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Parlamento de Negrete (1793)



Parlamento de Negrete (1793); junta diplómática de la que emanó un tratado entre las autoridades coloniales españolas de Chile y los principales líderes del pueblo mapuches. La reunión se llevó a efecto del 4 al 7 de marzo de 1793, al borde del Río Biobío, en el vado fronterizo de Negrete, por iniciativa del capitán general y presidente de la Real Audiencia de Chile, Ambrosio O'Higgins. Es considerado habitualmente como el más suntuoso, caro y solemne parlamento diplomático realizado en la frontera chilena del Imperio español.

El gobernador O'Higgins citó a la reunión con el fin de ratificar acuerdos anteriormente alcanzados con la nación mapuche, en el Parlamento de Lonquilmo, diez años antes, en 1783. En Lonquilmo el propio O'Higgins había dirigido las negociaciones, pero con el rango subalterno de brigadier, o jefe militar de la frontera.

O'Higgins se encontraba en ejercicio de su cargo desde 1788, por lo que debió parecerle prudente renovar las paces, pasado un lustro de su mandato colonial y una década desde la última junta general.

Según el acta de Negrete, por otra parte, había fuertes signos de agitación en el interior de la nación mapuche, que podía terminar volviéndose contra los españoles. Consigna el documento que:

Por otra parte, el gobernador tenía especial preocupación por la realización de cada vez más frecuentes incursiones mapuches en el Virreinato del Río de la Plata, que los mapuches, en parlamentos anteriores, se habían comprometido a no repetir.

Por otro lado, al sur de los butalmapus mapuches, en el territorio huilliche, se había producido en 1792 la Rebelión de Río Bueno, lo que agregaba otro ingrediente de volatilidad en la frontera. Ante la imposibilidad de que los loncos huilliches acudan a Negrete, se realizará más al sur una reunión gemela: el Parlamento de Las Canoas (Rahue), celebrado el 8 de septiembre de 1793.

La reunión de Negrete costó a la corona la considerable suma de 10.897 pesos, gastada en su mayor parte en los regalos y agasajos, que por costumbre se brindaban a los asistentes indígenas. Estos, según las actas, incluían a 161 caciques (loncos), 16 capitanes, 11 mensajeros (aucanes), 77 "capitanejos" y 2.380 mocetones o guerreros. En total la concurrencia era de 2.645 mapuches, sin considerar mujeres, niños y otros no contemplados.

La comitiva española contemplaba la presencia de un dibujante, Ignacio Andia y Varela, con la misión de registrar el evento. Se ha supuesto que su original habría servido de modelo a la ilustración alusiva al Parlamento de Negrete que Claudio Gay incluyó en su Atlas de la historia física y política de Chile de 1854.

En la “Historia general de Chile”, escrita por el pedagogo, diplomático e historiador chileno Diego Barros Arana, se menciona:

Igualmente que en otros parlamentos, los españoles tradujeron los acuerdos de las jornadas de discursos en un tratado escrito, que ocupa la mayor parte de sus puntos en ratificar acuerdos anteriores de convivencia entre ambos bandos. Tal como sucede con los documentos de anteriores reuniones, podría incluso dudarse de que los mapuches hubiesen participado en la redacción del tratado y considerarse este texto escrito como un testimonio unilateral y no como un acto íntegramente común. Aun así, las actas y tratados españoles son las únicas fuentes disponibles en estos casos.

Un ejemplo de los artículos; respecto del punto central de la soberanía y posesión de la tierra el parlamento de 1793 acordaba, a imitación de lo anteriormente pactado, que el soberano nominal de la nación mapuche era el rey de España, pero se aclara que la posesión de la tierra era conservada por la nación mapuche, por lo que se podría entender que en teoría el territorio de la Araucanía no pertenecía al Imperio español:

En la práctica, el territorio era plenamente autónomo. No existiendo, siquiera, un libre tránsito asegurado para los españoles entre la frontera del Biobío y los enclaves sureños de Valdivia y Chiloé. Esto, pese a que en la teoría los acuerdos del mismo Parlamento de Negrete contemplaban una autorización de libre tránsito al respecto, aunque conviniendo en su artículo 4º:

El rey Carlos IV ratificó lo acordado en este parlamento, en una real orden expelida el 7 de diciembre de 1793.

En 1999, el Relator Especial de las Naciones Unidas para tratados, Miguel Alfonso Martínez, concluyó que los acuerdos alcanzados por parlamentos generales, como el de Negrete, podían asimilarse al estatus de un tratado internacional entre la corona española y el pueblo Mapuche.[3]



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