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Marquesado de Eguaras



Marqués de Eguarás es un título nobiliario de la Corona de Aragón, concedido por Real Cédula de Su Majestad el Rey Don Felipe V, el 7 de marzo de 1703, y Real Despacho de 31 de julio de 1703, a favor de don Francisco Antonio de Eguaras Pasquier Beaumont Díez-Aux de Armendáriz y Conchillos de Lihory, 10 º Señor de Barillas, 10º Señor de la Torre del Vedado de Eguarás, (Castillo de Peñaflor, las Bárdenas Reales), Baile, Juez y Merino de la villa de Tarazona, Caballero de la Orden de Santiago, Mayordomo de don Juan José de Austria, Ministro Togado del Real Consejo Supremo de Aragón, Doctor en Derecho y abogado del Consejo de Aragón, en reconocimiento por sus servicios como Enviado Extraordinario ante la Corte de Luís XIV, representando a S.M. don Felipe V en los funerales del Duque de Orleans en Saint Denis, que había fallecido el 9 de junio de 1701, y por su participación directa como defensor de la causa Borbónica en la Guerra de Sucesión, en la que reclutó una coronelía con la que participó en las batallas del frente de Aragón con su regimiento, en compañía de sus hijos.

Fue concedida la merced para sí y sus sucesores legítimos, según consta expresamente en el Real Despacho.

«La generosidad y liberalidad de reyes y príncipes en ningún momento brilla más que cuando a súbditos y vasallos, que han hecho méritos ante ellos y se muestran totalmente inclinados y dispuestos a respetar a su Rey, los condecoran y recompensan con favores y gracias y los elevan y enaltecen a un grado más alto de excelencia y dignidad, especialmente si todo ello va acompañado por la nobleza de sangre, la inclinación al servicio del Rey y una elevada e ínclita honestidad […]».[1]

En 2018 se expidió carta de sucesión a favor de Emilio Drake y Canela.[2]

El título toma su nombre de la localidad homónima de Eguaras, sita en la Comunidad Foral de Navarra, perteneciente al municipio de Atez, merindad de Pamplona, comarca de Ultzamaldea. El apellido asociado a la pertenencia u origen en dicha localidad, se instala con el paso del tiempo en la ciudad de Tudela, de la que procede el linaje. Aunque originariamente es utilizada la forma Eguaras, también es cierto que durante el siglo XVI se contrae en la forma Guaras.

La estirpe tudelana de los Eguaras, también conocidos como Guaras, de la que desciende el fundador del título de marqués de Eguaras, tiene su origen en el matrimonio del tuledano Antón de Guaras con la turiasonense María Conchillos de Liori, que propiciaría el establecimiento de este linaje de infanzones, señores y caballeros en la ciudad de Tarazona, comarca del Moncayo. Linaje que desde 1521 era titular del señorío del castillo y vedado de Eguaras, también denominado como castillo de Peñaflor en las Bardenas Reales de Navarra. Según la leyenda dicho señorío tiene su origen en los cuidados que se le prestó a la reina Blanca de Navarra, durante su reclusión en tal castillo.

Así que la estirpe tuvo su continuidad en dos de los hijos del referido matrimonio de Antón de Guaras y María Conchillos de Liori: Antonio de Guaras Conchillos de Liori, mercader, diplomático y mecenas que pasó buena parte de su vida en Londres al servicio de los Austrias, llegando a ostentar durante varios años (1572-1577) la representación diplomática de Felipe II en la corte de Isabel I; y Gombal de Guaras Conchillos de Liori, asimismo mercader pero afincado en Toulouse, señor de Ribaute y Fonsegrives, señoríos feudatarios franceses, que hizo una considerable fortuna en torno a la comercialización del pastel o glasto, un producto tintóreo básico en la Europa del Quinientos que tenía su principal centro de producción en la comarca languedociana de Lauragais. Gracias a la gran capacidad de Gombal para dirigir los negocios y manejar los intereses familiares, permitió engrandecer el linaje, que acabaría reuniendo buena parte de su patrimonio en la siguiente generación merced al enlace de Dionisio de Guaras Díez Aux, heredero de Gombal, con Jerónima de Guaras Pasquier, única hija legítima de Antonio.

