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Museo Frida Kahlo



El Museo Frida Kahlo está ubicado en la calle de Londres 247, en uno de los barrios más antiguos y bellos de la Ciudad de México, el centro de Coyoacán.

También conocido como la Casa Azul, es de los sitios turísticos y culturales más representativos de la zona; el inmueble perteneció a la familia Kahlo desde 1904 y cuatro años después de la muerte de la pintora, en 1958, fue convertida en museo.

El padre de Frida, Wilhelm o Guillermo Kahlo —húngaro-alemán de nacimiento—, construyó en 1904 la casa, según la historiadora Beatriz Scharrer, "a usanza de la época: un patio central con los cuartos rodeándolo, el exterior era totalmente afrancesado". "Fueron Diego y Frida quienes, más tarde, le dieron un estilo muy particular y, al mismo tiempo, le imprimieron —con colores y decoración popular— su admiración por los pueblos de México".[1]

Este lugar también fue donde se dieron cita grandes personalidades que convivieron con Diego y Frida, como León Trotsky, Henry Moore, Remedios Varo y André Bretón.[2]

Durante los años posteriores, la propiedad sufrió una serie de modificaciones acordes a los gustos de la pareja. En 1937 se realizó la adquisición de lo que hoy es el jardín. En 1946 Diego Rivera decidió construir un estudio para Frida, que le encargó a Juan O’Gorman,[1]​ y en 1958, de acuerdo con la voluntad del pintor fallecido el año anterior, se abre la propiedad al pueblo mexicano, convirtiéndola en museo.

Las casas gemelas para Diego y Frida, actual sede del Museo Casa Estudio, declaradas Monumento Artístico en 1998, fue construido por encargo de Diego Rivera, en 1931, para el joven arquitecto y amigo de la pareja, Juan O’Gorman. Esta importante obra fue una de las primeras construcciones funcionalistas de Latinoamérica, incorporando de manera muy natural el estilo orgánico mexicano. Este conjunto, se trataba de una casa para Frida y otra para Diego, las cuales debían tener cada una su propio estudio.

El arquitecto, a través del uso de elementos propios, como el color, una escalera de caracol, un techo-terraza, otro aserrado, un puente y un cerco perimetral de cáctus, como se mencionó anteriormente, resolvió las viviendas con lo mínimo posible, tomando en cuenta la nueva forma de vivir que se estaba dando en México e incorporando la tradicional arquitectura mexicana.

La Casa Museo permite a sus visitantes descubrir la profunda relación que existe entre Frida Kahlo y Diego Rivera, sus pinturas y su hogar. Las habitaciones muestran parte de la obra de Frida y Diego Rivera, quien también vivió ahí.

Entre lo más destacado de la casa se encuentran las camas (cama de día y cama de noche) que utilizó Frida para pintar mientras se encontraba inmovilizada de la columna debido al terrible accidente que tuvo. Muchos de sus cuadros fueron inspirados por este y por el sufrimiento que vivió después de varias cirugías reconstructivas.

Otro de los atractivos del museo es el estudio de Frida, donde también se puede apreciar su biblioteca. La cocina de la casa ha sido preservada en el mismo estado que cuando la utilizaba la pintora. Ésta es un elemento muy importante dentro del recinto, ya que, todos los objetos dentro de ella, tal como vasijas y platos, claramente reflejan el impacto que tuvo la cultura mexicana en el estilo de vida gastronómico de la artista. A pesar de que en la época en que vivieron Frida y Diego ya se usaba el gas en las cocinas, a Frida le gustaba preparar las comidas de una forma más tradicional, con cocina a base de leña. Igualmente, el jardín a la mexicana que diseñó Diego Rivera, alberga una pirámide en la que se exponen su colección de piezas prehispánicas. [2]

Entre las obras más famosas que se encuentran en el museo están Viva la vida y Frida y la cesárea. Sin embargo la más grande e importante colección pública de obras originales de Kahlo se encuentra en el Museo Dolores Olmedo Patiño (28 elementos; el Museo de Arte Gehrke-Remund, en Alemania, posee 123, pero se trata de réplicas).[3][4][5]

Para poder descubrir la historia de Frida, el museo pone a disposición unas video-guías donde se explica la historia de cada parte de la casa y la importancia que tiene en la vida de la pintora.

En la antigua casa de Frida Kahlo —quien decía haber nacido en 1910 y al mismo tiempo que el nuevo México—, podemos encontrar no solo obras de arte suyas, sino que también podemos ser participes del dolor que abrazó a Frida desde su niñez con la poliomielitis que contrajo a los seis años, con el trágico accidente de tranvía que la imposibilitó para tener hijos, hecho que tardó mucho en aceptar y con el que le provocó la infidelidad de Diego Rivera, todo lo cual lo reflejó en sus pinturas. Esto nos hace recordar lo que pensaba Frida cuando comparaban su obra con el surrealismo: "Piensan que soy surrealista, pero no es cierto, no lo soy. Yo nunca he pintado lo que sueño. Yo pinto mi propia realidad".

En vida, Rivera le pidió a Dolores Olmedo que cuando él y Frida murieran convirtiera la casa en museo, dejando todo abierto al público con excepción de un baño, el cual podrían abrir quince años después de su deceso. Esos años se convirtieron en cincuenta y al abrir el espacio descubrieron miles de documentos, fotos, vestidos, libros y juguetes. Fue necesario acondicionar el inmueble de al lado para poder exhibir todos esos nuevos objetos.

En cada cuarto se revelan las obsesiones y costumbres que la pareja tenía en torno a la estética mexicana. Una colección de piezas prehispánicas se encuentra distribuida por toda la casa, hay cuadros y representaciones de San Judas que cuelgan de las paredes, plantas como cactus y telares. Los cuartos y estudios de los artistas reconstruidos en su totalidad:las pinturas, pinceles, libros y cuadernos tal y como alguna vez estuvieron. Las personalidades de Frida y Diego esparcidas por todos los rincones de su hogar dejando sus esencias en cada lugar.


La colección permanente está formada por los Espacios de la Casa Azul, los Objetos de la Casa Azul y las Obras Destacadas de la Colección. Entre las de esta última sección figuran El retrato de mi padre Guillermo Kahlo de (1952), Mi familia de (1949), Frida y la cesárea (1931), Viva la vida de (1954) y Naturaleza muerta (1942).

Entrada del Museo

Patio





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