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Movimiento insumiso en España



La insumisión fue un movimiento antimilitarista de desobediencia civil al servicio militar, que existió en España desde finales de los años 80 hasta la suspensión del servicio militar obligatorio el 31 de diciembre de 2001.

El antecedente inmediato de la insumisión fue el movimiento de objetores de conciencia, iniciado en los últimos años del régimen de Franco, movimiento que pretendía el reconocimiento legal del derecho a no realizar el servicio militar por motivos de conciencia. Los objetores se negaban por tanto a incorporarse al ejército y eran procesados por ello, y en muchos casos acababan en prisiones militares. En 1984, el Congreso de los Diputados aprobó una Ley de Objeción de Conciencia que reconocía el derecho de los objetores, estableciendo un servicio civil de 18 meses de duración, denominado prestación social sustitutoria (PSS), como alternativa al servicio militar obligatorio. Los procesados fueron entonces amnistiados y quedaron libres de sus obligaciones militares. Un puñado de ellos, sin embargo, considerando que la mayor duración de la PSS penalizaba a los objetores, que se trataba de trabajos forzados que eliminaban puestos remunerados y que el objetivo debía ser la desaparición total del servicio militar, renunció a la amnistía y volvió a quedar en disposición de ser llamado a filas.

Cuando el ejército quiso volver a reclutarlos, los llamados "insumisos" se negaron tanto a incorporarse a filas como a acogerse a la objeción de conciencia. Al hacerlo incurrían en un delito y volvían a ser procesados, pero la existencia de una opinión pública mayoritariamente desfavorable al servicio militar obligatorio hacía que los procesos judiciales, sobre todo cuando incluían encarcelamiento, supusieran un coste político considerable para el gobierno.

La negativa a hacer el servicio militar estaba penada por el código penal militar y formaba parte de la jurisdicción del ejército, siendo la pena mínima para ese delito la de un año de cárcel. La negativa a realizar la PSS estaba penada por el código penal ordinario con dos años, cuatro meses y un día de prisión.

En los años siguientes aumentó exponencialmente el número de jóvenes que se negaban a incorporarse a filas o bien que, una vez reconocidos como objetores de conciencia, rehusaban hacer la PSS. Si la represión contra los insumisos era complicada dado el amplio apoyo social con el que contaban[cita requerida], era aún más difícil cuando debía realizarla la justicia militar, ya que los tribunales militares eran presentados por los antimilitaristas como "juez y parte" y los procesados no habían llegado a formar parte del ejército, con lo cual seguían siendo civiles: el paso de civiles por tribunales y cárceles militares evocaba demasiado la época de Franco. Así pues, el ejército solicitó al gobierno que le liberara de las tareas de represión de la insumisión[cita requerida], lo cual se llevó a cabo haciendo que los insumisos a la mili fueran juzgados por tribunales ordinarios. Al principio aplicando el código militar y más tarde un código penal reformado que incluía el delito de negativa a hacer el servicio militar, con una pena aumentada para equipararla a la que se aplicaba a los insumisos a la PSS.

La insumisión fue un movimiento asambleario y descentralizado que no logró ser capitalizado por ningún partido político. En las principales ciudades existían asambleas de insumisos y en torno a estos se formaban grupos de apoyo que se coordinaban entre sí en diferentes foros antimilitaristas. Los grupos más importantes fueron el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC), cercano a los planteamientos de la no violencia, y una constelación de colectivos llamados genéricamente Mili KK, más vinculados a la izquierda extraparlamentaria, aunque las líneas de división nunca fueron netas. También los grupos anarquistas jugaron un papel importante en la lucha antimilitarista, promoviendo la mayor parte de ellos la insumisión total (como las organizaciones CNT y FIJL). Aparecieron también numerosos colectivos, revistas, iconografía y música antimilitares. En vísperas de la desaparición del servicio militar el número de insumisos superaba la decena de miles.

La insumisión tuvo sobre todo un carácter netamente antimilitarista. Hubo también, sin embargo, quienes se adhirieron a la insumisión por motivos diferentes, sobre todo en los últimos tiempos: personas partidarias de un ejército profesional o nacionalistas vascos, catalanes, gallegos, etc., no necesariamente antimilitaristas, que se negaban a servir en un ejército "español".[1]

En cuanto a la estrategia a seguir en la desobediencia civil, hubo también diferentes posturas:

Quienes no estaban en situación de ser insumisos (hombres que ya habían hecho el servicio militar y mujeres) pusieron en marcha iniciativas de "autoinculpación": basándose en el principio jurídico de que quien induce al delito es también culpable, firmaban declaraciones acusándose a sí mismos de haber inducido a tal o cual insumiso a cometer su delito. En general las autoinculpaciones no fueron admitidas por los juzgados, pero sirvieron para que mucha gente estableciera un vínculo activo con la insumisión, entre ella destacados intelectuales, políticos, cineastas, cantantes, actores y otras personalidades[cita requerida].

La insumisión fue un movimiento de desobediencia civil sin parangón en ningún otro país europeo, siendo su antecedente más cercano en el llamado mundo occidental la desobediencia a la guerra de Vietnam en Estados Unidos. Los intentos de hacer algo parecido en otros países, como Alemania o Francia, fracasaron al no contar con demasiado apoyo social[cita requerida]. Se ha atribuido el éxito de la insumisión en España a una suerte de sentimiento antimilitarista supuestamente enraizado en la sociedad española y vinculado tanto a la resistencia contra el reclutamiento forzoso durante las Guerras Carlistas como a la lucha contra las guerras de Melilla y del Rif entre 1909 y 1927, e incluso hay quien ha querido establecer una relación con la gran difusión del anarquismo en España (desconocida en otros lugares) en las primeras décadas del siglo XX[cita requerida].

La insumisión provocó la reducción del servicio militar de 12 a 9 meses y un poco más tarde su total desaparición[cita requerida].

1937 Antonio Gargallo Mejía fusilado en Jaca el 18 de agosto de 1937 por negarse a incorporarse al Regimiento 17, miembro de los Testigos de Jehová.

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Uno de los medios de difusión y captación de activistas por la insumisión más importantes fue el musical, principalmente dentro del escenario punk. Aunque este tipo de música siempre se ha caracterizado por unos ideales antimilitaristas, muchos grupos escribieron temas directamente relacionados con el movimiento insumiso español.

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