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Patrocinio de Biedma



Patrocinio de Biedma y la Moneda (Begíjar, Jaén, 13 de marzo de 1845[1]​ - Cádiz, 14 de septiembre de 1927) fue una escritora, poeta, editora y articulista española.

Periodista, poetisa, y escritora destacada, humanista, filántropa, figura relevante en el movimiento feminista del cambio de siglo, pacifista, comprometida con los más desfavorecidos, con los niños, con las mujeres. Visionaria, sacrificada, culta, solidaria, autora prolifera, incansable[2]​ trabajadora, empresaria en una atmósfera profesional casi reservada en exclusiva a los hombres. La figura femenina más bri­llante que en el campo de la literatura ha dado el Santo Reino, es como la describe Caballero Venzalá.

A lo largo de la vida de doña Patrocinio, sí que podríamos encontrar dos grandes y diferenciadas épocas. Desde su nacimiento y vida en Begíjar, Jaén, hasta su posterior domicilio a Cádiz.

Nació en el seno de una familia de la aristocracia andaluza en Begíjar (Jaén), el 13 de marzo de 1845. Un municipio de la comarca de La Loma, en la provincia de Jaén, situado, a unos seis kilómetros de Baeza. Se estima que a finales del XIX no tendría más de mil habitantes. (598 censados en 1846, un año después del nacimiento de Patrocinio). Viene al mundo en el seno[3]​ de una familia aristocrática local y rural, la producción de aceite se muestra como la industria más importante de la zona. Sus padres fueron Diego José de Biedma y Marín Colón, natural de Baeza, e Isabel María de La Moneda y Riofrío, begijeña. Su padre ostentó diferentes cargos públicos en la localidad, incluidos los de Alcalde, Corregidor, Municipal y Regidor. Se casó en 1838 en segundas nupcias con Isabel María. Él contaba entonces con 63 años de edad, mientras la contrayente, la madre de doña Patrocinio, tenía 33 años. Patrocinio tuvo un hermano mayor, Pedro Antonio y una hermana pequeña, Antonia Manuela.

Quedó huérfana de padre a los cuatro años. Aquello supuso que fuera educada «bajo la dulce y suave presión de la voluntad» de su madre, según ella misma reconoce. Patrocinio escribe ,de hecho, en un Episodio. La ternura celosa de mi madre me había aislado de toda sociedad; oculta con ella en nuestra vieja casa solariega que se alza en una pequeña localidad de Andalucía. De este modo todos mis afectos se refundían en un solo afecto: el de mi madre.

El dato tuvo que influir claramente en su gusto por la lectura y en la forja de una personalidad sensible, pero fuerte a la vez, que le haría, ya en su madurez, preocuparse y ocuparse de algunos asuntos sociales que ella siempre consideró relevantes. A la edad de seis años sabía leer y escribir correctamente, y parecía clara su pasión por la literatura y el conocimiento interdisciplinar.

Entabla relaciones personales a muy temprana edad con el joven baezano José María de Quadros y Arellano, hijo del Marqués de San Miguel de la Vega. Durante el fugaz noviazgo fallece el padre del novio en 1860, hecho que provoca que se retrase la boda hasta el año 1861, teniendo ella la edad dieciséis años, cifra que habría que interpretar con los ojos de aquella época, donde pasaba a ser algo completamente convencional. El matrimonio se instaló en Baeza, cerca de Begíjar. De sus escritos y poemas, parece que nos encontramos ante una joven pareja muy enamorada y sin duda, de la mejor época de De Biedma en Jaén.

En 1863, doña Patrocinio da a luz a su primer hijo. José María. El niño enferma de gravedad a los pocos días. Es trasladado con urgencia a Granada pero los esfuerzos son baldíos. El menor muere y es enterrado en aquellas tierras. La madre le dedica estos versos.

¡Quédate adiós! ¡Mi corazón se rompe

en esta dolorosa despedida!

Se queda en ti la dicha de mi vida.

¡Y yo voy a partir!

En 1864 es de nuevo madre. El pequeño Manuel vivió tan sólo siete meses. Su cuerpo es enterrado en Baeza. Patrocinio, cobijada en la literatura, lo describe en varios párrafos.

Ya esparce la noche su calma sombría

El alma agitada no puede pensar;

Espero afanosa la aurora y el día

Y en tanto no cesa mi triste llorar

Queda de nuevo embarazada y encuentra entre otras cosas, en la religión, el valor para vencer las duras pruebas a las que se está afrontando. Su tercer hijo nace en 1866, José María del Olvido.

