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Mesrop



San Mesrob Mashtóts (362 - 17 de febrero de 440) fue un monje, teólogo y lingüista armenio. Es conocido por haber inventado el alfabeto armenio , que fue un paso fundamental para el fortalecimiento de la Iglesia apostólica armenia, el gobierno del Reino de Armenia, y la unión entre hablantes del idioma armenio del Reino de Armenia, del Imperio bizantino, y del Imperio persa.

Mesrob Mashtóts nació en Taron[1]​ y murió en Vagharshapat. Koriún, su pupilo y biógrafo, nos dice que Mesrop recibió una educación liberal, y fue versado en los idiomas griego, siríaco y persa.[1]​ Debido a su piedad y aprendizaje, Mesrob fue nombrado secretario del rey Cosroes IV. Su deber era escribir en griego, persa y siríaco los decretos y edictos del soberano.

Pero Mesrop sintió la llamada a una vida más perfecta. Dejó la vida en la corte para servir a Dios, tomó los hábitos, y se retiró a un monasterio con unos pocos compañeros elegidos. Allí, de acuerdo con Koriún, se sometió a grandes austeridades, soportando el hambre y la sed, el frío y la pobreza. Vivía de vegetales, vestía solo un cilicio, dormía en el suelo, y a menudo pasaba noches enteras orando y estudiando la Biblia. Continuó con este régimen de vida por unos pocos años, durante los que se preparó para la gran labor que luego llevó a cabo.

Armenia fue durante largo tiempo campo de batalla entre romanos y persas. Perdió su independencia en el año 387, y fue dividida entre el Imperio bizantino y Persia, a la que quedaron cuatro quintos de su territorio. El oeste de Armenia fue entonces gobernado por generales bizantinos, mientras que un rey armenio gobernaba como súbdito el territorio incorporado a Persia. La Iglesia se vio influida por estas políticas violentas, aunque la pérdida de la independencia civil y la división del terreno no pudieron destruir su organización o doblegar su espíritu. La persecución religiosa produjo una mayor actividad, y tuvo como efecto el producir una unión del clero, los nobles y el pueblo. Los principales eventos de este periodo son la invención del alfabeto armenio, la revisión de la liturgia, la creación de una literatura nacional y eclesiástica y el reajuste de las relaciones jerárquicas. Tres hombres están asociados con ese extraordinario trabajo: Mesrop, Isaac de Armenia, y el rey Vramshapuh, que sucedió a su hermano Cosroes IV en 394.

Mesrop había pasado algún tiempo en un monasterio preparándose para la vida monástica. Con el apoyo del príncipe Shampith, predicó los Evangelios en el distrito de Golthn cerca del río Araxes, convirtiendo a muchos herejes y paganos. Sin embargo, pasó grandes dificultades ya que los armenios no tenían alfabeto propio: utilizaban las escrituras griega, persa y siria, pero ninguna era adecuada para representar correctamente los numerosos sonidos de su lengua nativa. Nuevamente, las Sagradas Escrituras y la liturgia, escritas en sirio, resultaban, para muchos, ilegibles. De allí la constante necesidad de traductores e intérpretes que explicaran la palabra de Dios al pueblo.

Deseoso de corregir la situación, Mesrop decidió inventar un alfabeto nacional, para el cual el rey Vramshapuh e Isaac prometieron asistirlo. Resulta difícil determinar exactamente qué rol tuvo Mesrop en su creación. De acuerdo con sus biógrafos armenios, consultó a Daniel, un obispo de Mesopotamia, y a Rufinus, un monje de Samosata y con su ayuda pudo darle una forma definitiva, que posiblemente adaptó del griego. El alfabeto de Mesrop consiste en 36 letras; otras dos (la O larga y la F) fueron agregadas durante el siglo XII.

Ansiando que otros se beneficiaran de su invento, e incentivado por el patriarca y el rey, Mesrob fundó numerosas escuelas en diferentes partes del país. En ellas los jóvenes aprendían el nuevo abecedario. Pero su actuación no estuvo confinada solo a la Armenia oriental. Provisto de cartas de Isaac, fue a Constantinopla y obtuvo permiso del emperador Teodosio el Joven para predicar y enseñar en sus posesiones armenias. Tras regresar a la Armenia Oriental para informar los resultados de sus misiones al patriarca, pensó por primera vez en proveer a sus compatriotas de literatura religiosa. Habiendo reunido numerosos discípulos, envió algunos a Edesa, Constantinopla, Atenas, Antioquía, Alejandría, y otros centros de aprendizaje a estudiar el idioma griego y traer de regreso piezas maestras de la literatura griega. Algunos de sus más famosos discípulos fueron Juan de Egheghiatz, José de Baghin, Yeznik, Koriún, Moisés de Chorene, y Juan Mandakuni.

La invención del alfabeto en el año 406 determinó el comienzo de la literatura armenia, y probó ser un factor poderoso en la formación de un espíritu nacional. "El resultado del trabajo de Mesrob e Isaac", dice San Martín,[2]​ "fue separar para siempre al pueblo armenio de otros pueblos del este, para convertirlos en una nación propia, y para fortalecer en ellos la fe cristiana prohibiendo el uso de alfabetos extranjeros utilizados para transcribir los libros de Zoroastro . A Mesrob le debemos la preservación del lenguaje y la literatura armenias; porque sin su trabajo, su pueblo habría sido absorbido por los persas y sirios, y habría desaparecido como muchas otras naciones del este".

El primer monumento a la literatura armenia es la versión de las Sagradas Escrituras. Isaac, según Mosiés de Chorene, realizó una traducción de la Biblia de un texto sirio hacia el año 411. Este trabajo debió haber sido considerado imperfecto, ya que poco después Juan de Egheghiatz y José de Baghin fueron enviados a Edessa para traducir las escrituras. Llegaron hasta Constantinopla y regresaron con copias de la versión griega. Con la ayuda de otras copias obtenidas de Alejandría, la Biblia fue traducida, nuevamente del griego, de acuerdo con el texto de la versión de los Setenta y la "Hexapla" de Orígenes. Esta versión, actualmente en uso en la iglesia armenia, fue completada alrededor del año 434.

Los decretos de los tres primeros concilios — Nicæa, Constantinopla, y Éfeso — y la liturgia nacional (hasta ese entonces escrita en siríaco) también fue traducida al armenio, siendo la última revisada según la liturgia de san Basilio, aunque reteniendo algunas características propias. Muchas obras de los Padres griegos también fueron traducidas. La pérdida de los originales griegos dio especial importancia a algunas de estas versiones; así, la segunda parte de las Crónicas de Eusebio, de las que solo se conservan algunos fragmentos en griego, se conserva íntegro en armenio. Mesrob volvió a visitar los sitios que había evangelizado y, después de la muerte de Isaac en el año 440, se encargó de la administración espiritual del patriarcado. Sobrevivió a su maestro y amigo solo seis meses. Los armenios leen su nombre en el Canon de la Misa, y celebran su memoria el 19 de febrero.

Está enterrado en Oshakán, un pueblo a 8 km del sudoeste de Ashtarak.

San Mesrob también produjo un número de composiciones litúrgicas. Algunas de las piezas que se le atribuyen son:



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