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Monte McKinley



¿Dónde nació Monte McKinley?

Monte McKinley nació en Estados Unidos.


El Denali o monte McKinley es la montaña más alta de América del Norte, con una altitud de 6190 m s. n. m.[1]​ Está situado en la cordillera de Alaska, en el centro-sur del estado de Alaska (Estados Unidos). A pesar de no ser uno de los más altos del mundo, el desnivel que hay que superar (unos 4000 m desde el campo base), junto a las bajas temperaturas, dada su cercanía al círculo polar ártico, hacen del Denali uno de los picos más complicados de ascender. El nombre Denali significa «el Grande» en las lenguas atabascanas.[2]

Se encuentra en el parque nacional y reserva Denali, formando parte de la cordillera de Alaska, con 6168 msnm, donde a su vez se encuentran importantes cumbres, como el monte Hunter, el monte Foraker, o el monte Huntington. A tan solo tres grados del círculo polar ártico (63º5'52,34"N), es el seismil más septentrional del mundo. Todas las demás cumbres de más de 6000 m están situadas entre 43ºN y 34ºS.

En 1896 la montaña fue bautizada por un buscador de oro como «monte McKinley» (de forma oficial en 1917) en honor del entonces candidato y futuro 25.º presidente de Estados Unidos: William McKinley. Activistas en pro de los derechos de los amerindios comenzaron a presionar por la recuperación del nombre original y de hecho, Denali, era el nombre preferido por los montañistas.

Cuando fue establecido en 1980 el parque nacional de Denali el estado de Alaska hizo cambiar el nombre, pero no así el Comité de Nombres Geográficos de Estados Unidos, que mantuvo el nombre de «McKinley».

El 30 de agosto de 2015, justo antes de una visita presidencial de Barack Obama a Alaska, se anunció que el orónimo «Denali» sería restituido de acuerdo con la designación de la Junta Geográfica de Alaska. La batalla por el nombre del monte ha enfrentado en el Congreso a los legisladores de Alaska con los de Ohio, de donde era natural McKinley.[3]

El Denali es el tercer pico ultraprominente del mundo, con una prominencia de 6140 m «superior» a la del Everest (en sentido supuesto de desnivel, ya que el Everest no tiene prominencia teórica al no haber otro pico más alto en el mundo). Pese a que es 2700 m más alto, el hecho de tener la base en la meseta del Tíbet (a una altura de 5200 m) haría que su «prominencia real» fuese solo de 3700 m. La base del Denali está situada en una meseta de unos 600 m de altitud, convirtiéndose así en una «pared» de 5500 metros.

La montaña también se caracteriza por conferir a los escaladores un inusual alto riesgo de padecer el llamado mal de altura, lo que añadido a la presencia perenne de un clima polar, debido a su latitud y la proximidad a una corriente en chorro. En el ecuador, una montaña de esta altura tendría un 47 % más de oxígeno disponible en su cima.

El clima en Denali combina el clima polar propio de la región en la que se encuentra con el clima de montaña dada su altitud. Esto se traduce en unas condiciones meteorológicas muy extremas. Las heladas y las abundantes nevadas, presentes todo el año, dificultan la vida vegetal y animal, así como la propia ascensión para los alpinistas. Otro factor determinante de este clima tan frío es el viento, que puede llegar a alcanzar los 100 km/h en la cumbre.

En junio de 2002, se colocó una estación meteorológica al nivel de los 5800 m de altitud. Esta estación meteorológica fue diseñada para transmitir datos en tiempo real, para su uso por el público en la escalada y la comunidad científica.

La estación meteorológica registró una temperatura de −59,7 °C el 1 de diciembre de 2003. El día anterior, el 30 de noviembre de 2003, una temperatura de −59,1 °C que, combinado con viento a una velocidad de 29,6 km/h, produjo una sensación térmica récord en el continente norteamericano de −83,4 °C.

Incluso en julio, esta estación meteorológica ha registrado temperaturas de hasta −30,5 °C.

Pasó a ser ya conocido por los amerindios, quienes lo bautizaron como Denali, los primeros hombres blancos que contemplaron el monte fueron los exploradores de la fiebre del oro, a finales del siglo xix. Maravillados por su impresionante silueta, no tardaron en organizar expediciones a su cumbre.

El doctor Frederick A. Cook, después de dos intentos fallidos de encontrar una vía para alcanzar la cumbre, decidió en agosto de 1906 hacer un último intento, solamente acompañado por un ayudante nativo. A su regreso, aseguró que había alcanzado la cumbre, consiguiendo así un gran reconocimiento como alpinista. Tras la publicación del libro To the Top of the Continent, donde se narraba la hazaña, incluidas supuestas fotos de la cumbre, varios exploradores que le acompañaron en sus primeros intentos aseguraron conocer el sitio exacto donde fueron tomadas las fotografías. Esto les llevó en 1910 a organizar una expedición para desmentir la versión del doctor, y siguiendo la ruta que había descrito, llegaron al punto que consideraban como el final de la historia real y tomaron las mismas fotografías que publicó Cook. Estaban a unos 30 km de la cumbre. Mientras tanto, un grupo de montañistas que había partido rumbo a la cumbre por el sur volvió asegurando que había llegado y que, para demostrarlo, habían dejado un asta de 4 m en la que habían izado una bandera.

Ya en 1912, Brown y Parker, quienes habían formado parte del equipo en la expedición para desmentir a Cook, volvieron a intentarlo, con la ayuda de un tercer hombre, Merle LeVoy. Tras una dura ascensión y dadas las malas condiciones climatológicas, tomaron la decisión de volver al campamento base cuando casi habían alcanzado la cumbre. Entre los muchos percances que encontraron en su camino, cabe destacar que nada más bajar sintieron uno de los mayores terremotos conocidos, el que acompañó la erupción volcánica de Katmai. Todos los grandes picos de hielo que tuvieron que escalar quedaron reducidos a bloques de hielo esparcidos por la nieve.

Más tarde, otro hombre decidió intentarlo. Su nombre era Hudson Stuck, misionero de unos cincuenta años. En compañía de su equipo (Hudson Stuck, Harry Karstens, Walter Harper y Robert Tatum) tomaron la misma ruta norte que siguieron Brown y Parker. Tras varias semanas de ascensión por la ruta destrozada por el terremoto, el 7 de junio de 1913 partieron rumbo a la cumbre. Tras pasar por el punto en donde se quedaron Brown y Parker, no tardaron en alcanzarla. En ella no encontraron ningún mástil de madera, pero hicieron un gran hallazgo: se dieron cuenta de que el monte tenía un segundo pico situado más al sur, más bajo. Tras contemplarlo detenidamente con los prismáticos, se dieron cuenta de que, efectivamente, había un asta clavada en la nieve. Pasaron 19 años hasta que otro grupo de alpinistas, entre los que se encontraba el principal responsable del parque Denali, lo intentara.

El 20 de junio de 2019, el deportista ecuatoriano-suizo Karl Egloff logró establecer el récord de ascenso y descenso en 11 horas y 45 minutos.[4]



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