Antón de Guaras procedía de la línea principal de la estirpe, con solar patrimonial en Tudela, y era hijo de Miguel de Eguaras y Graciana Sanz de Berrozpe. Su hermano mayor, Juan de Eguaras, debió heredar el grueso de la fortuna familiar que acrecentaría en 1521 con la adquisición del castillo y vedado de Peñaflor en las Bardenas Reales, cerca de Arguedas (Navarra), con los derechos señoriales anexos. Junto con su mujer, Marquesa de Veráiz, Juan vinculó en 1539 por vía testamentaria la porción mayoritaria de sus bienes en un mayorazgo que incluía el señorío del palacio de Eguaras y vedado de Peñaflor además de numerosas propiedades raíces en Tudela y sus términos, instituyendo heredero a su primogénito Miguel de Eguaras y Veráiz, cuyos descendientes terminaron enlazando con el linaje del título.Los lazos comerciales de Antón de Guaras se extendían, al menos, a Castilla y el País Vasco. También reviste notable relieve su intervención como síndico del concejo de Tudela en la fase final del proceso de incorporación de Navarra a la monarquía de los Reyes Católicos.

Por su parte, María Conchillos de Liori pertenecía al ilustre linaje turiasonense de los Conchillos, hija del capitán Gombal Conchillos de Liori y María Carnicer.

Su hijo Gombal de Guaras, mercader con intereses comerciales en Aragón, Navarra, Castilla, el sur de Francia y también en Inglaterra, pasó buena parte de su vida en Toulouse, capital del Languedoc, donde fijó su residencia principal. Contrajo matrimonio con Isabel Díez de Aux Armendáriz, hija del capitán Martín Díez de Aux Armendáriz y de Juana de Ereta, residentes en Tafalla. A raíz de los esponsales, el matrimonio fijó su residencia en Tarazona. A partir de 1584, ya en el Languedoc, los documentos lo denominan señor de Ribaute-lezTholouse, si bien su vinculación a este enclave data al menos de abril de 1583. Otras fuentes posteriores amplían estos derechos al calificarlo de señor de Ribauta y Fonsegribas. Seguramente por la adquisición de un señorío laico, forma común en la Edad Moderna de transformar el éxito alcanzado en los negocios en triunfo social.

Su otro hijo, Antonio de Guaras, mercader y diplomático, debió de llegar a Londres hacia principios del año 1533, justo cuando la reina Catalina de Aragón era repudiada por su marido el rey Enrique VIII. Debía de ser aún muy joven cuando llegó, pues años más tarde declarará que se crio en Inglaterra. El duque de Alburquerque fue su valedor y protector. Era considerado como uno de los mercaderes españoles residentes más prósperos, renombrados y respetados del momento. Parece que durante la persecución de los católicos por parte del duque de Northumberland, Guaras se refugió durante algunos años en los Países Bajos hasta la muerte de Eduardo VI. Durante el reinado de Isabel I, se convertiría en una persona influyente. Mantuvo una estrecha relación con los embajadores de Felipe II y, en los primeros años de su reinado, las relaciones hispano-inglesas se caracterizaron por una frágil pero segura alianza.

Todo cambió, sin embargo, desde la llegada como embajador de Guerau de Spes. Su mala relación con la Reina y sus ministros y su complicidad con los católicos partidarios de María Estuardo hicieron que el embajador fuera expulsado, los españoles residentes en Inglaterra perseguidos y el comercio lucrativo interrumpido, por lo que Guaras pasó por momentos difíciles. Guaras, afectado por la persecución creciente hacia los católicos, llegó a defender la causa de la invasión de Inglaterra por parte de España. Poco a poco, se fue involucrando cada vez más en la política hasta convertirse en informador imparcial tanto del duque de Alba como del secretario real Gabriel de Zayas. El primer ministro de la reina Isabel I, William Cecil, creyó oportuno entonces servirse de Guaras como interlocutor entre la Corte inglesa y la española durante el período en que la embajada española quedó vacante, tras la expulsión, en 1572, de Guerau, y así se lo hizo saber. Desde este momento y hasta la toma de posesión, en enero de 1578, del siguiente embajador Bernardino de Mendoza, el rico mercader Antonio de Guaras haría las funciones de embajador interino del rey de España en Inglaterra.

