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Miserentissimus Redemptor



Miserentissimus Redemptor es el título de la 11ª encíclica del papa Pío XI, datada el 8 de mayo de 1928, sobre la devoción al Sagrado Corazón,[1]​ refiriéndose especialmente a la necesidad de reparar y desagraviar a Jesús por nuestros pecados y los de toda la humanidad.

El papa comienza la encíclica recordando el cuidado que Jesús prometió a sus discípulos.

Explica el papa a continuación como esa promesa alentó a los Apóstoles en su misión de extender el evangelio, y del mismo modo a cuidado a la Iglesia a lo largo de los siglos. Un cuidado que no ha disminuido en los tiempos actuales, aunque algunos los desconozcan o desdeñen. De ahí las quejas de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, ante la falta de correspondencia de tantos, y la necesidad de recordar el amor misericordioso que Jesús nos tiene.

Por esto. sigue la encíclica, en tiempos recientes León XIII, en la encíclica Annum sacrum, declaró:

considerando que en la devoción al Sagrado Corazón se contiene la suma de toda la religión y la norma de vida más perfecta, el papa valora la consagración del Corazón de Jesús realizada por León XIII, como manifestación del deseo de que Cristo reine en el mundo.[4]​ Por lo demás no se puede dudar que tal como Jesucristo prometió a Santa Margarita María de Alacoque: "todos aquellos que con esta devoción honraran su Corazón, serían colmados con gracias celestiales»."[5]

Quiere el papa ahora señalar, como una consecuencia de esa devoción, la necesidad de reparar y expirar por las ofensas a Dios y la misericordia del Sagrado Corazón:

Habiendo expuesto la necesidad de reparación, el papa establece que en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, cuya categoría litúrgica refuerza,[6]​ se rece solemnemente un acto de reparación, utilizando una oración de expiación que incluye la pie de la encíclica. Concluye el papa la encíclica presentando a la Virgen María los deseos que expone en la encíclica, y acudiendo a su intercesión con Cristo.

Tras la encíclica, en el mismo volumen del Acta Apostolicae Sedis, se publica una "Oración expiatoria al Sagrado Corazón de Jesús", en varios idiomas: latín, italiano, francés, español, portugués, inglés, alemán y polaco,[7]​ a cuyo rexo se le concede, mediante oficio de las Sagrada Penitenciaria Apostólica, una indulgencia parcial de 300 días y plenaria si se reza diariamente durante un mes[8]



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