundial terminara, el Imperio británico fue desmantelado poco a poco salvo los 14 territorios de ultramar británicos aún en poder del Reino Unido. En abril de 1949, a raíz de la Declaración de Londres, la palabra "británico" fue eliminada del título de la Commonwealth para reflejar su naturaleza cambiante. Birmania (también conocida como Myanmar, 1948) y Aden (1967) son los únicos estados que eran colonias británicas en el momento de la guerra que no se han unido a la Comunidad después de la independencia.

Los antiguos protectorados británicos y mandatos que no se convirtieron en miembros de la Commonwealth son Egipto (independiente en 1922), Irak (1932), Transjordania (1946), la Palestina británica (parte de la cual se convirtió en el estado de Israel en 1948), Sudán (1956), Somalilandia británica (que se había unido a la antigua Somalia italiana en 1960 para formar Somalia), Kuwait (1961), Baréin (1971), Omán (1971), Qatar (1971), y los Emiratos Árabes Unidos (1971).

Irlanda abandonó la Mancomunidad a partir del 18 de abril 1949 dando vigencia a la Ley de la República de Irlanda de 1948 que había entrado en vigor el mismo día y la ley británica sobre Irlanda de 1949 con efecto retroactivo. Irlanda de hecho no había participado activamente en la Comunidad desde principios de la década de 1930 y finalmente la abandonó, otros dominios sin embargo deseaban convertirse en repúblicas sin cortar sus lazos con Gran Bretaña. El asunto se trató en abril de 1949 en una reunión de primeros ministros de la Commonwealth en Londres. Bajo la Declaración de Londres, aceptada por la India, cuando se convirtió en una república en enero de 1950, accedió a aceptar al soberano británico como un "símbolo de la libre asociación de sus naciones miembros independientes y como tal, el Jefe de la Commonwealth". Al oír esto, el rey Jorge VI dijo al político indio Krishna Menon : "Así que, me he convertido 'en mí mismo' ".

Los otros países de la Commonwealth reconocieron la afiliación continua de la India a la asociación. Ante la insistencia de Pakistán, la India no sería considerada como un caso excepcional y se asumió que los otros estados recibirían el mismo trato que a la India. La Declaración de Londres es comúnmente vista como un evento que marcó el inicio de la Commonwealth moderna. Siguiendo el precedente de la India, otras naciones se convirtieron en repúblicas o monarquías constitucionales con sus propios monarcas, mientras que algunos países adoptan el mismo monarca del Reino Unido, pero sus monarquías desarrollarían de manera diferente y pronto se convirtieron independientes de la monarquía británica en su totalidad. El monarca es considerado como una entidad independiente de la entidad jurídica de cada ámbito, a pesar de que la misma persona es monarca de cada reino.

Debido al crecimiento de la Mancomunidad, el Reino Unido y los dominios previos al 1945 llegaron a conocerse, aunque de forma informal, como la Antigua Mancomunidad. Los planificadores en el período de "entreguerras", como Lord Davies, que también había tenido "un papel importante en la construcción de la Sociedad de las Naciones" en los Estados Unidos, en 1932 fundó la Sociedad de la Nueva Mancomunidad, de la que Winston Churchill se convirtió en el presidente. Esta nueva sociedad tenía por objeto la creación de una fuerza aérea internacional para ser el brazo de la Liga de las Naciones, para permitir a las naciones desarmar y salvaguardar la paz.

El término Nueva Mancomunidad se ha utilizado en Gran Bretaña (sobre todo en los años 1960 y 1970) para referirse a los recientemente descolonizados países, predominantemente no-blancos y en desarrollo. Se utiliza a menudo en los debates sobre la inmigración de estos países.

El ingreso de Mozambique en el año 1995 desencadenó una polémica a nivel internacional, pues la antigua colonia portuguesa en África no tenía nexo alguno con la comunidad británica y la maniobra fue calificada como una suerte de neoimperialismo cultural y económico en una región afligida por la pobreza. La secretaría general de la organización justificó el hecho con la aparente cooperación de Mozambique en la cruzada de la Mancomunidad contra el racismo en África, particularmente en Sudáfrica y Zimbabue. Para evitar situaciones similares, a partir de la Cumbre de Edimburgo en 1997 la organización limitó la incorporación solo a aquellas naciones que posean algún vínculo constitucional con las naciones de la Mancomunidad y se comprometan a respetar las normas y convenciones existentes en la misma. Sin embargo, en noviembre de 2009 se repitió la situación con Ruanda, antiguo protectorado alemán y luego belga y por lo tanto sin relación alguna con la comunidad británica, al ser aceptado como miembro 54 de la Mancomunidad en la LXI reunión celebrada en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago.[2]

Actualmente la Mancomunidad carece de constitución pero sus miembros se comprometen voluntariamente a cumplir con la Declaración de Principios de la Mancomunidad firmada en Singapur en 1971 y ratificada en la Declaración de Harare de 1991. En términos generales la Declaración reconoce la importancia de la democracia y el buen gobierno, el respeto a los derechos humanos, la igualdad entre el hombre y la mujer, el respeto a las leyes y el desarrollo socioeconómico sostenible. La financiación de la organización proviene de los gobiernos que participan con una cuota calculada a partir del producto nacional bruto y el tamaño de la población de cada país.

Como dato anecdótico, una característica de los países de la Mancomunidad es que generalmente su sentido de circulación es por la izquierda, diferenciándose de los otros países donde es por la derecha. Las excepciones son Belice, Canadá, Gambia, Ghana, Nigeria y Sierra Leona, ya que, a pesar de ser antiguas colonias británicas y ser miembros de la Mancomunidad, establecieron su sentido de circulación por la derecha a fin de estar en línea con sus vecinos. Otro caso similar es el de Ruanda, donde al igual que en los países anteriormente mencionados, se conduce por la derecha, pero esto es debido a que Ruanda fue colonia belga en el pasado y no británica. También ocurre un caso similar con Camerún, en África, y Vanuatu, en Oceanía, que a pesar de ser miembros de la Mancomunidad de Naciones, tienen el sentido de circulación por la derecha, debido a la influencia francesa durante el pasado colonial de ambos países.

Otra característica de los países de la Mancomunidad es que las misiones diplomáticas de cada país en los otros son llamadas altas comisiones en vez de embajadas.

La Mancomunidad de Naciones tiene una presencia importante en los cinco continentes. Los 54 países miembros forman una comunidad de casi dos mil millones de personas, casi la tercera parte de la población mundial. Sin embargo, a lo largo de su historia ha habido varios incidentes que han obligado a la institución a suspender la participación de algún país, generalmente por violaciones a los derechos humanos:

América

Europa

Oceanía



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