Guaras consiguió cosas muy positivas para la Corona, como el restablecimiento del comercio entre Inglaterra y España mediante los tratados de Nimega (1573) y de Bristol (1574) o el envío de un embajador por parte de Inglaterra a España en la persona de lord Henry Cobham, que propició un clima de mayor entendimiento entre las dos potencias. Su labor quedará empañada, sin embargo, al final de su gestión por las implicaciones del embajador en los proyectos de Don Juan de Austria, quien pretendía invadir Inglaterra para rescatar de su cautiverio a María Estuardo, poniéndola en el trono tras desposarse con ella. La comprometida correspondencia entre el embajador, Don Juan y María Estuardo fue interceptada por los espías de William Cecil, y se comprobó que el antiguo mercader se había convertido en conspirador contra el régimen de la reina Isabel y valedor de la causa de María Estuardo. La noche del 19 de octubre de 1577, Guaras fue arrestado en su domicilio y enviado a la Torre de Londres, acusado de haber conspirado contra el Estado de Inglaterra.

Por fin, después de meses de trámites diplomáticos, en los que colaboró su hermano Gombal, en mayo de 1579 Guaras fue liberado, no sin antes pagar todas las deudas contraídas durante su ejercicio como embajador. Viejo y cansado, fue expulsado de Inglaterra tras su liberación. El 10 de agosto Felipe II escribía desde San Lorenzo de El Escorial a su embajador en Inglaterra agradeciéndole todas las actuaciones efectuadas en el particular de Antonio de Guaras y autorizándole a que, si lo estimaba oportuno, diera las gracias a la reina en su nombre. Se hallaba en Lisboa cuando el 2 de julio de 1581 hizo testamento, falleciendo poco después en dicha ciudad.

Las viejas y estrechas relaciones que los Guaras mantenían con los Pasquier convirtieron en recurrente los enlaces conyugales entre ambas familias. Esta práctica endogámica, orientada tanto a reforzar los vínculos sociales entre dos de las estirpes tudelanas más poderosas del Quinientos como a consolidar sus respectivos patrimonios, había llevado ya a unir en matrimonio a Ojer Pasquier, primer justicia perpetuo de Tudela, con Graciana de Guaras, tía carnal del diplomático y, con el tiempo, también a casar a Carlos Pasquier de Agorreta, señor de Barillas, con Margarita de Guaras, primogénita de Gombal de Guaras. La princesa Leonor de Navarra había concedido el castillo y señorío de Barillas a Carlos Pasquier, su copero mayor, en 1466. Dicho señorío se integró en el mayorazgo de la familia Eguarás, como consecuencia de los múltiples enlaces matrimoniales cruzados entre los Eguaras y los Pasquier. Finalmente Antonio Guaras confirma esta política matrimonial confiando en mayo de 1554 la conclusión de su matrimonio por poderes con su sobrina nieta Jerónima Pasquier.

El matrimonio en 1584 entre Dionisio de Guaras Diez Aux, único hijo varón de Gombal, y Jerónima de Guaras Pasquier, única hija legítima viva de Antonio, consolidó el patrimonio familiar en el mayorazgo, especialmente el solar patrimonial turiasonense del Palacio de Eguaras, y la continuidad de la estirpe y el apellido.

Dionisio de Guaras, nieto de Antonio y Gombal, tras un primer matrimonio sin descendiente varón, contrajo en 1612 segundas nupcias con Juana de Beaumont y Navarra, descendiente del linaje real de Navarra. Este matrimonio contó sin embargo con una amplia descendencia que iba a garantizar la continuidad de la familia. Tras una larga vida, a la edad de setenta y dos años falleció el 5 de mayo de 1634, siendo enterrado al día siguiente en su capilla de San Gregorio. Juana de Beaumont estableció un mayorazgo a favor de los hijos comunes, del que designó heredero a su primogénito, Dionisio Antonio de Eguaras Beaumont, caballero de la Orden de Santiago, y padre del concesionario del título. Dionisio de Guaras creó con su segundo enlace con Juana de Beaumont otra línea dinástica, exigiendo que quien le sucediera y tomara posesión de este nuevo mayorazgo llevara las armas y nombre de Eguaras. La muerte sin descendencia de la hija de primer matrimonio volvió a reunir el grueso de los bienes de la línea turiasonense de la familia, en torno a los hijos del segundo matrimonio de Dionisio de Guaras con Juana de Beaumont. De este modo, la historia de la construcción de la estirpe volvía a empezar, tras superar las graves dificultades vividas en las primeras décadas del Seiscientos. Los Eguaras alcanzarían su mayor éxito a partir de las siguientes centurias.

