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Diego Rivera



Diego Rivera (Guanajuato, México, 8 de diciembre de 1886-Ciudad de México, íd., 24 de noviembre de 1957)[3]​ fue un destacado muralista mexicano de ideología comunista, famoso por plasmar obras de alto contenido político y social en edificios públicos. La obra de Diego y de su esposa, la pintora Frida Kahlo, se influyeron mutuamente. Fue creador de diversos murales en distintos puntos del ahora llamado Centro Histórico de Ciudad de México, así como en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, y en otras ciudades mexicanas (Cuernavaca y Acapulco), norteamericanas y sudamericanas (Buenos Aires, San Francisco, Detroit y Nueva York).

Su padre fue Diego Rivera Acosta y su madre María del Pilar Barrientos.[4]​ Nació el 8 de diciembre de 1886 en la ciudad de Guanajuato. Al año y medio de haber nacido; murió su hermano gemelo Carlos María, mientras Diego, que padecía raquitismo y tenía una constitución muy débil, se mantuvo con vida.[3][4][5]​ Diego fue registrado bajo el nombre de Diego María Rivera, y fue bautizado como Diego Martín de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez.[4]​ En contra de los deseos de su padre, que prefería que ingresarse en el Colegio Militar, a partir de 1896 comenzó a tomar clases nocturnas en la Academia de San Carlos de la capital mexicana, donde conoció al célebre paisajista José María Velasco. En 1905, recibió una pensión del Secretario de Educación, Justo Sierra, y en 1907, otra del entonces gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa Méndez, que le permitieron viajar a España a hacer estudios de obras como las de Goya, El Greco y Brueghel[6]​ e ingresar en el taller de Eduardo Chicharro, uno de los retratistas más sobresalientes en Madrid.

En 1909, se trasladó a París, donde conoció a Angelina Petrovna Belova, más conocida como Angelina Beloff, pintora rusa con quien inició una relación amorosa que duró diez años. A diferencia de José Clemente Orozco, un artista afiliado al Ejército Constitucionalista, específicamente con el general Álvaro Obregón, y a diferencia también de David Alfaro Siqueiros, quien era oficial de alto rango, Diego Rivera no tuvo una participación directa en el conflicto político y militar de la Revolución Mexicana, como tanto se cree.[cita requerida]

A partir de entonces y hasta mediados de 1916, alternó su residencia entre México, Ecuador, Bolivia, Argentina, España y Francia, país este último en el cual tuvo los primeros contactos con los artistas de Montparnasse. Tuvo acercamientos con Alfonso Reyes Ochoa, Pablo Picasso y Ramón María del Valle-Inclán y, en general, con aquellos que participaron en las nuevas corrientes de Europa, como el cubismo, en el que también Diego se vio envuelto. Ese mismo año, en París, nació su primer hijo, llamado Diego, fruto de su unión con Angelina Beloff que, sin embargo, murió al año siguiente. En 1917, influido por las pinturas de Paul Cézanne, se introdujo en el postimpresionismo, y logró captar la atención con sus acabados y vivos colores, a diferencia de otros muralistas mexicanos que aún no cobraban popularidad.

En 1919, nació una hija suya y de Marievna Vorobieva-Stebelska, Marika Rivera y Vorobieva, a quien nunca reconocería, pero sí sostendría económicamente. Hacia 1920, y gracias al entonces embajador de México en Francia, Alberto J. Pani, Rivera abandonó el país, y también a Angelina Beloff, y emprendió un viaje a Italia, donde comenzó el estudio del arte renacentista. Por esas mismas fechas, Álvaro Obregón designó a José Vasconcelos como secretario de Educación, y en 1921, Rivera regresó a México, donde participó en el renacimiento de la pintura mural, iniciado por otros artistas y patrocinado por el gobierno en las campañas emprendidas por Vasconcelos y en las cuales participó al lado de los muralistas mexicanos José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo, así como el artista francés Jean Charlot.

