Margarita de Saboya (en italiano, Margherita di Savoia; Turín, 28 de abril de 1589-Miranda de Ebro, 26 de junio de 1655), aristócrata española, fue duquesa de Mantua y virreina de Portugal entre 1634 y 1640.
Fue hija de Carlos Manuel I de Saboya y de la infanta Catalina Micaela de Austria, nieta del rey Felipe II de España y prima de Felipe IV. Se casó en Turín el 19 de febrero de 1608 con Francisco IV Gonzaga, matrimonio del que nacieron:
En 1612 su marido sucedió a su padre, Vicente I Gonzaga, como duque de Mantua y Montferrato, pero a los pocos meses murió. Como el único hijo varón del matrimonio había muerto, el sucesor del ducado de Mantua fue el hermano de su marido, mientras que el de Montferrato fue una herencia disputada, pues había sido históricamente un margraviato, heredable también por las mujeres. De hecho, se había unido a la dinastía principesca de Mantua (los Gonzaga) por la boda de Margarita Paleólogo, margravina de Montferrato, en 1531. Por consiguiente, las demandas de la niña María fueron atendidas y la duquesa viuda Margarita fue nombrada regente de Monferrato.
El punto seguía siendo casi discutible —María seguiría siendo menor de edad hasta la próxima década— y en última instancia, los hermanos del duque Francisco no pudieron producir ninguna sucesión legítima. La herencia entera se convirtió en causa de la guerra de sucesión de Mantua (1627-1632).
Casaron a María en 1627 con Carlos, duque de Rethel (1609-1631), el hijo mayor del heredero varón de la distante Casa de Gonzaga, Carlos I, duque de Mantua (1580-1637), para unir a dos de los pretendientes a la sucesión de Mantua. Tuvieron que guerrear, pero al fin su línea prevaleció y consiguió el reconocimiento universal como duques de Mantua y de Montferrato.
Tras de la muerte en 1633 de su tía materna, la archiduquesa Isabel Clara Eugenia, duquesa consorte de Luxemburgo y virreina de los Países Bajos, su hermano Víctor Amadeo deviene heredero de los derechos de su abuela, Isabel de Valois, hija mayor y heredera del rey Enrique II de Francia y Catalina de Médici.
Ella tenía lazos ancestrales con Portugal: dos de sus bisabuelas (Isabel de Portugal y la duquesa Beatriz de Saboya) eran hijas del rey Manuel I de Portugal. En 1635, su primo Felipe IV de España la nombra virreina de Portugal.
Tras el fallecimiento del conde de Basto, fue nombrada virreina de Portugal (que formaba entonces una unión dinástica aeque principaliter con los demás reinos españoles), adonde viajó el 23 de diciembre de 1634. Para este nombramiento fueron precisos los esfuerzos de Diego Soares, del Consejo de Portugal en Madrid, valido del conde-duque de Olivares y pariente de Miguel de Vasconcelos, que en 1653 fue nombrado secretario de Estado de Portugal.
En la sublevación de 1640, tras del asesinato de Miguel de Vasconcelos, la duquesa intentó calmar los ánimos del pueblo, amotinado en la Plaza del Mercado de Lisboa. Al no conseguirlo se encerró en su cuartel general en Lisboa, pero su poder se colapsó. El nuevo gobernador permitió que partiera para España.
La rebelión portuguesa duró 28 años, y proclamó al duque de Braganza (que poseía derechos al trono) como Juan IV de Portugal.
Murió en 1655 en la Casa de los Urbina de Miranda de Ebro, España. Su hija María le sobrevivió, con dos nietos; su hija Leonor, casada con el emperador Fernando III de Habsburgo, y el duque reinante de Mantua, Carlos II. A su muerte, ambos nietos le habían dado bisnietos.
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