La posición social y económica de esta familia de mercaderes y mecenas del renacimiento aragonés, se fue consolidando durante todo el siglo XVI hasta que en julio de 1703 Felipe V distinguió a Francisco Antonio de Eguaras y Pasquier, hijo y heredero de Dionisio Antonio de Eguaras Beaumont y de Magdalena Pasquier Eguaras, concediéndole la merced de I marqués de Eguaras.

Nació en la ciudad zaragozana de Tarazona, a las faldas del Moncayo, en la residencia familiar del Palacio de Eguaras, frente a la seo turiasonense, siendo bautizado en la Catedral de Tarazona el 10 de abril de 1647.

Contrajo matrimonio el 26 de noviembre de 1665 en Zaragoza con doña Guiomar Fernández de Híjar y Fernández de Híjar, hija de los Condes de Belchite, con la que tuvo tres hijos varones, Dionisio, Francisco y Pedro.

En su residencia turiasonense del Palacio de Eguaras, solar patrimonial de su linaje desde 1560, alojó a SM el rey Don Felipe V durante su estancia en Tarazona, en el curso de la guerra de sucesión. Dicho edificio constituye uno de los máximos exponentes del renacimiento en la provincia de Zaragoza.

Su hijo, Dionisio de Eguaras y Fernández de Hijar, II marqués de Eguaras, 11ª Señor de Barillas y Señor de la Torre del Vedado de Eguarás, nacido en Tarazona, bautizado en su catedral en 1668, y fallecido en Zaragoza en 1728 entroncó con poderosos linajes del alto Aragón por medio de su matrimonio, ya que desposó con María Magdalena Fernández de Heredia y Marín de Villanueva, IV condesa de Contamina y de San Clemente, 11ª Señora de las Baronías de Sigües y Rasal siendo que todos estos títulos pasaron a su hija Ana María Fernández de Heredia y Eguaras.

Tras la muerte en 1775 de María Joaquina Fernández de Heredia y Zapata, IV marquesa de Eguaras y VI condesa de Contamina y San Clemente, el marquesado recayó en José Antonio de la Cerda Marín de Resende, VI conde de Parcent, V marqués de Eguaras y VII conde de Contamina, casado con doña Ramona Palafox y Portocarrero, con lo que se entronca con el ilustre linaje de la casa ducal de los Medinaceli y la casa de los condes de Montijo. Su sucesor, José Máximo de la Cerda y Palafox, VII conde de Parcent, VI marqués de Eguaras y VIII conde de Contamina, transmitió por cesión nuestro título a su hija María Virginia de la Cerda y Gand-Vilain en 1849, que contrae matrimonio con el Conde de Vega Mar, don Carlos Drake y Núñez del Castillo, incorporándose al linaje actualmente poseedor del título.

La nieta del fundador, doña Ana María de Eguarás y Fernández de Heredia, III Marquesa de Eguaras, 12ª Señora de Barillas y Señora de la Torre del Vedado de Eguarás, V Marquesa de Bárboles, V Condesa de Contamina y V Condesa de San Clemente, 12ª Señora de las Baronías de Sigües y Rasal, nació en Tarazona y fue bautizada en su catedral en 1700, falleciendo en Zaragoza en 1752. Desposó en el Palacio de Bárboles el 7 de octubre de 1715 con su tío segundo (primo hermano de su madre) don Diego Fernández de Heredia y Ximénez Cerdán, hijo del II conde de Contamina y de la II Marquesa de Bárboles.

Don Dionisio Fernández de Heredia y Eguarás, IV Marqués de Eguaras por cesión materna en 1737, nació en Zaragoza el 5 de agosto de 1718 y falleció en el Palacio de Bárboles el 27 de agosto de 1743. Contrajo matrimonio en Valencia el 15 de mayo de 1737 con Doña Vicenta Zapata de Calatayud.

