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Matilda



Matilda es el título de un libro escrito por Roald Dahl. Inicialmente, fue publicado en 1988 en Londres por Jonathan Cape, con ilustraciones de Quentin Blake. Se hizo una adaptación cinematográfica con el mismo nombre en 1996, dirigida por Danny DeVito, y un musical en 2010 a cargo de la Royal Shakespeare Company.

Matilda Wormwood es una niña sumamente brillante. Sin haber cumplido los cinco años, ya había desarrollado habilidades increíbles para su edad, leído a numerosos autores y atesorado asombrosos conocimientos. Sus mediocres padres nunca se preocupan por ella y la obligan a mirar la televisión negándose a comprarle libros; además de dejarla sola todas las tardes.

Mientras están fuera, Matilda comenzará a acudir a la biblioteca donde encontrará el fascinante mundo de la literatura:

Ingeniosa y resuelta, Matilda se da cuenta al poco tiempo de que es más inteligente que sus padres y por lo tanto, no presta atención a sus ridículas ideas. Gracias a sus lecturas en la biblioteca pública, cuando comienza la escuela, supera ampliamente a sus compañeros. Su agradable maestra, la señorita Honey, pide que pasen a Matilda a una clase más avanzada, pero la pérfida directora, la señorita Trunchbull, se niega.

Agatha Trunchbull es una persona malévola. Mete a los niños en un espantoso dispositivo de tortura al que llaman la ratonera, o los lanza por el aire, a menudo sin ninguna prueba de que hayan hecho algo malo, o simplemente porque no le agradan. Para ella la intimidación es el mejor método educativo, y declara sin rodeos que su idea de una escuela perfecta sería aquella en la que no hubiera niños.

Mientras tanto, Matilda descubre que tiene poderes telequinéticos, un secreto que le confía sólo a la señorita Honey. Se entera de esta insólita habilidad cuando su mejor amiga, Lavender, pone una salamandra en el agua de la señorita Trunchbull. Cuando esta acusa a Matilda de haberlo hecho, ésta se pone tan furiosa que le vuelca encima el vaso usando los ojos. La señorita Honey siente curiosidad sobre los poderes de la niña y la invita a merendar a su casa, una diminuta casita de campo, donde Matilda ve que su profesora es sumamente pobre. Le pregunta por qué, y la señorita Honey explica cómo, después de la muerte de su padre, quedó al cuidado de su tía, cuñada de su padre. Esta mujer era una horrible abusadora de niños que convirtió a la señorita Honey en su esclava.

La tía de la señorita Honey exigió que le pagara porque había estado alimentándola y comprándole ropa y calzado durante todos aquellos años. La señorita Honey le tenía tanto miedo a su tía que accedió y ahora le paga tanto que está obligada a vivir de forma miserable. Cuando Matilda le pregunta quién es esa tía, la señorita Honey revela que es la señorita Trunchbull, y con esta información Matilda formula un plan para deshacerse de ella para siempre.

Cuando Trunchbull examina la clase de la señorita Honey, Matilda usa sus poderes para escribir en la pizarra. Fingiendo ser el fantasma del padre de su maestra, Magnus, la amenaza con "ocuparme de ella, como tú lo hiciste conmigo" si no le da a "Jenny" sus salarios y la casa de su padre. Esto hace que la señorita Trunchbull se desmaye y no vuelva a ser más la directora.

Al día siguiente, la señorita Trunchbull desaparece, abandonando la casa de su cuñado. También aparece su testamento, y se descubre que la señorita Honey es la heredera legítima de la propiedad. A partir de entonces, la señorita Honey se muda a la casa de su padre y, con su tía fuera, Matilda es pasada a un grado superior, pero pierde su telequinesis. La señorita Honey cree que se debe a que ahora el cerebro de Matilda tiene que trabajar mucho más, compitiendo con niños que la doblan en edad.

Al final de la historia, la ley atrapa al padre de Matilda, que había estado vendiendo coches robados, por lo que él decide escaparse con su familia a España, pero Matilda les ruega que la dejen quedarse con la señorita Honey. Sus padres están de acuerdo, ya que es "una menos de la que ocuparse", y se marchan para siempre.

Y así la señorita Honey y Matilda viven felices para siempre.



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