   Era blanco, como las hojas de la diamela;

  su cabello rubio, sus ojos grandes, negros…

Comienza a colaborar en la prensa de Jaén, Madrid y Granada. En 1872 publica su libro Guirnalda de Pensamientos, escrito tres años antes, con dedicatoria a su hijo José María del Olvido. Lamentablemente, el niño fallece finalmente a los seis años de edad en 1872 en Baeza. Un año después, en 1873, también fallece su esposo poco antes de que ella cumpliese 28 años.

A nivel profesional, este mismo año inicia la colaboración con la revista madrileña La moda elegante y centra toda su atención en dos libros que salen a imprenta en 1874, de acuerdo con Jiménez Almagro, los dos mejores textos de toda la extensa obra de De Biedma. De un lado, el soberbio Recuerdos de un Ángel Recuerdos de un ángel: elegías a la memoria del niño Don José María del Olvido Quadros de Biedma, muerto a los seis años de edad, dedicado expresamente al pequeño José María del Olvido.

¿Dónde está dios?, decía

con tiernísimo acento

contemplando el azul del firmamento.

Elegía III

El otro ejemplar lleva por título El Héroe de Santa Engracia, pese a no ser exactamente su estilo habitual, esboza un sólido poema épico con contenido patriótico. Tras ambas publicaciones se espolea el nombre y reconocimiento de De Biedma a niveles menos locales y es solicitada su mayor colaboración en la prensa madrileña. Parece que estos hechos confirman a doña Patrocinio que el aislamiento que encuentra en Begíjar le impide llevar a cabo todas sus aspiraciones e inquietudes. También se muestra crítica con la deficiente educación que se suministra a los jóvenes de la zona y comienza a plantearse la necesidad de abandonar su localidad de origen.

Sin embargo, hay otro dato relevante que no deberíamos olvidar. Patrocinio continuó una estrecha relación con familiares, amigos y cualquier aspecto directa o indirectamente relacionado con la realidad de su comarca jienense a lo largo de toda su vida.[4]

Invitada por su íntima amiga, la aristócrata Prudencia G. San Román[, la Condesa Rattazzi, (1831-1943) que era sobrina de Napoleón y una de las personalidades más escandalosas de su época, símbolo de la bohemia, conoce Cádiz en 1875. Rattazzi, muy buena amiga de De Biedma y de la también escritora gallega Emilia Pardo Bazán (1851-1921). Parece que conectó de inmediato con Patrocinio. Y nos parece lógico. A ambas le unía su afición por la literatura y eran escritoras consumadas cuando se conocieron, compartían además, el hecho de haberse casado en su juventud, ambas con escasamente quince años, y eran viudas en el momento que se conocieron

Invitada por su íntima amiga, la aristócrata Prudencia G. San Román[1], la Condesa Rattazzi, (1831-1943) que era sobrina de Napoleón y una de las personalidades más escandalosas de su época, símbolo de la bohemia, conoce Cádiz en 1875. Rattazzi, muy buena amiga de De Biedma y de la también escritora gallega Emilia Pardo Bazán (1851-1921). Parece que conectó de inmediato con Patrocinio. Y nos parece lógico. A ambas le unía su afición por la literatura y eran escritoras consumadas cuando se conocieron, compartían además, el hecho de haberse casado en su juventud, ambas con escasamente quince años, y eran viudas en el momento que se conocieron

De Biedma, que queda prendada por el clima, cultura, y hospitalidad recibida, y sobre todo, por el mar. Algo, para la poetisa, siempre digno de admiración. Lo expone muy gráficamente en el poema Recuerdo a Cádiz.

Quién pudiese volver bajo tu cielo

Cruzar de nuevo tus tendidos mares

Y admirando tus glorias con anhelo

Poderlas ensalzar en mis cantares

A finales de enero de 1876 se traslada definitivamente a Cádiz donde todo nos hace suponer que ya tenía una mínima red de contactos y amistades. La capital era en aquellos años una de las ciudades que tenían cierto «protagonismo intelectual» , debido al desarrollo económico que le proporcionaba el transporte marítimo y ferroviario. Doña Patrocinio llega a definirse como madrileña por los gustos, andaluza por nacimiento y gaditana por el deseo.

En 1878 fundó y presidió una Federación Literaria de Andalucía que animaba el desolador panorama cultural andaluz de la época de la que fueron miembros varios de los colaboradores del diario Cádiz. El 11 de septiembre de 1881 falleció su madre en Begíjar.

Se casó de nuevo con José Rodríguez y Rodríguez, director de la Crónica Gaditana y archivero jefe de la Diputación. Fueron apadrinados por Alfonso XII. En 1888 tomó parte en el Congreso de Protección de la Infancia celebrado en su ciudad. En honor de sus trabajos en pro de la infancia fue distinguida con la Cruz de la Orden Civil de la Beneficencia de Primera Clase. En 1897 organizó en el Ateneo de Cádiz una velada en memoria de Concepción Arenal, escritora, jurista, socióloga y pedagoga y solicitó al Ayuntamiento que se pusiera el nombre de Concepción Arenal a la "calle de la cárcel", lo que se llevó a cabo por el Ayuntamiento, a propuesta del Ateneo.