Doña María Joaquina Fernández de Heredia y Zapata, V Marquesa de Eguaras, 13ª Señora de Barillas y Señora de la Torre del Vedado de Eguarás de las villas de Cetina, Sisamon, Naval y Agón, VI Marquesa de Bárboles, VI Condesa de Contamina y VI Condesa de San Clemente, VII Vizcondesa de Mendinueta, 13ª Señora de las Baronías de Torrelas Sigües y Rasal, nació en Zaragoza el 21 de marzo de 1738, falleciendo en el Real Sitio de Aranjuez el 21 de junio de 1775 sin descendencia.

Don José Antonio de la Cerda Marín de Resende, VI Marqués de Eguaras, 14ª Señor de Barillas y Señor de la Torre del Vedado de Eguarás, Señor del castillo del Pop y de la Casa de Cernesio en Milán, Señor de las villas aragonesas de Cetina, Sisamon, Naval y Agón, VII Conde de Parcent, VII Marqués de Bárboles, VII Conde de Contamina y VII Conde de San Clemente, VI Conde Bureta, IX Vizconde de Mendinueta, 14ª Señor de las Baronías de Torrelas Sigües y Rasal, nació en Valencia en 1771, falleciendo en la misma ciudad el 26 de julio de 1825. Hijo de doña María del Carmen Antonia Marín de Resende, V Condesa de Bureta, y de don José Mª de la Cerda y Cernesio, Marqués de Fuente el Sol y V Conde de Parcent, Grande de España, Señor del castillo del Pop y de la Casa de Cernesio en Milán, con lo que entronca el linaje de Eguarás con el De la Cerda, casa ducal de Medinaceli, descendientes de los reyes de Castilla, bisnieto de don Antonio Juan Luis de la Cerda Enríquez de Rivera, VII Duque de Medinaceli, Gentilhombre de Cámara del Rey, capitán general, virrey de Valencia, consejero del Consejo de Estado, Grande de España, generoso mecenas de artistas, siendo reconocido su mecenazgo y vinculación con el poeta don Francisco de Quevedo.

Por su matrimonio en 1793 con doña María Ramona de Palafox y Portocarrero, hija de los VI Condes de Montijo, se entronca con los ilustres linajes de los Príncipes de l´Croi d´Havré, su abuelo, con quien a su vez enlaza con los linajes de las familias Sforza, de la Rovere y Medici en Italia, de quienes desciende por línea recta (ducado de Urbino y ducado de Bomarzo).

Don José Máximo de la Cerda y Palafox, VII Marqués de Eguaras, VIII Conde de Parcent, VIII Marqués de Bárboles, XI Marqués de Fuente Sol, VIII Conde de Contamina y VIII Conde de San Clemente, VII Conde Bureta, Conde del Villar, X Vizconde de Mendinueta, Grande España, 15º y último Señor de Barillas y de la Torre del Vedado de Eguarás, Señor del castillo del Pop y de la Casa de Cernesio en Milán, 15º y último Señor de las villas aragonesas de Cetina, Sisamon, Naval y Agón, y 16º y último Señor de las Baronías de Torrelas Sigües y Rasal, nació en Valencia en 1794, falleciendo en Madrid en 1851. Vivió en París, al trasladarse allí en servicio del infante Francisco, del que era primer intendente, hasta 1832 en que fijaron su residencia en Madrid. Como consejero privado de doña María Cristina, en octubre de 1832, se encargó del Gobierno durante la enfermedad del Rey. Fue nombrado senador del reino, permaneciendo en el estamento las tres legislaturas que duró, desarrollando en este tiempo una intensa actividad parlamentaria. Fue nombrado senador vitalicio por la Corona el 22 de octubre de 1849, caballero de la Orden de Malta desde 1836, gentilhombre de Cámara con ejercicio, mayordomo mayor del infante Paula, maestrante de Valencia y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Contrajo matrimonio en Madrid en 1814 con doña Marie Louise Gand-Vilain y de la Rochefoucauld, Condesa del Sacro Imperio y Vizcondesa de Gand, Grande de España, hija de Francisco Carlos Gand-Vilain y Desforez, Vizconde de Gand y de Sailly, Conde del Sacro Imperio Romano, Barón de Rouy, Grande de España, teniente general de los ejércitos españoles durante la Guerra de Independencia, y de María Josefa de la Rochefoucauld  y Bayer, hija de los Príncipes de La Rochefoucauld, emigrados a España a consecuencia de la Revolución Francesa.

