El Peñón de los Baños es una formación rocosa situada al noreste de la delegación Venustiano Carranza (Ciudad de México) y es uno de los dos pueblos originarios de la demarcación.
Antes de la llegada de los conquistadores españoles en México, era un islote en el Lago de Texcoco, donde recorría el río Consulado hacia el norte pasando por la villa de Guadalupe y de ahí hacia Chapultepec pero fue rápidamente unido a tierra firme cuando 40 años después de la toma de Tenochtitlan se iniciaron las obras arquitectónicas que darían lugar a la Ciudad de México, entre ellas la desaparición del propio lago. Otro camino de valor histórico es la avenida del peñón que recorría desde el cerro hacia Tlatelolco ya que históricamente el poblado del peñón era de Tlatelolco.
El Cerro del Peñón de los Baños era conocido en la época prehispánica como el “Tepetzinco” (Cerrito) zona de recreo y relajación por sus aguas termales por las clases gobernantes, como el Tlatoani Moctezuma, había construcciones ya que era considerado un lugar sagrado.
Ya aproximadamente en el siglo XVIII se construyó una capilla, al lado de donde brotaban las aguas termales, Actualmente aún permanecen un retablo dedicado a La Virgen de Guadalupe y una figura de pasta de caña de maíz conocida como el “Cristo del Peñón”. A estos baños acudían personalidades como Maximiliano y Carlota, Don Porfirio Díaz y Don Manuel Romero Rubio suegro de este último, siendo este quien remodeló la construcción creando fastuosas instalaciones, como habitaciones de caballo restaurante y salones para eventos, todo lo cual ha sido demolido.
El Pueblo Peñón era un sitio singular por tratarse de una formación rocosa predominante en un paisaje plano y en él existían manantiales de aguas termales que eran usados como baños con supuestas propiedades curativas. El peñón es famoso porque se trata de un sitio ocupado por homínidos prehistóricos, de hecho, en sus cercanías se encontraron los restos fósiles conocidos como la Mujer del Peñón, con una antigüedad de alrededor de 12,500 años (fechada en el año 2000 con el método de carbono-14).
El sitio también es famoso porque fue visitado al inicio del siglo XIX por naturalistas destacados como Andrés Manuel del Río y el barón Alexander von Humboldt quién analizó la composición mineral de sus aguas termales. Otros viajeros importantes tales como la marquesa Calderón de la Barca visitaron el lugar y describieron profusamente sus manantiales termales.
En este sitio se recrea anualmente como parte del folclore local, la batalla del 5 de mayo que enfrentó al ejército mexicano con el francés y donde los franceses fueron derrotados. Actualmente se ubica a poco metros el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y en él se localizan algunas de sus instalaciones de telecomunicaciones y radar.
En el Pueblo Peñón de los baños nació en los años 50–60 una tendencia a musicalizar los eventos sociales como bodas, quince años, etc. A estos se les llamó “Sonideros”, entre estos primeros aparecieron “Sonido Arcoíris” de Pablo Perea; cuentan que viajaba mucho a varios países sudamericanos y Colombia en busca de novedades musicales para en México convertirlas en verdaderos hits y por esa razón el Peñón de los Baños era conocido como “Colombia Chiquita”. Otro Sonido icónico lo era “El Cristalito Porfis” de Porfirio Cabrera y muchos más que se fueron creando en varias colonias populares del Distrito Federal a imitación de “Los Sonideros del Peñón”.
Cabe mencionar que actualmente el Peñón de los Baños sigue contando con el servicio de los baños medicinales, haciendo de este pueblo un sitio digno de visitar.
Además las costumbres folklóricas de su gente han seguido vivas hasta nuestros días, pasando de generación en generación, como un legado histórico que nos permite sentirnos parte de ese México antiguo que aún sigue presente en la gente de este lugar. Algunas de las costumbres de este pueblo son: el carnaval, que consiste en varios puntos, uno de ellos es la comunicación, dura aproximadamente 4 días, borracheras largas, que empiezan un día y se siguen por semanas, se festeja cada año en el mes de febrero, se considera de origen cristiano y también se encuentran sus fiestas patronales de los tres barrios que duran casi una semana. También se encuentra la visita de los peregrinos que se dirigen hacia la villa el 11 de septiembre, y los pobladores les brindan posada y comida. Esta tradición tiene más de 50 años. Otra tradición es el día de muertos, cuando los pobladores van al panteón a visitar a sus familiares, acompañados de la música de banda, tríos y mariachi, norteña y en cada barrio del pueblo se ponen ofrendas donadas por los vecinos en el centro del los tres barrios.
También fue en el cerro del Peñón de los Baños donde se originó la leyenda del Copal. Coatlicue tuvo dos hijos, Malinalxochitl y Huitzilopochtli. La primera fue abandonada por Huitzilopochtli en Malinalco, pero Malinalxochitl tuvo un hijo, de nombre Copili, que retó a su tío en el cerro del Tepetzinco o cerro del Peñón de los Baños. A Copili le sacaron el corazón y lo aventaron a algún lugar. En el lugar donde cayó creció un nopal con tunas y un águila se posaba devorando a una serpiente. Al verlo los mexicas y los sacerdotes, fue para ellos la señal de dónde se debería de construir la ciudad de México-Tenochtitlan.
Actualmente los baños funcionan aún, se ubican en la planta baja de los tres edificios de apartamentos en la calle de Puerto Aéreo No. 46, entre la avenida Del Peñón y Oriente 37. Estas aguas están certificadas por la U.N.A.M.. El jesuita Joseph de Acosta las señaló como entre las mejores del mundo por sus componentes y temperatura.
En el Pueblo Peñón de los Baños se celebran tres festividades religiosas (por las iglesias que existen en el pueblo) y dos generales
* Estas fechas están determinadas con base en el Concilio de Nicea
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