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Cuarzo



El cuarzo es un mineral compuesto de sílice (SiO2). Tras el feldespato es el mineral más común de la corteza terrestre estando presente en una gran cantidad de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias. Destaca por su dureza y resistencia a la meteorización en la superficie terrestre.

Estructuralmente se distinguen dos tipos de cuarzo: cuarzo-α y cuarzo-β. La amatista, el citrino y el cuarzo lechoso son algunas de las numerosas variedades de cuarzo que se conocen en gemología.

Los usos que se le dan a este mineral van desde instrumentos ópticos a gemas, placas de oscilación y papel de lija.[1]

La palabra cuarzo proviene de quarz del idioma alemán y su primer registro en tal forma es de 1530 en los escritos de Georgius Agricola.[2][3]Quarz a su vez proviene de la palabra twarc del alto alemán medio; se ha sugerido que esta deriva de una lengua eslava occidental. Según esta línea las palabras twardy, del polaco, y tvrdy del checo, harían la conexión entre la palabra cuarzo y la palabra tvrudu del antiguo eslavo eclesiástico que significa duro.[3]​ Otras fuentes atribuyen el origen de la palabra cuarzo y quartz a la palabra querkluftertz del dialecto alemán alto sajón que significa mena de veta atravesada.[4]​ La palabra del griego antiguo para cuarzo, krystallos, dio origen a la palabra cristal.[2]

El cuarzo es óxido de silicio, llamado comúnmente sílice. Su fórmula química es SiO2. Dependiendo del criterio que se considere, químico o estructural, ocupa diferentes lugares en las clasificaciones. En la clasificación de Strunz y en la de Hey se atiende al aspecto químico y se lo considera un óxido. En la clasificación de Dana se atiende a su estructura y se lo considera un tectosilicato.[5]​ Puede contener como impurezas diversos elementos, especialmente aluminio, litio, sodio, potasio, hierro o titanio.[2]​ Su fractura es concoidea y no tiene exfoliación.[1]​ Tiene una dureza de grado 7 en la escala de Mohs, de manera que puede rayar el vidrio y los aceros comunes.[6][7]

Existen dos formas de cuarzo según su estructura: cuarzo-α y cuarzo-β.[6]​ El cuarzo-α o bajo cuarzo tiene estructura trigonal y puede existir hasta una temperatura de 573 °C.[6]​ Por encima de ella se transforma en cuarzo-β o alto cuarzo que es de estructura hexagonal.[6][8]​ A temperaturas sobre 867 °C el cuarzo-β se transforma lentamente en tridimita, otro mineral de sílice.[2]

El cuarzo posee propiedades piezoeléctricas, cuando se le aplica presión o tensión,[2]​ además de propiedades piroeléctricas.[1]

Es el mineral más común de la corteza terrestre.[1]​ Está presente en una gran cantidad de rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias.[2]​ Suele aparecer en vetas epitermales.[9]​ Es el mineral típico y mayoritario de algunas rocas magmáticas, como el granito, las dioritas y la andesita, de rocas filonianas como las pegmatitas, y debido a su dureza y resistencia a la meteorización se encuentra en las rocas sedimentarias que proceden de aquellas, como la arenisca,[2]​ y en rocas metamórficas como la cuarcita.[9]​ La arena de playa puede llegar a estar compuesta de más de un 95 % de cuarzo, y el granito tiene de 20 % a 60 % de cuarzo.[6]​ En las rocas sedimentarias el cuarzo puede solubilizarse y recristalizar de nuevo, cementando dichas rocas. A ese cuarzo removilizado se le llama cuarzo secundario.[2]

También es común en depósitos metalíferos hidrotermales y en rocas carbonatadas.[9]​ El cuarzo no puede estar en equilibrio químico con olivino en un magma ya que el cuarzo o su constituyente (el dióxido de silicio) reacciona con el olivino formando enstatita.[10]​ Dicha situación se expresa en la siguiente reacción química:[10]

Existen muchas variedades de cuarzo, varias de las cuales se utilizan como gemas, generalmente de valor relativamente bajo. Las variedades macrocristalinas se clasifican por el color, y las más abundantes y utilizadas tienen nombres propios:[11]

También existen variedades de otros colores, marrón, negro, azul, verde, etc, por la presencia de inclusiones de otros minerales.

El cuarzo criptocristalino y microcristalino también recibe diversos nombres, dependiendo de su color.

Existen también materiales silíceos en los que suele predominar el cuarzo, pero que por su heterogeneidad se podrían considerar como rocas:[12]

El cuarzo destaca por su resistencia a la meteorización y cuando sí se meteoriza no forma minerales nuevos.[2][13]​ Su meteorización ocurre mediante disolución la cual se concentra en fracturas y en sitios de dislocación del cristal.[13]​ La disolución deja hoyos de ataque químico con forma triangular con orientación cristalográfica.[13]​ En una roca los granos de cuarzo residual que van quedando a medida que progresa la meteorización son en general menores a los granos o cristales iniciales.[13]​ Hay investigaciones que reportan incrementos en la angularidad del cuarzo producto de la meteorización, aunque también hay investigaciones que indican lo contrario.[13]



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