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Modos griegos



Un modo griego es una organización de sonidos ascendentes (que van de un sonido grave a uno más agudo) estableciendo distancias de tono o medio tono entre los siete sonidos que lo conforman. Los modos griegos establecen los fundamentos teóricos de lo que posteriormente se ha denominado escalas musicales. Para ser más comprensible esta definición, se puede construir un modo o escala si se usan las notas de una escala mayor cambiando el punto de partida.

En la teoría musical de la antigua Grecia es más apropiado emplear los términos harmonia o tonos (en plural harmoniai o tonoi), ya que la palabra «modo» es un término latino posterior.[1]​ Los modos griegos antiguos o escalas griegas según la tradición de Aristoxeno de Tarento eran los siguientes:[2][3][4]

La base de la antigua teoría griega era el tetracordio, sucesión conjunta de cuatro notas en sentido descendente comprendidos en el ámbito de una cuarta justa. El dórico o dorio era el tetracordo básico de cuyas notas surgían otros tres. La unión de dos tetracordos iguales constituía el modo. El nombre de los tetracordos y sus nombres son: Dórico -simétrico, Frigio -simétrico, Lidio -simétrico, Mixolidio -asimétrico

Cada modo tenía una nota fundamental, (tónica, la primera nota de la escala), y una nota dominante (la quinta nota de una escala). La fundamental y la dominante eran las mismas notas en el modo auténtico y en su correspondiente hipo- o plagal. La diferencia era que la escala hipo- empezaba y terminaba con la fundamental y en el modo auténtico empezaba y terminaba con la dominante. Solamente las notas la', sol, fa y mi podían ser fundamentales y mi, re, do y si eran dominantes. El modo dórico era el más importante del sistema.

Estos 8 modos se clasificaban en dos tipos:[5]

La teoría musical griega distinguía tres géneros de escalas:[6][7]

Durante la Edad Media se llevó a cabo una reorganización del sistema modal, de tal manera que los modos pasaron a ser ascendentes. Se les llama también modos eclesiásticos o gregorianos por ser utilizados en el canto llano litúrgico. Los sonidos que conforman cada uno de los siete modos son el resultado de tocar sólo las teclas blancas del piano, comenzando en una determinada tecla blanca cada vez y subiendo tecla por tecla. La sucesión de tonos y semitonos en cada uno de los modos es lo que les da su carácter especial. Así, el modo en que está escrita una melodía se caracteriza por su nota final (la nota en la que termina) y su ámbito (desde la nota más grave a la más aguda).

Estos modos medievales son una copia de los ocho tonos bizantinos y tomaron sus denominaciones de los modos griegos. La iglesia bizantina desarrolló en sus orígenes un sistema de ocho modos musicales (el oktōēchos), que sirvió como modelo para que los teóricos del canto llano medieval europeo desarrollaran su propio sistema de clasificación modal a partir del siglo IX.[8]​ El éxito de la síntesis occidental de este sistema con elementos del cuarto libro de la serie De institutione musica de Boecio, creó la falsa impresión de que el oktōēchos bizantino era herencia directa de la antigua Grecia.[9]​ El término fue usado originalmente para designar a una de las harmoniai tradicionales de la teoría musical griega y tenía varios significados, entre los que se incluía el sentido de una octava formada por ocho sonidos. Este nombre fue tomado por el teórico Ptolomeo del siglo II junto con otros seis para designar sus siete tonoi o tonalidades de transposición. Cuatro siglos más tarde, Boecio interpretó a Ptolomeo en latín, aún con el sentido de tonalidades de transposición en lugar de escalas. Cuando la teoría del canto llano estaba siendo formulada por primera vez en el siglo IX, estos siete nombres más un octavo, hipermixolidio (más tarde sustituido por hipomixolidio), fueron nuevamente reasignados en el tratado anónimo Alia Musica. Uno de los comentarios sobre ese tratado denominado Nova expositio, les dio por primera vez el sentido de especies de octavas diatónicas o escalas.[10]

En cualquier caso, el sistema medieval no debe confundirse con los antiguos modos griegos, que son en realidad "escalas tipo" inseparables de fórmulas características, según un concepto todavía frecuente en las músicas de los pueblos en estado natural y orientales, unidas a una noción de altura, de timbre, simbolismo y de eco. Los modos eclesiásticos no se organizan sobre tónica y dominante, sino sobre la nota finalis, similar a la tónica y que se corresponde con la primera nota en los modos auténticos, y la tenor o nota de recitación, "que sostiene", ésta no es una dominante estrictamente porque la dominante tiene relaciones más complejas, ésta solo sostiene. Es sobre la que se realiza la salmodia.

El análisis de cada escala modal se efectúa con un número romano que marca su posición en relación con la escala mayor o modo jónico.

Cada modo o escala modal tiene una nota característica que le otorga su singularidad y con ello su sonoridad particular.[12]​ Las notas características de los siete modos griegos son:



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