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Marinus van Reymerswaele



Marinus Claeszoon van Reymerswaele (Reimerswaal, hacia 1489-fallecido probablemente en Goes, hacia 1546/1556) fue un pintor flamenco.

La documentación a él referida es muy escasa y es mucho lo que se desconoce de su biografía. El apellido por el que actualmente se le conoce es en realidad el topónimo de la que sería su ciudad natal en el condado de Zelanda, en los actuales Países Bajos, un topónimo que dejó de emplear en la firma de sus cuadros a partir de 1540.[1]​ Se ha supuesto que pudo ser hijo de Nicolaes van Zierikzee, topónimo de la que por entonces era segunda ciudad de Zelanda, a quien se documenta como pintor en 1475, inscrito como maestro libre en el gremio de San Lucas de Amberes. En tal caso su nombre completo sería Marinus Claes'son o Nicolaes'son, pero en sus firmas nunca empleó el patronímico y en 1531, al serle encargado un mapa de Zuid-Beveland por el tesorero municipal —único registro en vida del pintor relativo a los encargos que pudieran haberle sido confiados— se le llama Marinus Jansz., es decir, hijo de Jan, precisándose en el documento su condición de pintor con residencia en Remmerswale.[2]Karel van Mander, por su parte, se refirió a él en sus biografías de pintores de 1604 como «Marinus de Zeeuw», esto es, de Zelanda.[3]

En 1504 Marinus nicolai de romerswalis, de la diócesis de Utrecht, se matriculó como estudiante pobre (pauperes , ex Castro) en la Universidad de Lovaina, siendo admitido en la Pedagogía del Castillo, una de sus tres facultades.[4]​ No hay más rastro de su paso por la universidad, pero las múltiples inscripciones tanto en latín como en neerlandés medio que se encuentran en sus cuadros, copiadas con buena caligrafía de documentos auténticos, revelan una sólida formación, con conocimientos también de los procedimientos administrativos.[5]​ Aunque los protagonistas de algunos de sus más célebres cuadros son, según la interpretación tradicional, cambistas, ninguno de esos documentos recoge operaciones de cambio de moneda. Se trata, por el contrario, de actuaciones propias de funcionarios edilicios, como el cobro de impuestos, pagos de anualidades y otras cuestiones administrativas.[6]​ Escritas con pincel y al óleo con el cuadro terminado y una vez que las capas de pintura estaban ya totalmente secas, la estrecha semejanza de su meticulosa caligrafía hace creíble que en las obras autógrafas todas esas inscripciones fuesen escritas por la misma persona.[7]

Fuera de las cuestiones administrativas, no se encuentran en esas múltiples inscripciones elementos relevantes de carácter biográfico a excepción de lo que parece ser una amistosa dedicatoria a Quentin Massys en Los recaudadores de impuestos del Ermitage, lo que, unido a la manifiesta influencia del maestro de Amberes sobre Marinus y la coincidencia en algunos de sus temas favoritos, hace pensar que tras dejar la universidad lovaniense pasase algún tiempo en Amberes, en estrecho contacto con Massys y quizá trabajando en su taller.[4][8]

Pero de esa posible estancia en Amberes no hay más testimonio que el registro en el gremio de San Lucas de Amberes, en 1509, y como aprendiz del pintor de vidrio Symon van Dale, de un Moryn (variante de Marinus) Claessone de Seeu (Zelanda).[9]​ No se conocen documentos que en vida del pintor mencionen cualquiera de sus obras y su nombre no aparece en ninguno de los inventarios de los príncipes y grandes coleccionistas publicados hasta ahora, de donde se puede deducir, en opinión de Christine Seidel, que fuese cual fuese el tiempo pasado en Amberes, toda su obra conservada, con fechas comprendidas entre 1533 y 1543, la realizó en su natal Zelanda, «en la periferia de los grandes centros de creación artística de la época».[10]

El 5 de noviembre de 1530 los diques se rompieron y la parte oriental de la isla de Zuid-Beveland se inundó. Reymerswale, aunque sufrió la inundación y destrucciones, se libró de una mayor catástrofe gracias a sus murallas, pero con la subida de las mareas quedaba aislada y los daños en los diques no pudieron impedir nuevas inundaciones. La ciudad sufrió un fuerte declive económico y muchos de sus habitantes salieron de ella, trasladándose a localidades vecinas, como Zierikzee o Goes, que se convertiría en la nueva capital de Zuid-Beveland,[11]​ hasta el definitivo abandono de Reymerswale, ya en la década de 1630. Tales dificultades pueden explicar el traslado de Marinus a Goes, donde se le encuentra documentado entre 1540 y 1546. Se trata de litigios por cuestiones menores, en los que se dirimen pequeñas deudas, figurando siempre en los documentos simplemente como Marinus «el pintor». La información sobre la naturaleza de su trabajo proporcionada por esos documentos lo presenta atendiendo a trabajos de un carácter muy secundario. La última vez que aparece registrado su nombre, en 1546, es en un documento de cobro de 15 groses pagados por el gremio de comerciantes por la pintura de su escudo en unos baldes de cuero para incendios.[1]​ No está registrada en los archivos su muerte, que podría haber ocurrido ese mismo año 1546 y, en todo caso, antes del 22 de abril de 1556, cuando en documentos de venta de la que había sido su casa aparece como residente en ella Lisbeth, identificada como la viuda del pintor Marinus.[12]

