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Período eduardiano



La época eduardiana o era eduardiana en el Reino Unido es el período que cubre el reinado de Eduardo VII, y se extiende desde 1901 a 1910.

El fallecimiento de la reina Victoria en enero de 1901 y la sucesión de su hijo Eduardo, marcaron el inicio de un nuevo siglo y el final de la época victoriana.[1]​ Aunque Victoria había rechazado a la sociedad, Eduardo era el líder de una élite a la moda que estableció un estilo influenciado por el arte y la moda de Europa continental, posiblemente debido a la afición de viajar del rey. La era estuvo marcada por cambios significantes en la política a medida que sectores de la sociedad que habían sido ampliamente excluidos del ejercicio del poder en el pasado como los obreros plebeyos y las mujeres, se volvieron cada vez más politizados.[2]

Frecuentemente el período se extiende más allá de la muerte de Eduardo en 1910, y llega a incluir el año del hundimiento del RMS Titanic en 1912, el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, e inclusive el final de la guerra en 1918. La guerra selló el final del período a medida que el estilo de vida eduardiana, con su inherente desequilibrio de riqueza y poder, se volvieron altamente anacrónicos a la vista de una población sufriente que se enfrentaba a la guerra, y la era fue expuesta a los nuevos medios de comunicación que despreciaron las injusticias de la división de clases.[3]

En los primeros años de la era eduardiana, la Segunda Guerra Bóer en Sudáfrica dividió el país en facciones a favor y en contra del conflicto. Grandes oradores, como el liberal David Lloyd George que habló en contra de la guerra, se volvieron altamente influyentes, a pesar de que políticos a favor de la guerra como el conservador Joseph Chamberlain, tenían el poder. Las políticas imperialistas de los conservadores finalmente probaron ser impopulares y en las elecciones generales de 1906 los liberales ganaron por una amplia diferencia. El gobierno liberal no pudo proceder a realizar todo su programa fundamental debido a que no tuvieron el apoyo de la Cámara de los Lores, la cual estaba conformada en su mayoría por conservadores. El conflicto entre las dos cámaras del parlamento sobre el presupuesto público causó una reducción en el poder de los Lores en 1910. Las elecciones generales de ese año tuvieron como resultado un parlamento incapaz de emitir un veredicto y con el balance de poder en manos del Partido Laborista y el Partido Nacionalista Irlandés.

Socialmente, la era eduardiana fue un período durante el cual el sistema británico de clases sociales fue muy rígido. Sin embargo, los cambios económicos y sociales ayudaron a crear un ambiente en el cual había más movilidad social que en el pasado. Estos cambios incluyeron un creciente interés en el socialismo, una mayor atención a la situación apremiante de los pobres y el estatus de la mujer, abarcando temas como el sufragio femenino, conjuntamente con el incremento de oportunidades económicas causadas por la rápida industrialización. Estos cambios fueron acelerados debido a las repercusiones de la Primera Guerra Mundial.

Las clases bajas, como en períodos anteriores, fueron segregadas de la sociedad aristocrática y mercantil, manteniendo una vida alejada de los lujos disfrutados por otras clases sociales.

Las clases altas adoptaron actividades de ocio como el deporte, causando un acelerado desarrollo de la moda, que fue generado por la alta demanda de ropa más flexible. Los ajustados corsés, o corpiños fueron modificados, y gradualmente su uso diario fue abandonado.[4]

El período eduardiano también fue conocido como la Belle Époque o la bella era. A pesar de su corta preeminencia, el período es caracterizado por su único estilo arquitectónico, moda y estilo de vida. El modernismo tuvo en particular una fuerte influencia.

En la ficción, algunos de los más distinguidos escritores son H. G. Wells, John Galsworthy, Arnold Bennett, Joseph Conrad, E.M. Forster, Kenneth Grahame, Lucy Maud Montgomery y P. G. Wodehouse. Aparte de estos famosos literatos, fue un período en el cual numerosas cantidades de novelas y cuentos cortos fueron publicados y consumidos, además emergió una significante distinción entre literatura intelectual y ficción popular. Entre los más famosos trabajos de crítica literaria se encontraba la obra de A. C. Bradley titulada Tragedia shakesperiana (en inglés, Shakespearean Tragedy), publicada en 1904. Los periódicos con audiencia masiva, controlados por los varones de la prensa como los hermanos Alfred Harmsworth, I vizconde de Northcliffe y Harold Harmsworth, I vizconde de Rothermere, se volvieron altamente importantes.[5]

Las grabaciones musicales disponibles, tales como los cilindros de fonógrafo eran de mala calidad. Las presentaciones en vivo, ambas amateur y profesionales, fueron populares en esta época. Entre algunos de los músicos activos de este período están Henry Joseph Wood, Edward Elgar, George Butterworth y Thomas Beecham. Las bandas de música militares frecuentemente realizaban presentaciones en parques durante el verano.[6]

La industria del cine aún estaba en sus inicios y la audiencia prefería presentaciones en directo en vez de películas. Los espectáculos de Music hall fueron populares y difundidos ampliamente, algunos de los mejores artistas incluían la imitadora masculina Vesta Tilley y el cómico Little Tich.[7]

El teatro estuvo marcado por el surgimiento del nuevo drama, o las obras de George Bernard Shaw, Harley Granville-Barker, e importaciones continentales realizadas por Henrik Ibsen y Gerhart Hauptmann. El sistema de actor-mánager encabezado por Henry Irving, George Alexander y Herbert Beerbohm Tree, estaba en decadencia.

Algunos de los notables arquitectos de este período fueron Edwain Lutyens, Charles Rennie Mackintosh y Giles Gilbert Scott.

Con el cambio de siglo hubo muchas grandes innovaciones. Los europeos continentales, como Max Planck, Albert Einstein y Sigmund Freud produjeron algunas de sus obras más grandiosas. Los primeros premios nobel fueron concedidos, y Ernest Rutherford publicó su libro titulado Radioactividad. Las primeras señales transatlánticas de tipo inalámbrica fueron enviadas por Guglielmo Marconi, y además los hermanos Wright realizaron su primer vuelo. Al final del período eduardiano, Louis Blériot cruzó el Canal de la Mancha por aire, también el barco más grande del mundo denominado RMS Olympic realizó su primer viaje. Los automóviles eran comunes, y se realizaron las primeras expediciones al Polo Sur lideradas por Roald Amundsen y Robert Falcon Scott.

En esta época se celebraron los Juegos Olímpicos de 1908 en Londres. La popularidad de los deportes tenía la tendencia de seguir divisiones entre clases sociales, ya que el tenis o la navegación a vela eran populares entre los más ricos y el fútbol era favorecido por los más pobres.

El período eduardiano es frecuentemente considerado como una romántica época dorada, con largos atardeceres de verano, fiestas de jardín, y grandes sombreros. Esta percepción cultural surgió de aquellos que recordaban la era eduardiana con nostalgia, y mirando en el pasado su niñez a través del vasto, oscuro, y horrible abismo de la Primera Guerra Mundial.[8]​ Posteriormente, la época eduardiana fue vista con ironía, como un período de placer mediocre comparado con los grandes logros de la época victoriana, que le precedió, y la gran catástrofe de la guerra que ocurriría después.[9]



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