Mención ad hoc merece esta publicación. Se trata de una revista de tirada periódica que vio la luz el 10 de mayo de 1877, para cesar en 1880. Esta publicación se convirtió en el órgano de la Federación Literaria Andaluza, proyecto liderado por Patrocinio de Biedma y que vio la luz en 1878. Cádiz, desde el principio competirá con otras revistas, acaparadoras, editadas en Madrid. La obra ocupó las filas de las publicaciones más vanguardistas del periodismo español de la Restauración, y no porque fuera dirigido por la propia Patrocinio y su industria, sino por la calidad de artículos presentes en ella y por el renombre de sus colaboradores, entre otros, Emilio Castelar, Andrés Borrego, Nicolás Díaz Benjumea, Josefa Sevillano del Toral, Joaquín Ruiz Jiménez, Matías Pastor García, Cayetano del Toro y Quartiellers, y la propia Madame Rattazzi. El título de la publicación, Cádiz, es utilizado en prueba de gratitud y agradeci­miento a la ciudad que la acogió. En Cádiz, -Revista de Artes, Letras y Ciencias. Órgano de la Federación Literaria Andaluza-; De Biedma publica más de un centenar de artículos, con títulos tan significativos y visionarias como «Innuencia femenina»(1878) o «La mujer emancipada» (1879). La revista sirvió de espacio para tejer redes de colaboración editorial femenina así como también apoyó la descentralización literaria y el surgimiento de una literatura propia andaluza. A partir de ese momento colabora en casi todas las revistas y periódicos andaluces, así como en otros muchos de Madrid, Barcelona, Valencia y otras ciudades.

Doña Patrocinio va siendo cada vez más popular en los círculos gaditanos. La mezcolanza de doña Patrocinio en la ciudad es, de esta forma, evidente y lo es de manera sinalagmática. Es decir, ella aporta a la sociedad gaditana a través de sus iniciativas y dotando su nombre de prestigio en sus publicaciones, y la ciudad de Cádiz es consciente de su esfuerzo y celebridad. A título de ejemplo, en 1878 es incluso inmortalizada en las letras de una agrupación del Carnaval.

Lo mejor del mundo es Cádiz

Que tiene el mar por anillo

Y del Cádiz y del mundo

Lo mejor es, Patrocinio

Mantuvo una excelente relación, tanto ella, como su segundo marido, con el Alcalde y reconocido personaje de la vida pública gaditana, don Cayetano del Toro[5]​ De hecho a la muerte de Dr. Del Toro, Patrocinio se convirtió en la máxima adalid en la iniciativa de erigirle un monumento en Cádiz.

Muy concienciada con el pacifismo militó, y en 1898 fue nombrada vicepresidenta en España de la «Ligue des femmes pour le desarmement international» (Liga de las Mujeres para el Desarme Internacional)

Conoció la obra que desarrollaban las primeras mujeres en actividades poco usuales en aquella época, por ejemplo en el mundo de las artes o de las ciencias, e informó sobre ello en dos artículos suyos publicados en El Correo de la Moda: «Las mujeres artistas» (1882-febrero) y «Las mujeres doctoras» (1882-octubre), dedicado a la primera doctora española, Marina Castells. Fue la primera mujer "Socio de Mérito" de la Real Sociedad Económica de Amigos de País de la Ciudad y Reino de Jaén. No defendió el sufragio femenino pues en su opinión el voto femenino se decidiría «por el capricho del padre, el amigo o el marido», y no por el propio criterio de la mujer.

El 10 de junio de 1914 murió su segundo esposo. Patrocinio falleció en Cádiz el 14 de septiembre de 1927. En Begíjar lleva su nombre la calle en la que nació y donde todavía se conserva su casa natal.

Colaboró en numerosas publicaciones firmando como «Ticiano Imab», entre otras en El Ángel del Hogar, La Discusión, La Margarita, El Amigo de las Damas, Los Niños, La Mesa Revuelta, El Bazar, La Crítica, El Correo de la Moda, La Iberia, El Eco de Europa, Revista de Andalucía, Flores y Perlas, La Época, La Ilustración Católica, El Museo Popular, La Correspondencia de España, El Imperial, El Resumen, Blanco y Negro, El Álbum Ibero-Americano, Revista Católica de Cuestiones Sociales, Galería de desgraciados, de Madrid; El Mundo Ilustrado, La Ilustración de la Mujer, La Ilustración Ibérica de Barcelona; El Fígaro. Almanaque... para 1880 de Málaga; El Español, El Renacimiento de Sevilla.

