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Oolito



Los oolitos u ooides (del griego ὼὁν ôon-huevo- y λίθος lithos -piedra- , o eidos -aspecto-) son pequeñas esferas carbonatadas de origen sedimentario, con un diámetro de entre 0,5 y 2 mm.[1]​ Si son de dimensiones superiores a 2 mm se habla de pisolitos.[1]​ Están formados por un núcleo que puede ser cualquier corpúsculo detrítico sobre el cual han acrecido capas concéntricas de calcita (CaCO3) microcristalina.[2]

En general los pisolitos y oolitos tienen origen sedimentario; se forman por precipitaciones de calcita o aragonita en torno a un núcleo de cuarzo o de carbonato en aguas limpias, cálidas y agitadas, esto es; rotando sobre el fondo de mar poco profundo durante la acreción de estas formaciones. Se mantienen luego en suspensión hasta que -cuando se ha formado el córtex- son lo bastante pesados como para depositarse y hacer sedimentación en el fondo marino.[3]
Están caracterizados por una típica estructura interna concéntrica a veces radiada, visible observándole en secciones sutiles (muy delgadas) .[4]

El núcleo sobre el cual se forma el oolito puede ser:

En torno al núcleo se desarrollan las "láminas" (córtex), en finas capas concéntricas superpuestas concéntricamente, frecuentemente calcáreas y en ocasiones ferruginosas.

El origen puramente mineral de los oolitos ha sido objeto de debate en la comunidad de científicos. Los oolitos suelen poseer un microbiofilm bacteriano en su superficie que podría ayudar a la precipitación del carbonato, si es así se trataría de una sedimentación inducida (por oposición a la sedimentación controlada) semejante a la de los estromatolitos, pero a diferencia de éstos sobre una estructura no fijada al terreno.[5]

Se pueden encontrar rocas calcáreas constituidas casi exclusivamente por oolitos, en estos casos de habla de calcáreas oolíticas (como la roca utilizada para la Venus de Willendorf).

Los pisolitos llamados "limosos" se forman de precipitaciones de carbonato de calcio por obra de las corrientes de agua limosas o fangosas que discurren en suelos calcáreos.

La palabra oolito ha sido empleada para designar los lechos estratigráficos formados por estas pequeñas concreciones minerales; tal acepción del término ha caído en desuso y en su lugar se habla de rocas oolíticas.

En oposición a los oolitos se habla de oncolitos, caracterizados por los oncoides (estructuras irregulares).[2]



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