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Matanza de Cholula



La matanza de Cholula fue un ataque realizado por las fuerzas militares del conquistador Hernán Cortés en su trayecto a la ciudad de México-Tenochtitlan en 1519. López de Gómara[1]​indica que la matanza de Cholula inició después de que Cortés apresara y asesinara a líderes cholultecas, desatando con este acto la matanza de 6,000 personas en menos de dos horas. Acorde con sus cartas de relación[2]​Cortés afirma que tomó dicha decisión como una acción preventiva ante una posible emboscada por parte de 20,000 soldados mexicas[3]​, sin embargo, los relatos recabados por Bernardino de Sahagún[4]​contradicen esta versión ya que se narra que solo se le dio muerte a civiles cholultecas desarmados.

Después de haberse entrevistado con los calpixques del huey tlatoani Moctezuma Xocoyotzin en San Juan de Ulúa, Cortés decidió marchar hacia la ciudad de México-Tenochtitlan a pesar de los intentos de disuasión de los mexicas. En poco tiempo el conquistador se percató que los pueblos sometidos por los mexicas y sus enemigos podrían ser grandes aliados para emprender la conquista de México. De tal forma que pronto pactó con los totonacas de Cempoala que eran tributarios sometidos y emprendió su marcha a la capital mexica, en la trayectoria se enfrentó brevemente a los tlaxcaltecas, que eran acérrimos enemigos de los mexicas. Durante su conflicto con los tlaxcaltecas, ocurrió un suceso que presenta grandes similitudes con la matanza de Cholula. Mientras acampaba en Tecoóac, llegaron a oídos de Cortés rumores de que una posible emboscada por parte de los tlaxcaltecas, debido a esto, Cortés tomó la decisión de mutilar a los 50 embajadores tlaxcaltecas que se encontraban en su campamento a manera de castigo por un ataque que nunca ocurrió[5]​. Después de algunos combates logró convencer a los tlaxcaltecas para formar una alianza y de esta manera vencer al estado mexica.

Estando aún reunidos Cortés y los gobernantes de Tlaxcala, llegaron mensajeros de Moctezuma con grandes regalos de oro y bellas mantas ornamentadas con finos plumajes para convencer a los españoles de desplazarse a Cholula, ciudad tributaria de los mexicas donde podrían ser hospedados bajo la protección del huey tlatoani, la intención velada de Moctezuma era evitar a toda costa la posible alianza de españoles y tlaxcaltecas. Fue demasiado tarde, Cortés ya había pactado firmemente con los gobernantes tlaxcaltecas Xicohténcatl Huehue (el viejo), Maxixcatzin, Citlalpopocatzin, Hueyolotzin y algunos otros que incluso habían sido bautizados a la fe cristiana, y habían regalado mujeres a los españoles como símbolo de amistad.

La ciudad de Cholula era un centro comercial importante que tenía múltiples recintos religiosos dedicados al dios Quetzalcóatl, deidad de gran importancia en el mundo Mesoamericano[6]​. Es importante mencionar que los tlaxcaltecas y los cholultecas eran enemigos mutuos que habían estado en vueltos en conflictos anteriores por disputas de señoríos, razón por la cual, los segundos fueron reacios a permitir la entrada de los primeros a su ciudad. Pedro de Alvarado y Bernardino Vázquez de Tapia habían sido designados en una misión de avanzada hacia Tenochtitlan para reconocer el terreno e investigar la mejor ruta a la ciudad, ambos se reunieron con Cortés en Cholula, quién finalmente había avanzado con el resto de la tropa, aliados tlaxcaltecas y aliados totonacas.

Una pequeña comitiva cholulteca salió a recibir a las fuerzas de Cortés, entre ellos el tlaquiach y el tlachiac (nombres con los que se designaban a los principales gobernantes cuyo significado es el mayor de lo alto del suelo y el mayor de lo bajo del suelo). Después de presentar los acostumbrados regalos, se excusaron con Cortés por no haber asistido a Tlaxcala, debido a la rivalidad existente con dicho pueblo, por la misma razón dieron la bienvenida a los españoles y totonacas, pero pidieron que los tlaxcaltecas no entraran a la ciudad.

Cortés actuó de forma política y comprendiendo la petición de los cholultecas, ordenó a los tlaxcaltecas acampar fuera de la ciudad, solamente los españoles, totonacas y unos pocos tamemes tlaxcaltecas entraron a Cholula ante la mirada de expectación de sus habitantes. Cortés describió el sitio como una bellísima gran ciudad —similar a Venecia— con más de 20 000 casas, y 365 templos en su segunda carta de relación dirigida a Carlos I de España. (De aquí la leyenda que se relata hoy respecto a 365 iglesias en la ciudad).

De acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, Moctezuma había enviado un escuadrón de 20 000 guerreros mexicas a las proximidades de la ciudad para realizar una emboscada. La ciudad de Cholula era devota del dios Quetzalcóatl y se suponía que los cholultecas tomarían por sorpresa a una veintena de españoles para sacrificarlos en el teocalli o templo previamente, de acuerdo a los rituales de guerra. Estos planes fueron revelados indiscretamente por una mujer anciana a Malintzin; Malintzin informó inmediatamente a Cortés la situación.

Durante dos días los cholultecas se mostraron hospitalarios con los españoles a quienes además de hospedaje proveyeron de alimentación, pero al tercer día, los jefes cholultecas parecían rehuir el contacto con los europeos. Por otra parte, los totonacas avisaron a Cortés que habían detectado hoyos disimulados en las calles de la ciudad que pretendían servir de trampa a los caballos, y que se habían percatado del sacrificio de algunos niños a los dioses de la guerra, lo cual era un ritual acostumbrado que siempre precedía inequívocamente el inicio de las acciones bélicas.

