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Nican mopohua



Nican mopohua (Nicān mopōhua) es el nombre con el que se conoce ampliamente el relato en náhuatl de las apariciones marianas de la santísima Virgen en México, bajo la advocación de Guadalupe, que tuvieron lugar en el cerro del Tepeyac, al norte de la actual Ciudad de México. Nican mopohua (que puede traducirse como Aquí se narra) son en realidad las dos primeras palabras de este relato cuya autoría, según el editor Luis Lasso de la Vega), es de Antonio Valeriano.1

El Nican Mopohua está contenido en un libro más amplio: el Huei tlamahuiçoltica o El Gran Suceso, publicado en el año 1649. El título de esta obra en realidad es Huei tlamahuizoltica omonexiti in ilhuícac tlatohcacihuapilli Santa María Totlazonantzin Guadalupe in nican huei altepenáhuac México itocayocan Tepeyácac (en náhuatl, Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl de México, ahí donde llaman Tepeyacac).

El Huei Tlamahuizoltica, que consta de 36 páginas, fue publicado por el bachiller Luis Lasso de la Vega (1605-1660), a la sazón vicario de la capilla del Tepeyac; contiene, entre otras cosas, el relato de las apariciones: Nican Mopohua de Antonio Valeriano, relato que, según Luis Lasso de la Vega, escuchó Antonio del propio Juan Diego. Contiene también el Nican Motecpana de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, que enlista algunos milagros (concretamente 14).

Es probable que el manuscrito náhuatl usado por Luis Lasso de la Vega fuera el original de Antonio Valeriano. La mayoría de las autoridades están de acuerdo en eso y en la datación de cuándo fue escrito: en el año 1556.[1][2][3]​ De hecho, el historiador Edmundo O'Gorman opina que Antonio Valeriano había escrito el Nican mopohua en 1556.[2]​El historiador Miguel León Portilla acepta de la misma manera la hipótesis de Edmundo O'Gorman.[3]

Una copia parcial muy antigua del manuscrito Nican Mopohua en 16 páginas, que data del año 1556, se puede encontrar en la Biblioteca Pública de Nueva York que ha estado allí desde 1880,[3]​ y una copia completa en el Centro de Estudios de Historia de México Carso. En él se puede leer lo siguiente:

Uno de los pasajes descritos es el del año de 1629 cuando la Ciudad de México se obscureció bajo las sombras de una intensa tormenta que duró casi 36 horas. Los habitantes vieron este fenómeno como un castigo de la Providencia, luego de los excesos de los conquistadores; de esta manera, la urbe quedó completamente inundada. El refugio para las inclemencias eran los templos. Se acudió entonces a la Virgen de Guadalupe, quien incluso fue llevada desde su santuario en el Tepeyac hasta la Catedral Metropolitana. El 12 de diciembre tuvo lugar la cuarta visita, donde la Virgen curó al tío de Juan Diego y le mandó recoger en su ayate bellísimas rosas fuera de temporada. La humilde tilma fue la revelación mística: colocada con decencia la Imagen, dio las gracias a Nuestro Señor y a su gloriosa Madre, narró Becerra Tanco. Zumárraga desató del cuello de Juan Diego la manta en que apareció la imagen de la Reina del Cielo y fue a ponerla en su oratorio. Estas todas son las noticias, que tengo, y esto dicho, lo que siento. Y todo lo sujeto à la correcion de nuestra santa Madre Iglesia Catholica, y à sus censores Apostólicos, concluye el bachiller en este texto publicado por la imprenta de la Viuda de Bernardo Calderón y que se encuentra en el Centro de Estudios de Historia de México carso · Fundación Carlos Slim.[4]



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