Omrí (en hebreo: עָמְרִי, hebreo moderno: ʿOmri, hebreo tiberiano: ʿOmrî; acortado del hebreo: עָמְרִיָּה, hebreo moderno: ʿOmriyya, hebreo tiberiano: ʿOmriyyāh; en español: "Yahveh es mi vida") fue rey de Israel y padre de Ajab. Existen tres cronologías para la época de los reyes que situarían su reinado en los siguientes períodos: La propuesta de Edwin R. Thiele (888 - 880 a. C. para su disputa dinástica con Tibni y 880 a. C. - 874 a. C. para su reinado propiamente dicho); la de William Foxwell Albright (876 a. C. - 869 a. C.); y la propuesta por Gershon Galil (884-873). Su historia está recogida en el Primer Libro de los Reyes 16, 15-28. Existen además fuentes arqueológicas que completan el testimonio bíblico.
Era "comandante del ejército" de Ela, cuando éste fue asesinado por Zimri quien usurpó el trono y se nombró rey; sin embargo, las tropas en Gibetón eligieron a Omrí como rey de Israel para destronar a Zimri. Asedió la capital Tirsá donde se encontraba Zimri y consiguió la victoria tras el suicidio de este en su propio palacio.
Si bien Zimri fue eliminado, "la mitad del pueblo" apoyaba a Tibni, otro aspirante al trono, hijo de Guinat. Le tomó a Omrí algunos años subyugar a Tibni y, finalmente, se proclamó a sí mismo rey indisputado de Israel en el 31.eɽ año de Asa, rey de Judea.
Omrí construyó su nueva capital, Samaria, en una colina comprada a un tal Sémer por dos talentos de plata (cerca de 68 kilos). Según lo descrito en el mencionado libro bíblico, fue un rey pecador al igual que sus antecesores, edificando y manteniendo lugares de culto a dioses ajenos al yahveísmo. Sin embargo, los historiadores consideran que este juicio procede de una época posterior, cuando el culto a Yahvé, tal como se prescribe en la Torah, no tenía las mismas exigencias; el "pecado" de Omrí sería el henoteísmo propio de su época, una forma de culto contraria a las tradiciones posteriores.
La arqueología arroja más datos sobre el periodo de Omrí. Arqueólogos como Israel Finkelstein y su estudiante Norma Franklin han encontrado paralelismos entre Samaria y la construcción de otras ciudades, Jezreel, Megiddo y Hazor, suficientes para intuir que se corresponden a una misma etapa o incluso a una misma política fundacional. Por otro lado, se halló una estela en Moab (Estela de Mesha) que comenta cómo el rey Omrí habría sometido y anexionado el reino de Moab y cómo un líder local llamado Mesha habría expulsado a los israelitas de esta tierra venciendo al hijo de Omrí (probablemente Ahab).
A partir de Omrí, se establece una nueva dinastía en Israel que perdurará hasta el reinado de Joram y, según algunas interpretaciones, hasta el de Zacarías si, como señala una inscripción asiria, Jehú era miembro de la misma. Existen numerosos testimonios arqueológicos de esta dinastía, en especial en relación con su nueva capital, cuyo nombre vendrá a ser sinónimo del reino.
Omrí fue enterrado en Samaria y lo sucedió en el trono su hijo Ajab.
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