Cortés alertó a sus hombres, y pidió el apoyo de 3000 tlaxcaltecas, por la noche deliberó la posibilidad de escapar a Huejotzingo, volver a Tlaxcala o iniciar una acción preventiva de ataque para tomar de sorpresa a los cholultecas; decidió por la última opción.

Federico Navarrete brinda datos adicionales que nos permiten matizar esta teoría[5]​. De acuerdo al historiador, durante la colonización de América ocurrieron diferentes actos similares a los de Cholula donde los colonizadores realizaban ataques "preventivos" en respuesta a una posible emboscada que nunca tenía lugar; como ejemplos de esto se puede mencionar la Matanza de Jaragua de 1503, la matanza de Caonao[7]​de 1516, o la matanza de Cajamarca ocurrida en 1532 durante la Captura de Atahualpa. Al no existir documentos o registros de bajas de soldados españoles o tlaxcaltecas durante la matanza de Cholula, parece ser que esta narrativa de un castigo preventivo tiene una intención principalmente justificativa donde se culpa a la población indígena por la violencia acometida por los propios españoles[6]​.

A la mañana siguiente, Cortés le dijo a los gobernantes y sacerdotes cholultecas que estaba enterado del complot y los puso bajo arresto, después se disparó un tiro de escopeta al aire, lo cual fue la señal para el inicio de las hostilidades. Los españoles con arcabuces (antecesor del mosquete, más pesado y de recarga extremadamente lenta), ballestas y sus espadas tomaron desprevenidos a los cholultecas; los aliados tlaxcaltecas y totonacas (unos 3000) arremetieron con una furia, matando a sus anfitriones por miles. Durante la matanza tuvieron lugar acciones de saqueo, violaciones y captura de esclavos[6]​. El plan resultó en la muerte de entre 4000 y 6000 cholultecas, un gran porcentaje de ellos civiles desarmados. Acorde a Díaz del Castillo los cholultecas hablaban de ríos de sangre que corrían por la ciudad sagrada luego de la matanza, adicionalmente, es importante señalar que el cronista nunca hace mención a ningún enfrentamiento con los cholultecas o reporta número alguno de muertos entre las tropas españolas y tlaxcaltecas[3]​.

La violencia en la ciudad se prolongó por 3 o 4 día y, de manera similar a lo ocurrido anteriormente con los embajadores tlaxcaltecas, Cortés obtuvo una confesión de la supuesta traición de los cholultecas por medio de la tortura de los sobrevivientes[5]​, con lo cual dichos testimonios no puede ser considerados como pruebas verídicas de la existencia de alguna emboscada. Al finalizar la matanza, Cortés obligó a los líderes cholultecas sobrevivientes a pedirle perdón por la emboscada nunca realizada y forzó a la población que había escapado de la ciudad a volver a ella para repoblarla "de mujeres y niños muy seguros, como si cosa alguna de lo pasado no hubiera acaecido"[2]​.

Cortés pudo actuar de forma contundente gracias a sus aliados tlaxcaltecas y totonacas, los cuales suponían el grueso de sus tropas, ya que apenas contaba con unas decenas de soldados españoles. Cortes justificó la acción ante los embajadores de Moctezuma, debido al cambio de bando de los cholultecas, a quienes acusó de traidores contra los que tuvo que tomar represalias, al descubrir la emboscada pretendida. Desde Tenochtitlan, Moctezuma siguió enviando mensajeros con valiosos regalos de oro con la intención de disuadir el avance de los españoles, lo cual solo fue un aliciente para despertar la ambición en ellos. Después de un total de catorce días de estancia en Cholula, el contingente español continuó su marcha hacia México-Tenochtitlan.

Años más tarde esta acción militar fue severamente criticada como innecesaria e injustificada por parte de fray Bartolomé de las Casas y fray Toribio de Benavente. Las crónicas más cercanas a los hechos nos han llegado de la siguiente manera:

Y demás desto, Cortés los hizo amigos con los de Cholula, que, a lo que yo después vi e entendí, jamás quebraron las amistades. E más les mandó a todos los papas e caciques cholutecas: que poblasen su cibdad e que hiciesen tianguez y mercado, y que no hobiesen temor, que no se les haría enojo ninguno. Respondieron que dentro en cinco días harían poblar toda la cibdad, porque en aquella sazón todos los más vecinos estaban remontados, e dijeron que tenían nescesidad que Cortés les nombrase cacique, porque el que solían mandar que fue uno de los que murieron en el patio.[...]Ya creo que estarán hastos los curiosos letores de oír esta relación de Cholula; ya quisiera habelal acabado de escrebir, y no puedo dejar de traer aquí a la memoria las redes de maderos gruesas que en ella hallamos, que estaban llenas de indios y muchachos a cebo, para sacrificar y comer sus carnes, las cuales redes quebramos, y los indios que en ellas estaban presos les mandó Cortés que se fuesen a donde eran naturales, y con amenazas mandó a los caciques y capitanes y papas de aquella cibdad que no tuviesen más indios de aquella manera ni comiesen carne humana, y ansí lo prometieron; mas ¡qué aprovechaba aquellos prometimientos, que no lo cumplían!

Le dijeron: Es un gran perverso nuestro enemigo el de Cholula. Tan valiente como el mexicano. Es amigo del mexicano. Pues cuando esto oyeron los españoles, luego se fueron a Cholula. Los fueron llevando los de Tlaxcala, y los de Cempoala. Estaban todos en son de guerra. Cuando se hubo llegado, se dieron gritos, se hizo pregón: Han de venir todos los nobles, los señores, los capitanes, los guías y también los hombres del pueblo. Hubo reunión en el atrio del dios.



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