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Mutismo selectivo



El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad que consiste en que las personas afectadas, en determinados contextos o circunstancias, pueden llegar a inhibirse de manera tal que parecen mudos, a pesar de poder hablar normalmente en situaciones en las que se sienten cómodos y relajados.

Los datos disponibles refieren una incidencia de entre un 0,1 y un 1,9 por ciento entre los menores de 15 años, aunque se supone que las cifras reales son más altas por la dificultad de detectar el problema.

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el mutismo selectivo es descrito dentro del capítulo de Trastornos de Ansiedad Infantil, como un trastorno en el cual la persona parece mudo ante situaciones sociales o cuando se espera que hablen, pero son perfectamente capaces de hablar y de comprender el lenguaje. Funcionan normalmente en otras áreas de comportamiento y aprendizaje, aunque se privan severamente de participar en actividades de grupo. Es como una forma extrema de timidez, pero la intensidad y duración la distingue. Como ejemplo, un niño puede pasar completamente callado en la escuela, por años, pero habla libremente o excesivamente en casa.

Este trastorno no se considera como un problema de la comunicación, en que la mayoría de las personas se comunica a través de expresiones faciales, gestos, etc. En algunos casos, el mutismo selectivo es un síntoma de un trastorno de desarrollo o un trastorno psicótico.

Hay que realizar diagnóstico diferencial con Autismo o síndrome de Asperger. La diferencia fundamental es que en estos dos trastornos el individuo no habla independientemente del contexto, ya que está gravemente alterada la comunicación y la interacción social. No obstante, en este último caso puede darse como una comorbilidad, especialmente si la persona tiene alguna afectación que pueda producirle un bloqueo mental.

El mutismo selectivo es caracterizado por:

Se considera que el mutismo selectivo, si no es bien tratado, será el antecesor de una futura fobia social y/o trastorno de personalidad por evitación.

La etiología del mutismo selectivo se ha clarificado y consolidado tras su comprensión como un trastorno de ansiedad.

No se ha identificado una única causa del mutismo selectivo, las investigaciones más recientes evidencian un origen multifactorial (Cohan et al., 2006[1]​; Muris y Ollendick, 2015[2]​; Hua y Major, 2016[3]​ y Asociación Americana Mutismo Selectivo, 2018).

Factores Genéticos:

Los estudios clínicos y académicos realizados indican que el mutismo selectivo suele ser hereditario (Black y Uhde, 1995[4]​). Existe clara evidencia de que existe un vínculo genético entre los niños/as con mutismo selectivo y los padres o familiares ansiosos. La fobia social, el trastorno de personalidad evitativo y los padres que han sufrido o sufren mutismo selectivo son más frecuentes en las familias con un niño/a con mutismo selectivo que en otras familias (Black & Uhde, 1995; Chavira et al., 2007[5]​; Kristensen y Torgersen, 2001[6]​ y 2002[7]​, Remschmidt et al, 2001[8]​).

Los estudios existentes de gemelos/as monocigóticos indican que ambos/as tienen el diagnóstico de mutismo selectivo (Segal, 2003[9]​).

Hay estudios que han identificado y evidencian una variación genética específica que está asociada al mutismo selectivo, esta variación genética también está vinculada al trastorno de ansiedad social (Stein et al., 2011[10]​).

Factores temperamentales:

Se ha demostrado que hay personas que nacen con temperamentos inhibidos, esto significa que incluso de recién nacidos estas personas son más propensas a ser miedosas y recelosas ante nuevas situaciones (Kagan, 1994[11]​)[11]).

El temperamento inhibido como factor de riesgo para la ansiedad social es un factor estudiado y claramente establecido (Biederman et al., 2001[12]​ y Hirshfeld-Becker, 2007[13]​).

Se ha observado una asociación entre el mutismo selectivo y la inhibición conductual (Gensthaler et al., 2016[14]​; Muris et al., 2015[15]​). Los niños con mutismo selectivo generalmente han nacido con temperamentos severamente inhibidos, lo que explica que la mayoría de las características de comportamiento distintivas de estos niños se producen desde muy pequeños.

Los niños con temperamentos inhibidos tienen un menor umbral de excitabilidad en el área del cerebro, llamada amígdala. La función normal de la amígdala es recibir y procesar las señales potenciales de peligro (del sistema nervioso simpático) y poner en marcha una serie de reacciones que ayudan a los individuos a protegerse del mismo. En el caso de los niños con mutismo selectivo, los escenarios temibles son los entornos sociales como fiestas de cumpleaños, escuela, reuniones familiares, situaciones nuevas, etc. Aunque no exista ninguna razón lógica para el miedo, las sensaciones que el niño experimenta son tan reales como si hubiera una amenaza o peligro real (Asociación Americana Mutismo Selectivo, 2018).

Factores ambientales

La teoría del Psicoanálisis sostuvo durante bastante tiempo que el mutismo selectivo casi siempre era causado por un trauma psicológico o físico grave. En la actualidad estas conceptualizaciones NO tienen aceptación. Los estudios NO han demostrado que la causa del mutismo selectivo esté relacionada con el abuso, la negligencia, el trauma, mala educación, familias disfuncionales sino a factores ya expuestos vinculados con la genética y el temperamento (Asociación Americana Mutismo Selectivo, 2018).

Los niños bilingües/multilingües están sobrerepresentados en el mutismo selectivo (Elizur y Perednik, 2003[16]​;Topelberg, et al., 2005[17]​).

Las transiciones, como por ejemplo, comenzar la escuela o conocer personas nuevas, son especialmente difíciles para estos niños y pueden desencadenar mutismo selectivo. En contraste con los niños tímidos, que adquieren confianza después de un tiempo, los niños con mutismo selectivo continúan sin hablar y son retraídos (Oerbeck et al., 2018[18]​; Steinhausen y Juzi, 1996[19]​).

Factores del Neurodesarrollo:

Los niños con mutismo selectivo tienen mayores tasas de trastornos del neurodesarrollo. Los más prevalentes son las alteraciones sutiles del habla y / o del lenguaje, como anormalidades del lenguaje receptivo y / o expresivo y retrasos en el lenguaje. Otros pueden tener discapacidades de aprendizaje sutiles, incluido el trastorno del procesamiento auditivo (Kristensen, 2000[20]​; Klein et al., 2012[21]​).

Sugerencias para su atención

Se realiza una terapia primeramente para tratar la conducta. Una vez que se ha trabajado esta de forma progresiva y reforzando los aspectos positivos, se aplicará la rehabilitación por parte de un logopeda. Este tipo de tratamientos, suele tener un abandono muy alto, por lo que habrá que emplear determinadas estrategias para aumentar la confianza entre el paciente y el profesional.

Normalmente, las personas con mutismo selectivo suelen tener asociadas alteraciones del habla y del lenguaje. Ya que es un trastorno multidisciplinar, el logopeda se encargará de detectar y discriminar las características del mutismo selectivo.[22]​ En resumen, el logopeda será la persona encargada de que el lenguaje que se ha perdido mejore de forma sustancial. Para ello, se aplicarán las técnicas logopédicas para restablecer el lenguaje en el paciente.



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