En enero de 1922, comenzó a pintar su primer mural, intitulado La creación,[7]​ en el interior del Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria de la entonces llamada Universidad Nacional de México. Lo asistieron Carlos Mérida, Jean Charlot, Amado de la Cueva y Xavier Guerrero. El tema central es la formación de la raza mexicana. La figura central es un hombre que nace del árbol de la vida. Su obra pictórica comenzaría a convertirse en un factor considerable y de influencia para el movimiento muralista mexicano y latinoamericano. En diciembre de ese mismo año, se casó con Guadalupe Marín, también conocida como "La Gata Marín", a quien conoció a través de Julio Torri mientras elaboraba el mural.[8]

Con ella tuvo dos hijas: Lupe, nacida en 1924, y Ruth, nacida en 1926. En septiembre de 1922, inició el fresco en la Secretaría de Educación Pública. Se convirtió también en el cofundador de la Unión de Pintores, Escultores y Artistas Gráficos Revolucionarios. Ese mismo año, se afilió al Partido Comunista Mexicano, uno de los grandes factores influyentes de su pintura y del cual fue precandidato a la presidencia de la república en 1929. También se le otorgaron los permisos necesarios para comenzar las pinturas y murales del Palacio de Cortés, en Cuernavaca, Morelos, y en la Escuela Nacional de Agricultura, en Chapingo, así como en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, donde de 1929 a 1935 creó un ciclo narrativo sobre la historia del país desde los tiempos de los mexicas hasta el siglo XX.

Entre agosto de 1929 y mayo de 1930, fue director de la Escuela Central de Artes Plásticas. Salió de ahí debido a un movimiento estudiantil organizado en su contra.[cita requerida]

Hacia 1927, Rivera fue invitado a los festejos de los primeros diez años de la Revolución de Octubre en la Unión Soviética, por lo que partió hacia Moscú. Luego de su divorcio con Guadalupe Marín en 1928, contrajo nupcias con la pintora Frida Kahlo, en 1929. Este mismo año, fue expulsado del Partido Comunista Mexicano. Hacia 1930, fue invitado a los Estados Unidos para la realización de diversas obras, donde su temática comunista desataría importantes contradicciones, críticas y fricciones con los propietarios, con el gobierno y con la prensa estadounidense. Fue invitado por el arquitecto Timothy L. Pflueger para que pintara para él. Después de llegar en noviembre, acompañado por Kahlo, Rivera pintó un mural para el club de la ciudad de la Bolsa de San Francisco por 2500 dólares[9]​ y un fresco en la Escuela de Bellas Artes de California, el cual más tarde se trasladó a lo que hoy es la Galería Diego Rivera en la Escuela de Arte de San Francisco.[10]

Las más destacadas pinturas de Rivera en aquel país se encuentran en el San Francisco Art Institute -Escuela de Arte de San Francisco- así como en el Instituto de Artes de Detroit.

En 1933, el millonario Nelson Rockefeller lo contrató para pintar un mural en el vestíbulo de entrada del edificio RCA, en la ciudad de Nueva York. Era el edificio principal de un conjunto de construcciones que habría de conocerse con el nombre de Rockefeller Center.

El edificio, situado en Fifth Avenue, una de las avenidas más famosas, se convirtió en uno de los emblemas más importantes del capitalismo, y Diego Rivera diseñó, para esta ocasión, el mural denominado El hombre en la encrucijada o El hombre controlador del universo. Sin embargo, cuando se encontraba a punto de completarlo, incluyó en el mismo un retrato de Lenin. La reacción de la prensa y la controversia que suscitó fue inmediata y vociferante. Rockefeller vio el retrato como un insulto personal, y mandó cubrir el mural y más tarde ordenó que fuera destruido.

