En la mitología griega se denominan moliónidas o moliones a dos gemelos llamados Ctéato y Éurito, hijos de Poseidón y Molíone. Poseidón sedujo a su madre en forma de pájaro, por lo que ambos nacieron de un huevo de plata que puso Molíone. Se les nombra también con el epíteto de actéridas, en honor de su padrastro Áctor.
Según las versiones, aparecen como dos siameses unidos por la cintura o como dos seres independientes de prodigiosa fuerza, pero humanos. Estaban casados con Teronice y Teréfone, hijas de Dexámeno.
Siendo todavía unos adolescentes defendieron el reino de Élide del ataque del rey Neleo de Pilos, en el que se destacó su abuelo Molio. Al ser todavía inexpertos en la lucha, hubieran muerto en esa ocasión si no hubiera intercedido su padre Poseidón, que provocó un terremoto y los alejó del campo de batalla envolviéndolos en una espesa niebla.
Algunos años más tarde el rey de Élide, Augías, se enfrentó a Heracles con motivo del quinto trabajo que le había encomendado Euristeo, que era el de limpiar los inmensos establos del primero. Augías le prometió una parte de su ganado si hacía la misión en un solo día, lo que el héroe realizó desviando los cauces de los ríos Alfeo y Peneo. Entonces el rey de Élide montó en cólera y se negó a cumplir su parte del trato, alegando que el trabajo lo habían hecho realmente los ríos. Humillado, Heracles reclutó un ejército entre los países vecinos y atacó a Augías, que nombró a los moliónidas generales de su ejército para enfrentarse a la coalición recién formada. En esa época el padrastro de los moliónidas, Actor, participaba en el gobierno de Élide, por lo que los hermanos se tomaron la defensa de su país como un asunto personal.
La guerra que siguió se interrumpió cuando Heracles se sintió enfermo y firmó una tregua con los moliónidas. Pero estos, aprovechando esta circunstancia, atacaron por sorpresa y provocaron muchas bajas (entre ellas el hermano de Heracles llamado Ificles). Intentando evitar una carnicería, el reino de Corinto convocó una tregua que ponía fin a las hostilidades con la excusa de la celebración de los juegos ítsmicos. Pero Heracles no se conformó con esto, como era de esperar, y dejó pasar tres años hasta que, en un festival en honor a Poseidón que estaban celebrando los eleos cerca de Cleonas preparó una emboscada en la que murieron los moliónidas y el hijo de Augías, general también de su ejército.
Molíone en persona se afanó en averiguar quién había sido el autor del cobarde asesinato, y cuando lo descubrió pidió una satisfacción a los argivos, pues Heracles ya había huido a su palacio de Tirinto. Pero estos se la denegaron, por lo que Molíone solicitó a los corintios que no dejasen participar a Argos en la celebración de los juegos ítsmicos. Tampoco esta solicitud fue atendida, con lo que a la madre de los moliónidas sólo le quedó maldecir a sus conciudadanos, testigos mudos de su dolor. Desde entonces se decía que ningún eleo volvió a ganar una prueba de los mencionados juegos.
Otras hazañas en las que destacaron los moliónidas fueron la caza del jabalí de Calidón y su victoria frente a Néstor en una competición de carros.
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