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Matilda (película)



Matilda es una película de fantasía y comedia estadounidense-canadiense de 1996[2]​ dirigida por Danny DeVito, y producida por TriStar Pictures.[3]​ Basada en la novela homónima de Roald Dahl,[4]​ la película está protagonizada por Mara Wilson y trata sobre una niña genio llamada Matilda Wormwood, quien desarrolla habilidades psicoquinéticas y las usa para tratar con su familia descuidada e irresponsable (Harry, Zinnia y Michael Wormwood) y su directora abusiva (Agatha Trunchbull).[5]

La película fue estrenada en cines en los Estados Unidos el 2 de agosto de 1996 y en Canadá el 4 de agosto del mismo año a distribución de Sony Pictures Releasing. A pesar de recibir críticas y opiniones generalmente positivas, fue un fracaso de taquilla, recaudando solo 33 millones de dólares en todo el mundo con un presupuesto de 36 millones.[1][6]​ Siendo a pesar de ello en la actualidad una popular película de la década de 1990.

Matilda Wormwood (Mara Wilson) es una niña encantadora y una genio en ascenso, cuyos padres, Harry (Danny DeVito) y Zinnia Wormwood (Rhea Perlman) y su hermano mayor Michael son muy descuidados e irresponsables con ella; están tan ocupados en su trabajo y en sus frívolas vidas que apenas notaban que tenían una hija. Constantemente la desatienden y cuando le hacen un poco de caso es para intentar que se aficione a estar continuamente viendo la televisión en vez de leer libros, que es lo que ella prefiere.[7]

Ingeniosa y resuelta, Matilda se da cuenta al poco tiempo de que es más inteligente que sus padres. Su padre Harry es un pequeño empresario que tiene una casa de automóviles de segunda mano, llamada Motores Wormwood (Automotriz Wormwood en Hispanoamérica), en la que vende autos usados trucados con piezas robadas de defectuosa calidad a precio de seminuevos, lo que lo convierte en un estafador; su madre Zinnia es una irresponsable ama de casa que se pasa el día fuera de ella, ya que es adicta a los juegos de azar y al bingo[8]​ y su hermano Michael se va al instituto, por lo que Matilda pasa los días sola y muy desorientada en la casa. A la edad de 4 años, y después de que su padre se niega a comprarle un libro tras menospreciarlos y tachar la lectura como una pérdida de tiempo, Matilda decide ir al día siguiente a la biblioteca de su barrio y se aficiona a ir allí todos los días, acumulando así mucho conocimiento, aún a sabiendas de que su gusto por los libros perjudica su relación con su padre.

Cuando un día tras una demostración de la capacidad matemática de Matilda, su padre la reprende creyendo que ha hecho trampas le dice "cuando una persona es mala se le debe dar una lección", y Matilda, habiendo captado el matiz de que en lugar de decir "un niño" dijo "una persona", se resuelve a darle a su padre dicha lección, escabulléndose a la habitación de sus padres a la mañana siguiente, donde se las arregla para cambiar el contenido de la botella de tónico capilar de Harry, haciendo una mezcla química de dicho tónico con peróxido de hidrógeno, lo que hace que pasado un rato a Harry se le tiñera el poco pelo que tenía de un rubio bastante escandaloso, debido a la reacción química del oxígeno. Unas horas después, Harry, que había llevado a Matilda y a Michael a su negocio para mostrarles sus trucos engañosos para vender autos defectuosos a precio de oro, vuelve a ser injusto con su hija y ésta, en venganza, le llena el sombrero a Harry de pegamento súper adherente del que usa el estafador para ensamblar los parachoques, lo cual deriva en que el sombrero se le quedase pegado a su cabeza y armaran un desastre en el restaurante de lujo donde habían ido a comer.

Esa misma noche, Matilda está leyendo un libro en vez de estar cenando delante de la televisión, como su familia. Harry la sorprende y, enfadado, la cuestiona y acaba rompiendo su libro de la biblioteca y la obliga a ver televisión con el resto de la familia. Es entonces cuando ella, inconscientemente, ya que todavía no es consciente de sus poderes aunque los siente, hace que el televisor explote, siendo ésta la primera señal de sus poderes telequinéticos.

