María Ana de Austria (1804-1858)

María Ana de Austria y Borbón-Dos Sicilias (en alemán: Maria Anna Franziska Theresia Josepha Medarde) (Viena, 8 de junio de 1804 - Viena, 28 de diciembre de 1858) fue archiduquesa de Austria, hija del emperador Francisco I de Austria y de su esposa María Teresa de las Dos Sicilias (1772-1807).

María Ana Francisca Teresa Josefa Medarda, nació en el Palacio Imperial de Hofburg en Viena. Pertenecía a la Casa de Habsburgo, familia noble y una de las más antiguas dinastías de Europa, que gobernó Austria desde 1282 hasta 1918. Era hija del último emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco II (1768-1835), (que, desde 1804, se convirtió en emperador de Austria con el título de Francisco I, porque Napoleón exigió su renuncia en el año en que fue coronado emperador de los franceses), y su segunda esposa y prima María Teresa de las Dos-Sicilias, princesa de las Dos Sicilias, hija del rey Fernando I y de su esposa María Carolina de Austria. Francisco, su padre, era viudo de Isabel Luisa Guillermina de Württemberg, que murió sin hijos en 1790, se casó por tercera vez con María Luisa de Austria-Este, que era como la madre de María Ana, quien no tuvo hijos y murió en 1816, y tomó cuarto matrimonio con Carolina Augusta de Baviera, que murió sin hijos en 1873.

Debido al parentesco entre sus sus padres, sus hermanos resultaron ser víctimas de una endogamia dinástica. Cinco de sus hermanos no pasaron la infancia. Su hermano Fernando, más tarde Fernando I de Austria, nació con hidrocefalia, y fue esquizofrénico y su vida dependía de los empleados y un consultor.

Mientras que María Ana nació severamente discapacitada, tanto física (se dice que sufrió una deformidad facial horrible) como mentalmente. Sus otros hermanos, María Luisa, la esposa de Napoleón, y Francisco Carlos, el padre del emperador Francisco José I, padecieron de grandes variaciones del humor, mientras que su hermana María Clementina supuestamente, sufrió de muy mala salud durante toda su vida. La excepción fue su hermana mayor, y más tarde emperatriz de Brasil, María Leopoldina, quien fue bendecida con una gran inteligencia, curiosidad, agilidad mental y talento artístico por encima del promedio.

María Ana pasó casi toda su vida confinada en un apartamento en el Palacio de Schönbrunn. En 1835 fue trasladada al Palacio de Hetzendorf, donde pasó el resto de su vida y donde murió el 28 de diciembre de 1858.