Como referenciamos ut supra, siempre se mantuvo muy cercana a sus orígenes y a Jaén. Podemos encontrar numerosas publicaciones de su ciudad. El Álbum del Industrial de Jaén con 28 poemas, Obsequios poéticos a la Virgen de la Capilla (1866-72), El cero de Jaén (1867-68), La Fe Católica de Jaén (1869-70). Tuvo que tener cierta implicación en la vida ciudadana, pues publicó también en el Boletín del Instituto de Segunda Enseñanza de Baeza. A destacar sus colaboraciones en la prensa de Cádiz, La Moda Elegante, El Cocinero 1897, Revista Teatral,1898. Colombia, 1917, y, muy particularmente, en Cádiz, en la que se cuentan más de cien artículos (1877-80). Tradujo del catalán la tragedia La sombra de César de Víctor Balaguer en versos castellanos. Esta traducción se puede leer en Víctor Balaguer, Tragedias, Barcelona, 1891.

Tras un largo silencio social iniciado a la muerte de su marido en 1914, quien como editor mantenía una estrecha relación con los círculos literarios y periodísticos del momento, De Biedma fallece en Cádiz el 14 de septiembre de 1927.

Patrocinio de Biedma que destacó con luz propia en el panorama literario nacional, con una proyección internacional digna de elogio en época. y que incluso actualmente, su talla intelectual y humana desborda cualquier intento de compilar su polifacética figura. por lo que pensamos que nunca podre­mos agotar las posibilidades de estudio de esta inigualable mujer.[6]

Las aspiraciones pedagógicas que pretendió conseguir con sus revistas, y publicaciones, las justificaba diciendo que «para llevar a un pueblo a su regeneración, pa­ra hacerlo digno de conseguir y conservar su engrandecimiento, hay que educarlo en ese alimento intelectual que se llama ilustración; hay que esparcir sobre la realidad sombría de sus miserias, la idealidad brillante de las artes, despernando sus aspiraciones por el bien y para el bien; hay que mostrarle esos ignorados caminos que a tan altos destinos conducen; hay que hacerle saber que Dios le ha dado un pensamiento y un corazón, y que cada hombre está obligado a saber pensar y a saber sentir, si quiere ser en el gr:in concierto de la vida algo más que un puñado de polvo animado para las groseras sensaciones, muere para los altos fines de las aspiraciones del al­ma»

Su revista Cádiz, una de las más importantes y más influyentes de la época, contó con la colaboración de las firmas de personalidades más relevantes y consagradas en el mundo de la literatura de su tiempo como las de: Dlaz de Benjumea, Antonio García Gutiérrez, Salvador Rueda, José de Echagaray, Ventura Ruiz Aguilcra, Caslclar, Rodríguez Marín, Rafael Obligado, Narciso Campillo, etc., junto con aquellos valores que se encontraban desperdigados por toda la geografía andaluza. Las listas de suscriptores de la revista Cádiz incluyen los nombres de S.M. el Rey, S.Majestad. la Reina Madre, S.A.R. la Prin­cesa de Asturias, y los de varias bellas y distinguidas damas, entre las cuales recordamos a las ilustres Duquesas de Medinacell, la Torre y Bailén: Marquesa de la Laguna, Sra. de Buchental, y muchas otras igualmente notables, algunos de los Sres. Ministros, Consejeros de Estado; Senadores Y Diputados, especialmente de Andalucía, Generales del ejército Y Marina. Gobernadores, Obispos, y por último eminentes políticos, disltinguidisimos escritores, y hombres ilustrados pertenecientes a todas las clases[7]

Entre sus numerosos artículos publicados hay muchos dedicados a la mujer: «La política de las mujeres» (n.º 21) y «La mujer católica» (n.º 29) en La margarita; «Poesías dedicadas a las hijas de Teodoro Guerrero: María, Emma y Lidia Guerrero», en El Correo de la Moda (1875, mayo); «A Isabelita Ratazzi», en Flores y Perlas (1883-junio) en La Época: «Doña Paz de Borbón» (1883-marzo), «Biografía de la princesa doña Eulalia de Borbón» (1886-enero), «Las mujeres en la exposición de París» (1888-julio); «La mujer en la sociedad moderna», en El Resumen (1890-junio); «Liga de señoras católicas», en Revista Católica de Cuestiones Sociales (n.º 151). Entre las obras colectivas en las que colaboró cabe citar los artículos publicados en Las mujeres españolas, americanas, lusitanas, dirigida por Concepción Jimeno de Flaquer: «La dama del gran mundo», «La madrileña», «La mujer de Jaén» y «La dama diplomática».



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