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Moab



Los moabitas, cuyo territorio se conocía como Moab (en hebreo, מוֹאָב‎, Môʾāḇ(tiberiano), Moʾav; en asirio Muʾaba, Maʾba o Maʾab; en egipcio Muʾab; en árabe, مؤاب‎, Muʾāb; en griego, Μωάβ, Mōáb o Μοαβῖτις, Moabitis), eran un pueblo semita que vivía al este del mar Muerto, en la actual Jordania.[1]​ Se originó durante el Bronce Reciente debido a la llegada de los pueblos del mar.[2]

El término hebreo מוֹאָב (Môʾāḇ) es de etimología desconocida; existen varias propuestas, más o menos populares («semilla de un padre»; «desear», etc.) pero ninguna ampliamente aceptada.[1]

Otra versión es la que se da en la Biblia: allí se narra que Moab (patriarca del posterior pueblo moabita) sería el primero de los dos hijos (junto con su hermano Amón o Ben-Ammi) que Lot habría tenido incestuosamente con sus propias hijas, que lo emborracharon al creerse en la obligación de tener relaciones con su padre para perpetuar su descendencia tras la destrucción de Sodoma y Gomorra.[3][4]

El territorio de Moab se extendía desde el extremo norte del mar Muerto hasta el río Arnon, unos 40 km al sur.[1]​ Se trataba de una meseta con abundante agua que podía mantener una importante cabaña ganadera.[1]​ Limitaba al este con Amón y el desierto; los límites lo marcaban pequeñas colinas, en primavera cubiertas de hierba.[1]

Las precipitaciones eran abundantes y los veranos más fríos que en la región de Judea. En invierno y primavera no era infrecuente la nieve.[1]

Está atestiguada la construcción de canales de irrigación ya alrededor del año 3000 a. C., aunque alguna catástrofe ocurrida alrededor del 1900 a. C. provocó que se abandonaran y la población adoptara un estilo de vida nómada.[1]​ Gradualmente volvieron a surgir nuevos asentamientos y fortalezas amuralladas, que formaban una barrera para los beduinos de las estepas del desierto oriental.[1]

La existencia de los moabitas está atestiguada por numerosos hallazgos arqueológicos, muy notablemente la estela de Mesha, que describe la victoria moabita sobre un anónimo hijo del rey Omri de Israel.[1]​ Según la Biblia, tras la conquista de Canaán por parte de los hebreos el territorio de Moab correspondería a la tribu de Rubén[5]​ y, de hecho, parece que estuvieron sometidos temporalmente a control hebreo.[6]​ Con todo, consiguieron independizarse y controlar a su vez zonas de Judá e Israel de manera temporal.[6]

Su capital estaba en Dibon, situada cerca de la moderna localidad jordana de Dhabian. Los asirios los conquistaron alrededor del 732 a. C., convirtiéndolos en vasallos y demandando tributo, al igual que los babilonios.[6]​ Los griegos denominaron al territorio Moabítide, que se corresponde con el reino de Moab.

Flavio Josefo habla de los moabitas como una nación de Celesiria y nombra las ciudades moabitas conquistadas por Alejandro Janneo: Heshbon, Medaba, Pellas, y otras al norte del río Arnon, que según él delimitaba las tierras entre moabitas y amoritas.

El territorio de Moab contaba con abundante agua; en la llanura se producía grano y frutas.[1]​ Además, podía mantener una importante cabaña ganadera, sobre todo ovejas.[1]

El idioma moabita estaba estrechamente relacionado con el hebreo bíblico, hasta el punto de considerarse una variedad dialectal.[7]​ La principal fuente de conocimiento sobre el moabita proviene de la estela de Mesa,[8]​ que es el único texto extenso conocido en este idioma. Además, se halló una inscripción de tres líneas en El-Kerak, así como unos cuantos sellos. Se escribía mediante una variante del alfabeto fenicio.[8]

Los moabitas eran politeístas: su principal dios era Quemos (hasta el punto de que la Biblia los llama ocasionalmente «pueblo de Quemos»)[9][10]​ y adoraban también a Baal-Peor, probablemente como diosa de la fertilidad o del amor, a esta diosa se la ofrendaba colocando unas vasijas en forma de cruz cristiana prendidas dentro con fuego durante la noche en el Monte Hermón probablemente, y todas las mujeres madres se formaban para cierta cruz ya que no era sólo una, dejaban caer a un bebé suyo recién nacido en la parte central-superior de la cruz y hasta que el niño se incinerase completamente, seguía la otra madre con su hijo. Se han hallado estatuillas de dioses y diosas probablemente relacionadas con cultos de la fertilidad y vinculadas a la diosa Ashtor-Quemos.[6]

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