Lo que se conoce de la obra de Marinus se centra en un reducido número de temas: los llamados cambistas y recaudadores de impuestos ocupados en actividades financieras, el bufete de abogados y unos pocos temas del Nuevo TestamentoLa vocación de Mateo (Mt 9, 9-13; Mc 2, 13-14; Lc 5, 27-32) y la Parábola del administrador infiel (Lc 16, 1-13)— cuyos sujetos, relacionados también con la recaudación de impuestos y la administración desleal, podrían proporcionar claves para la interpretación de aquellos, además de las distintas versiones de san Jerónimo en su estudio y una Virgen con el Niño.[13]​ De varias de esas composiciones —algunas, a su vez, derivadas de composiciones de Quentin Massys— se conocen además réplicas y variaciones autógrafas o producidas en el taller y numerosas copias de sus seguidores e imitadores, dificultando las atribuciones. Solo de los recaudadores de impuestos (Louvre y Ermitage) se han catalogado hasta sesenta ejemplares, entre originales y copias, algunos relacionados con Massys.[14]

La interpretación de sus temas ha girado en torno a cuestiones morales aunque tampoco han faltado intentos de explicar sus asuntos como auténticos retratos. La condena de la usura por la Iglesia medieval y la consiguiente descalificación de las actividades económicas basadas en el manejo del dinero por despertar la codicia en mercaderes y prestamistas, señalados en la abundante literatura moral de la época por su avaricia, ha hecho que sus asuntos se interpreten del mismo modo como alegatos contra las actividades dinerarias, incluso en la forma de referirse a sus protagonistas, que en algunos inventarios reciben el título de Los avaros. Así, una de las muchas copias de los recaudadores de impuestos, que debió de ser pintada por un hábil imitador de Marinus para el mercado francés, pues es el idioma de sus inscripciones, adquirida probablemente por Ana de Dinamarca en 1619 y conservada actualmente en el Royal Collection Trust (RCIN 405707), en la Venta de la Commonwealth fue vendida por 5 libras como copia de Quentin Massys con el título de 2 usureros,[15]​ y, recuperada tras la Restauración, fue inventariada en 1666 en el Palacio de Whitehall como Dos judíos escribiendo en un libro con dinero y una joya.[16]

Las muecas caricaturescas de alguno de los recaudadores y los extravagantes tocados, especialmente en las figuras masculinas, perseguirían el mismo fin de satirizar la actividad económica, pero es posible que al adoptar esa extraña indumentaria, adaptación original y nunca usada de los capirotes o capirones con flecos empleados en el siglo anterior, el pintor buscase simplemente distanciarse del momento de la acción, situándola en un pasado intemporal a fin de universalizar su mensaje.[17]​ Cabe mencionar en este sentido el cuadro de Quentin Massys, El prestamista y su mujer (Louvre), en el que la mujer pasa las hojas de un libro de horas iluminado con una imagen de la Virgen con el Niño, o la primitiva inscripción tomada del Levítico, 19, 36, en el marco de una obra de estas características de Massys: «Tened balanzas exactas, pesas exactas».[18]​ Aunque en su composición Marinus partió de la obra de Massys, sustituyó el libro de oraciones por un libro de cuentas en manos de la mujer. Sin embargo, la vela apagada en el anaquel podría todavía entenderse como una admonición y un aviso, con el recuerdo de la muerte, para enderezar la vida hacia la virtud y obrar con justicia en los tratos.[19]

Marinus empleó en todos los cuadros analizados tablas de madera de roble de buena calidad procedente del Báltico y en su preparación se sirvió de un aparejo de blanco de creta.[20]​ Tanto en la imprimación como en las capas pictóricas los pigmentos empleados son los habituales en los Países Bajos (albayalde, bermellón, laca roja, azurita, amarillo de plomo y estaño, negro carbón, esmalte y diversas tierras) aglutinados siempre con aceite de lino.[21]​ Mayor variedad hay en el dibujo subyacente y las técnicas empleadas para encajar las escenas. En unos pocos casos (La vocación de san Mateo del Thyssen y los recaudadores de impuestos del Louvre) el dibujo subyacente está hecho a mano alzada, con trazos rápidos aplicados con gran soltura y espontaneidad y numerosas correcciones, tanto en el dibujo previo como al aplicar la capa de color.[22]

Se trata, en estos casos, de primeras composiciones, empleadas en posteriores réplicas efectuadas en el mismo taller sirviéndose de dos procedimientos: el calco, a partir de la obra acabada, y la trasposición mediante cuadrícula de dibujos y bocetos previos. El primer procedimiento se empleó en la pintura de los recaudadores de impuestos de la National Gallery, donde se ha podido comprobar la utilización de un calco obtenido del original del Louvre,[23]​ y en El cambista y su mujer del Prado, fechado en 1538, obtenido de un original perdido, con la particularidad en este caso de la introducción de variaciones inexistentes en el calco al aplicar el color, la más significativa de ellas en el tocado de la mujer, lo que convierte a este cuadro en cabeza de serie del resto de versiones del mismo asunto conservadas.[24]​ El aspecto final de las pinturas de Marinus es de una gran precisión en el dibujo, particularmente minucioso en la descripción de manos y rostros, a base de finas pinceladas de sombreado y resaltes de luz,[25]​ así como en algunos de los objetos representados, tales como libros y monedas, plenamente identificables.[26]

El núcleo más numeroso de su escasa producción se conserva en Madrid: cinco pinturas propiedad del Museo del Prado (una de ellas en el Monasterio de El Escorial como préstamo permanente) y otras dos repartidas entre el Museo Thyssen-Bornemisza y la Real Academia de San Fernando. En parte gracias a ello, el Prado ha inaugurado la primera exposición monográfica sobre Marinus en marzo de 2021.[27]​ Los números de su catálogo son los utilizados en la siguiente tabla.



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