Doña Virginia de la Cerda y Gand Villain, VIII Marquesa de Eguaras, la cual lo poseyó desde la cesión ante notario otorgada por su padre  don José Máximo de la Cerda y Palafox, el día 22 de mayo de 1849, hasta su muerte el 4 de diciembre de 1909, durante más de sesenta años. La línea regular fue alterada por la referida cesión y también por voluntad real, ya que en el expediente del Ministerio de Justicia está el Real despacho, en virtud del cual la Reina Doña Isabel II, ante la solicitud presentada en el Ministerio de Gracia y Justicia para la cesión de los derechos sobre la Merced, resuelve expresamente que se consiente la alteración del orden regular y por tanto la cesión a favor de doña Virginia de la Cerda Gand Vilain, pero condicionada a la existencia de legítimos sucesores directos de la cedente, pues en caso contrario, el título revertería nuevamente a la casa de Parcent.

Nació el 18 de abril de 1824 en Madrid, donde falleció el 3 de diciembre de 1909. Residió durante su infancia en París, al trasladarse allí su padre en servicio del infante don Francisco de Borbón, del que era su  primer intendente, hasta el año 1832 en el que fijaron su residencia en Madrid. En la capital francesa convivió más tarde con su prima Eugenia de Montijo, condesa de Teba y consorte de Napoleón III, donde conoce a su futuro marido, cuya familia también se había desplazado a París desde su Cuba natal. La Marquesa de Eguaras contrajo matrimonio canónico en Irún el 21 de agosto de 1847 con don Carlos Drake Núñez del Castillo, Conde de Vega Mar y Vizconde Escambray, Diputado permanente de la ciudad de San Cristóbal de La Habana, de donde era natal, Senador vitalicio del reino, Gentilhombre de Cámara de doña Isabel II, Caballero Maestrante de la Real Maestranza de Sevilla, hijo de James Drake Spence, natural de Axminster, condado de Devon, Inglaterra, Maestrante de Sevilla y de noble ascendencia, y de doña Carlota Núñez del Castillo Pérez de Abreu y Sucre, natural de La Habana, Cuba, nieta de los marqueses de San Felipe y Santiago, una de las familias más poderosas de la Cuba colonial, titulares del primer señorío de vasallos de la isla.

Se instalaron en Madrid en la Plaza de las Salesas, con propiedades en Aranjuez y en la provincia de Guadalajara, donde adquirieron al Duque de Osuna el mayor latifundio de Castilla. No obstante, mantuvo su conexión con la isla de Cuba de la que era su representante en la Corte, y donde poseía los Ingenios azucareros Saratoga y Júcaro.

A doña Virginia de la Cerda y Gand Vilain le sucedió en la posesión del título referido su hijo nacido el día 1 de junio de 1848, don Carlos Drake de la Cerda, IX Marqués de Eguaras y II Conde de Vega Mar, el cual lo poseyó hasta su fallecimiento el 12 de febrero de 1921. Contrajo matrimonio en Madrid con don doña Rosa Redondo Guerrero el día 28 de abril de 1873, natural de Vera, Almería, del cual nacieron sus hijos don Carlos (X Marqués de Eguaras), que falleció sin descendencia, y don Emilio Drake Redondo.

Don Emilio Drake Redondo, XI Marqués de Eguaras, contrajo matrimonio canónico en Córdoba, en primeras nupcias con doña María del Carmen Sánchez del Villar y de Palma, el día 3 de febrero de 1904, del cual nacieron cinco hijos. Tras el fallecimiento de su primera esposa en el parto de su última hija en Segovia, el 13 de marzo de 1910, volvió a contraer matrimonio canónico en Madrid, en segundas nupcias, con su prima hermana doña Antonia Drake y Fernández-Durán, el día 25 de noviembre de 1911, hija del marqués de Cañada Honda, con la que tuvo otros nueve hijos.



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