Días después, Harry informa a Matilda que la ha inscrito en una escuela. Ésta escuela es dirigida por Agatha Trunchbull (Agatha Tronchatoro en Hispanoamérica) (Pam Ferris), una mujer extremadamente estricta y de carácter fuerte, dominante, cruel, vil y perversa, que Harry conoció en su negocio cuando ella acudió a comprarse un auto seminuevo. La directora Trunchbull es además exatleta, fue campeona olímpica en lanzamiento de jabalina, bala y martillo en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 representando a Estados Unidos. Su carácter como directora es un fiel reflejo de su personalidad, el cual, además, encierra algún tipo de trauma de la infancia que la hace odiar a los niños ahora que es adulta y reniega constantemente de su niñez. Suele ser extremadamente severa con los niños, a los que suele encerrar como castigo en un espantoso dispositivo de tortura al que llaman El asfixiadero (El agujero en Hispanoamérica) consistente en un hueco alto y estrecho que hay en la pared de su despacho, bastante mugriento y frío por la humedad que acumula, y provisto de una puerta con llave tipo mazmorra que está llena de cristales rotos y clavos puntiagudos que además están también muy oxidados producto de la humedad antes referida. Cuando los alumnos la contradicen o muestran el más mínimo amago de desobediencia, los lanza por el aire emulando los movimientos de un lanzamiento de martillo, en un claro ejemplo de la importancia que tuvo para ella su época de atleta. Hay veces, la mayoría, que lo hace incluso sin ninguna prueba o ningún motivo válido que demuestre que los niños castigados hayan hecho algo malo, sino simplemente porque no le agradan por ejemplo, cuando encierra a Matilda en el asfixiadero/agujero porque su padre le vendió un auto en mal estado, argumentando que Matilda es su viva imagen. En una de sus visitas semanales a la clase de Matilda, declara sin rodeos que su idea de una escuela perfecta sería una en la que no hubiera niños, dejando patente el complejo de infantofobia que sufre.

Cuando Matilda comienza en la escuela, supera ampliamente a todos los demás. Su agradable maestra, la señorita Jennifer Honey (Jennifer Miel en Hispanoamérica) (Embeth Davidtz), pronto se da cuenta de sus capacidades, y por ello solicita una audiencia con la directora, la señorita Trunchbull, para pedirle que pasen a Matilda a una clase más avanzada, pero la malvada directora se niega, arguyendo que se trata de una estratagema de la señorita Honey por librarse de Matilda, al creer en su paranoia que Matilda le cae tan mal a la maestra como a ella. La maestra de Matilda visita a sus padres para decirles lo maravillosa que es la niña y la inteligencia que posee, pero ellos se burlan de las personas con estudios al tiempo que se enfadan con ella porque los interrumpió mientras veían un torneo de boxeo en la televisión, por lo que la señorita Honey se rinde y decide darle deberes y materias más avanzadas a Matilda de manera particular. Luego Matilda descubre que el FBI vigila a su familia debido al negocio sucio de su padre, pero sus padres se niegan a creerle, creyendo que los policías eran vendedores de lanchas deportivas, como ellos mismos, los agentes del FBI, les habían hecho creer.

Pasado un tiempo, Matilda termina siendo consciente de que tiene poderes telequinéticos, un secreto que le confía solo a la señorita Honey, al ser ella la única persona que la entiende y la quiere. Se entera de esta insólita habilidad cuando su mejor amiga, Lavender Brown (Lavanda Brown en Hispanoamérica) pone un tritón en la jarra de agua de la directora para asustarla. Cuando ella acusa a Matilda de haberlo hecho, ésta se pone tan molesta que le vuelca encima el vaso con sus ojos desde su silla. Al darse cuenta de ello, intenta hacerlo adrede de nuevo mostrarle a la señorita Honey a solas que ha sido ella quien lo hizo, pero como aún no domina sus poderes, no lo consiguió. Para tranquilizarla, la señorita Honey invita a merendar a Matilda a su casa, una pequeña casa de campo y explica cómo, después de la muerte de su madre y posteriormente el suicidio de su padre, quedó al cuidado de su tía, la hermanastra de su madre. Esta mujer era una malvada abusadora de niños que hizo de su vida una pesadilla, ya que la torturaba y maltrataba.

Cuando ambas llegan a la casa de la señorita Honey, Matilda se da cuenta de que la casa de la que hablaba su maestra era la casa que tenía en frente, y, por tanto, que la malvada tía de la señorita Honey es la directora, la señorita Trunchbull. Una vez terminaron de merendar, y en el camino de vuelta al pueblo, pasaron por delante de la casa familiar de los Honey, de la que ahora se había apoderado la señorita Trunchbull, y amagadas detrás de la maleza, la observaron salir con su equipo de entrenamiento al completo (jabalina, bala y martillo) para ir a los Juegos Olímpicos. Tras eso, y en un descuido de la señorita Honey, Matilda se cuela en la casa y ella se ve obligada a seguirla, entrando así en la casa en la que creció después de años sin poner un pie en ella. Allí pudo recordar su infancia mientras veía el antiguo retrato de Magnus Honey, su padre, la caja de chocolates de éste y su muñeca favorita, Lizzie. En mitad de todo esto, la señorita Trunchbull regresa enloquecida porque el defectuoso coche que le vendió Harry Wormwood la había dejado tirada unos metros delante de la casa, por lo que regresó para llamarle por teléfono y leerle la cartilla, pero justo antes de colgar detectó que había intrusos en la casa. Tras unos minutos de angustiosa huida por la casa, Matilda y la señorita Honey lograron huir de la casa de la loca con un buen susto, pues estuvieron a punto de ser descubiertas.