Rivera, poco después de ese incidente, regresó en 1934 a México, donde pintó el mismo mural, El hombre en el cruce de caminos, en el tercer piso del Palacio de Bellas Artes.[11]

Apoyado por gremios sindicales, Octavio Fernández Vilchis, allegado de Rivera comenzó brindar capacitación y formación política a los trabajadores del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción de la Ciudad de México en la Casa del Obrero. En este lugar comenzaron a tocar el tema de formar parte de un grupo de la IV Internacional. En las reuniones, además del pintor, participaron personalidades del medio como Félix Ibarra, los Ayala, Luciano Galicia, Carlos y Benjamín Álvarez, Frida Kahlo, Juan R. De la Cruz y de ocho a diez mil obreros del sindicato.[12]

Sin embargo, Con la adopción de la ideología trotskista por parte del sindicato, surgió discordia entre entre los miembros. Se dieron acusaciones hacia los pintores de pertenecer a la burguesía o de ser capitalistas, ya que buscaban trabajo por cuenta propia en los murales pintados por Diego Rivera. Galicia, Ibarra y los Ayala, por su parte, llamaron al campo y la ciudad a tomar acción directa contra las carencias en las que vivía el proletario, tomando como oportunidad la relevancia que el movimiento trotskista, el muralista y el sindicato tenían.

Se tomaron distintas posturas al respecto. Diego Rivera consideró necesario disolver la sección mexicana ya que el movimiento se estaba sacrificando a los intereses personales de León Trotski.

En 1943, fue uno de los miembros fundadores de El Colegio Nacional.[13]

Hacia 1946, pintó una de sus obras más importantes, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en el entonces recién construido Hotel del Prado de Ciudad de México. También integró, junto con José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, la comisión de Pintura Mural del Instituto Nacional de Bellas Artes.[11]

En 1950, ilustró Canto general, de Pablo Neruda, y ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México.[14]

En 1952, realizó el mural denominado La Universidad, la familia mexicana, la paz y la juventud deportista en el Estadio Olímpico Universitario, y en 1955, antes la muerte de Frida Kahlo en junio del año anterior, se casó con Emma Hurtado y viajó a la Unión Soviética para ser intervenido quirúrgicamente.


En el mural que se encuentra en el cubo de las escaleras del Palacio Nacional, Diego Rivera pintó a sus esposas y amigos. Cristina Kahlo, hermana menor de Frida -y aparentemente amante de Diego- aparece pintada a un lado de Frida Kahlo. Igualmente, hizo una pintura de su gran amiga María Cecilia Armida Baz (Machila), a quien le decía Machilxóchitl.

En 1953, creó una de sus más grandes obras. Se encuentra en el Teatro de los Insurgentes,[15]​ en Ciudad de México. Tiene un gran significado histórico; cada una de las imágenes representa parte de la historia del país. El mural está hecho de teselas de vidrio esmaltadas sobre placas de la marca Mosaicos Venecianos,[16]​ y la colocación estuvo a cargo del maestro Luigi Scodeller.

En un primer plano, se ve el teatro, representado por el antifaz y las manos en mitones, con el día y la noche como símbolo de la dualidad. Detrás de este símbolo, se encuentra un escenario, en cuyo centro se representa a Mario Moreno Cantinflas, el comediante popular mexicano que aquí se encuentra recibiendo dinero de las clases pudientes de la sociedad mexicana, representadas por capitalistas, militares, el clérigo y una cortesana, y repartiéndolo a las clases desprotegidas, que se encuentran a su izquierda. Detrás del escenario, se observa la antigua Basílica de Guadalupe.

Del lado izquierdo del mural, se encuentran varias imágenes de Maximiliano y Carlota, y junto a ellos, personajes de la historia mexicana como Benito Juárez, Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, Hernán Cortes y Juan Ruiz de Alarcón, todos ellos mezclados con personajes típicos de las pastorelas mexicanas, como el Diablo y el Arcángel.

Del lado izquierdo, en la parte baja, se encuentran las imágenes de músicos populares representantes de la cultura mexicana y una pareja bailando el jarabe tapatío.

Del lado contrario, se encuentra una mezcla de escenas de la Revolución mexicana y de la época prehispánica, representadas por músicos, sacerdotes y un jaguar.

