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Masageta



Los masagetas, (en latín Massagetae; en búlgaro Масагети Massageti; griego Μασσαγέται Massagétai) fue una confederación de pueblos nómades iranios que vivió en las estepas de Asia Central entre el mar de Aral y el mar Caspio durante la antigüedad.

Según Heródoto, Ciro II el Grande de Persia encontró la muerte durante una batalla contra los masagetas en Balkhara, comandados por la reina Tomiris.[1]​ El nombre massagetae significa grandes escitas, Massa es igual a grande y getae es igual a escitas.

Según los datos de Heródoto, tenían gran aprecio a las mujeres a diferencia de los países iranios y mediterráneos, como lo demuestra que tenían reina. Así nace la leyenda de Tomiris reina de los masagetas en Balkhara (Bactria) que logró vencer a Ciro. En la leyenda Ciro logra tomar como prisionero al hijo de la reina, Espargapises. Tomiris le amenazó que si no le devolvía a su hijo sano y salvo juraría que acabaría con Ciro y lo saciaría de sangre. Ciro desdeñó la amenaza, dejando que Espargapises se suicidara y el día de la batalla, tras un gran intercambio de proyectiles y una lucha cuerpo a cuerpo encarnizada, los masagetas vencieron a las tropas de Ciro. Tomiris encontró el cuerpo muerto del rey aqueménida y cumpliendo su promesa lo decapitó y tomando un odre repleto de sangre sumergió la cabeza en él.

En las costumbres que nombra, Heródoto declara que se asemejaban de gran manera a los escitas, vistiendo como ellos y viviendo de manera nómada, combatiendo a caballo, destacando aun así sus grandes habilidades en la lucha a pie, en el manejo del arco y la lanza al ir montados y llevaban como arma de cuerpo a cuerpo "sagaris", hachas de doble filo famosas por ser el arma preferida de las amazonas. Sus caballos los protegían con armadura de bronce y empleaban oro para adornar espuelas, riendas y testeras. Además usaban el bronce para puntas de flecha, lanzas y las sagaris; y oro para cascos y protectores de cabeza, cintos y coseletes.

Cada varón masageta se casaba una sola vez, colgando en el carro (ya que eran nómadas) una aljaba, que Heródoto identifica con una relación sexual ya que no tenían estado de matrimonio.

Cuando moría una persona por vejez, cocían su carne junto a muchas reses celebrando un gran banquete (estas costumbres también se daban en los antiguos indios padeos y en los isedones); pero no se comían a los muertos por enfermedad y les parecía que era gran desgracia porque no habían podido llegar a la edad de ser inmolados.

Adoraban al sol al que le ofrecían en sacrificio caballos por ser el Sol el astro más rápido y los caballos los animales más rápidos.




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