Tras ello, Matilda, que ya dominaba sus poderes, se decidió a darle una última oportunidad a su padre de reformarse y dejar la estafa de los automóviles, saboteando una pesquisa sin orden judicial que realizaban los detectives y posteriormente darle un buen escarmiento a su directora. Salió en la noche a la casa de la señorita Trunchbull, pero en vez de entrar en ella (no lo hizo porque le prometió a la señorita Honey no volver a entrar), se subió al tejado contiguo y utilizando su poderes, consiguió recuperar la muñeca Lizzie de su maestra, hizo gravitar dos chocolates de la caja que la señorita Trunchbull mantenía siempre inventariada, y de paso la asustó con sus poderes para que creyera que por la casa rondaba el espíritu de Magnus pidiéndole cuentas. Satisfecha, Matilda bajó del tejado y se regresó a su casa, pero sin notarlo perdió su cinta del pelo, con tan mala suerte que el viento se la trajo desde la rama del árbol en la que se enredó hasta la puerta del auto a la señorita Trunchbull, que en ese momento se disponía a huir despavorida. Esto hizo que, de algún modo, la malvada directora supiese que Matilda estaba detrás de todo lo sucedido.

Así pues, a la mañana siguiente la señorita Trunchbull llega completamente desquiciada a apoderarse de la clase de la señorita Honey, en busca de la culpable de los hechos acaecidos la noche anterior. Matilda, habiéndose imaginado de antemano que algo así ocurriría, ya trajo trazado un plan: usando sus poderes hizo levitar la tiza para escribir en la pizarra un mensaje amenazador a la señorita Trunchbull fingiendo ser el fantasma del padre de la señorita Honey, "Magnus", diciéndole que acabaría con ella como ella acabó con él si no le daba a su hija su dinero y la casa familiar de la que se había apoderado. Después, haciendo gravitar, girar y mover sillas, mesas, borradores, persianas y el globo terráqueo de la clase, Matilda aturde a la señorita Trunchbull, quien huye aterrorizada de la escuela; mientras los niños, viendo su oportunidad de hacerla pagar caro sus abusos, le arrojan su comida para la merienda, ya que estaban hartos de las torturas, abusos y maltratos que sufrían por parte de su directora; siendo Bruce Bogtrotter (Bruce Bolaños en Hispanoamérica) uno de los más satisfechos con la venganza, ya que se da el gusto de restregarse en la cara un trozo de pastel de chocolate que su madre le dejó para la merienda, ya que anteriormente la señorita Trunchbull le había forzado a comerse un pastel de chocolate sucio y grande, hecho por la anciana cocinera de la escuela Cookie para castigarlo, creyendo que él fue quien se robó y comió el suyo, expulsándola de la escuela para siempre. A partir de ese día nunca más se volvió a saber nada de ella, nunca más la oscuridad en la escuela.

A partir de entonces, la señorita Honey regresó a la casa de su padre, la eligieron por votación del consejo escolar como directora de la escuela y Matilda pasó a una clase más avanzada acorde con sus capacidades intelectuales, que se presupone que la llevaron a la universidad a una edad bastante precoz.

Al final de la historia, los padres de Matilda la obligan a irse con ellos porque están huyendo a Guam, porque el FBI ya tenía las pruebas suficientes para procesar al padre de Matilda, quien vendía autos usados en mal estado a precios injustos y compraba las piezas en el mercado negro, porque eran robadas. Matilda les dice que no quiere irse y que quiere que la señorita Honey la adopte, y para ello obtiene copias de papeles para adopción que logró sacar de la biblioteca. Zinnia lamenta no haber entendido a su hija, y junto a Harry, como un primer gesto noble hacia ella, los firman, dejan que Matilda tenga a su nueva madre y se van en desbandada. Así, Matilda y la señorita Honey obtienen lo que siempre han querido: tener una familia que las quiera. En las últimas escenas se ve cómo ambas juegan en la casa, comen juntas, hacen arreglos juntas en la casa y, por último, Matilda terminan leyendo juntas, antes de dormir, la introducción del libro Moby Dick.

En el sitio web recopilador de reseñas Rotten Tomatoes, la película tiene una calificación de aprobación del 90% basada en 21 reseñas con una calificación promedio de 7.5 / 10. El consenso crítico del sitio web dice: «La versión de Danny DeVito de Matilda es impar, encantadora, y mientras que la película se aparta de Roald Dahl, captura, sin embargo, el espíritu del libro».[9][10]​ En la página IMDb la cinta tiene una puntuación de 6.9/10, basado en 113 168 votos,[11]​ mientras que en Metacritic tiene una calificación de 72, indicando «críticas generalmente positivas».[12]​ Las audiciencias encuestadas por Cimemascore, le otorgaron a la cinta una «B+», en una escala de «A+» a «F».[13]

Roger Ebert de Chicago Sun-Times elogió la rareza de la película, dándole 3 de 4 estrellas y escribiendo: «Tronchatoro es el tipo de villana que los niños pueden disfrutar, porque es demasiado ridícula para ser tomada en serio y, sin embargo, es realmente mala y malvada, como la bruja de Blancanieves. Y como la mayoría de los niños han sentido en un momento u otro que sus padres no son lo suficientemente amables con ellos, también pueden disfrutar el retrato de los padres de Matilda».[14]​ Al escribir para Empire, Caroline Westbrook le dio a la película una calificación de tres estrellas y elogió la inteligente dirección de Danny DeVito.[15]

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