Plasmado al interior del cárcamo, el mural El agua, origen de la vida representa la importancia del vital líquido en la vida humana. Simboliza la evolución biológica del ser humano y los usos del agua en la sociedad. Inaugurado en 1951, fue concebido para permanecer sumergido en el agua. El artista consideró el vital líquido como parte integral de la estética de su obra, pues el espectador debía ver el mural a través del movimiento y reflejos que se producían en el agua en su paso por un enorme tanque. Este recipiente era el receptáculo o cárcamo del monumental sistema hidráulico que conduce el agua de la laguna de Lerma, en el valle de Toluca, hasta la Ciudad de México. En el centro del recipiente Rivera pintó las primeras células (como si se vieran en un microscopio) y el universo microorgánico. En palabras del artista:

Una vez planteado el origen microscópico de la vida, el relato plástico sigue en los muros sur y norte, donde el artista representó a algunas especies animales y vegetales. La meta de la evolución se alcanza con la formación del ser humano, representado aquí por un hombre negroide y una mujer mongoloide encinta, que recuerda la fisionomía olmeca), con el embrión hecho visible. Rivera enfatizó en los cuerpos desnudos de esta pareja primordial su potencia sexual y reproductiva, como un homenaje al proceso de perpetuación de la especie, también considera los usos sociales del agua y el trabajo involucrado en las obras hidráulicas. A los lados de la boca del túnel, salen figuras de trabajadores: barreteros, perforadores, el ingeniero, y ofrecen en dimensión monumental, en sus cascos de protección usados como copas, agua al pueblo de la ciudad, seca y polvosa, representada en todas sus clases sociales. Cerca del ángulo oriente, los ciudadanos, gozando del agua abundante, en un medio fértil y limpio, y sin remolinos de polvo y basura. Del lado de la familia proletaria, ésta cultiva su jardín (flores, legumbres y maíz); del lado de la grande y pequeña burguesía, ésta se entrega a la higiene y al placer saludable de la natación (aquí incluyó un retrato de su hija Ruth). Une a ambos grupos la representación de los ingenieros de las obras y el arquitecto del edificio en una junta con el ingeniero director de las obras en el centro de la composición, que da instrucciones señalando un lugar preciso sobre el perfil del acueducto en copia azul.

En el muro norte, incluyó referencias históricas de México a través de un templo indígena, una iglesia colonial y un edificio moderno. Los muros oriente y poniente rinden un homenaje a ingenieros y obreros involucrados en el proyecto y recuerdan a 39 trabajadores que fallecieron durante las obras.

Bajo el gran grupo horizontal de los ingenieros y el arquitecto, están representadas, en esquema, celdas para producir cloro y amoníaco y los átomos de ellos y su combinación para hacer el desinfectante que purifica el agua, para su consumo como potable.

Falleció el 24 de noviembre de 1957, en San Ángel, al sur de la Ciudad de México, en su casa estudio, actualmente conocida como Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, y sus restos se colocaron en la Rotonda de las Personas Ilustres.[17]

En 2018 en Moscú en el Centro de Exposiciones Manezh, junto al Jardín de Alejandro y las murallas del Kremlin, se organizó una exposición que recoge la obra De Diego Rivera y Frida Kahlo, que lleva por título titulada Viva la vida. Frida Kahlo y Diego Rivera. La exposición ha sido organizada por la fundación cultural e histórica Sviaz vremión (El enlace de los tiempos) y el Museo Fabergé de San Petersburgo, y con la colaboración del Departamento de Cultura de Moscú.

La exposición plantea la vida y obra de Frida Kahlo y Diego Rivera como dos caminos paralelos que se encuentran en el arte, el amor y el desamor, la traición, los celos o la reconciliación, sin entrar en temas políticos.[25]

Las obras proceden de colecciones privadas de América Latina y de Europa, pero especialmente importante es la aportación hecha por el Museo Dolores Olmedo, de Ciudad de México.

La muestra reúne las cartas que Frida Kahlo envió a Diego Rivera entre 1940 y 1953. Estas cartas pertenecen a la colección personal de Anne-Marie Springer.

Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central

Ceremonias y celebraciones de la cultura totonaca

Fragmento de El hombre controlador del Universo

Mural del Palacio Nacional

Vista central del mural El hombre controlador del Universo, en El Museo del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México.



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