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Petenera



Las peteneras son un palo flamenco que se basa en una estrofa de cuatro versos octosílabos que se convierten en seis o más por repetición de algunos de los versos y el añadido de otro a modo de ripio.[1][2]​ Este palo flamenco tiene letras tristes y melancólicas, y se interpreta de forma lenta y sentimental, aunque existen versiones antiguas con ritmos más rápidos y temas menos sombríos. La métrica se corresponde con una unión de los compases de 6/8 y 3/4, organizándose los acentos de la siguiente manera 1-2-3 1-2-3 1-2 1-2 1-2.[3]

La petenera existía como forma musical previamente a su adaptación al flamenco; para algunos estudiosos, está emparentada con la zarabanda del siglo XVII. Según algunas hipótesis no confirmadas, el nombre proviene de una cantaora natural de Paterna de Rivera (Cádiz) llamada La Petenera, que vivió a finales del siglo XVIII.

Existen diferentes versiones de este cante: la antigua y la moderna, y esta a su vez puede ser corta (chica) y larga (grande). La llamada petenera grande no es bailable, a diferencia de la corta, que sí puede bailarse acompañada por palmas. El lugar de origen de la petenera ha sido motivo de discusiones: hay quien afirma que su origen es americano (se llama también petenera a un tipo de música y baile jarocho de la región de Veracruz, en México); otros, que es español.

A finales del siglo XIX, el cantaor Medina el Viejo (José Rodríguez Concepción) dio a conocer su versión de la petenera. Esta fue adoptada por otro gran cantaor: Antonio Chacón. De él pasó a la Niña de los Peines, que realizó una versión propia, enriquecida melódicamente, que sería muy repetida después por otros artistas como Pepe el de la Matrona.

La danza de la petenera fue muy popular a finales del siglo XIX, y se enseñaba en las escuelas de baile después de las seguidillas sevillanas.

Federico García Lorca le dedicó a este cante su poema «Gráfico de la petenera», que forma parte de la obra Poema del cante jondo (1931), e incluso las interpretó al piano acompañando a La Argentinita en una histórica grabación.[4][5][6]​ El compositor Pablo Sarasate escribió una obra titulada Peteneras para violín y piano.[7][8]

Históricamente, tanto el baile como el cante de la petenera han estado rodeados de un aura supersticiosa que, según se suponía, traía mala suerte a sus intérpretes.

Otro tipo de Petenera que existe en América es la Petenera Huasteca, y tiene características que marcan un puente entre la música española y la mexicana. Proveniente de una región en México conocida como la Huasteca (conformada por regiones de los estados de Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Tamaulipas), esta música es interpretada por un trío de instrumentos (violín, jarana huasteca y guitarra quinta o guitarra huapanguera). Las características rítmicas de esta música son el uso de síncopa y sesquiáltera, y como elemento sustancial el uso de la improvisación. En la lírica de la Petenera huasteca es característico el tema de la Sirena como tema central en su canto. Tiene una estructura de copla de cuatro versos, común en las peteneras del canto español, que a su vez se extiende con la adición de dos versos más, siendo así la forma métrica predominante.[9]

Quisiera yo renegar

de este mundo por entero,

volver de nuevo a habitar

¡madre de mi corazón!

volver de nuevo a habitar,

por ver si en un mundo nuevo

por ver si en un mundo nuevo

encontraba más verdad.

En el Café de Chinitas

dijo Paquiro a su hermano

soy más valiente que tú,

más torero y más gitano.


Sacó Paquiro el reloj

y dijo de esta manera:

este toro ha de morir

antes de las cuatro y media.


Al dar las cuatro en la calle

se salieron del Café;

y era Paquiro en la calle

un torero de cartel.

Nadie me tendió la mano

cuando más hundío estaba.

Que nadie venga a mi puerta

Que nadie venga a mi puerta

pidiendo un sorbo de agua.

Nadie me tendió la mano

Cuando más hundío estaba.

Por las calles de Judea

Por las calles de Judea

pasa una mujer llorando

dicen que es de Sefarad

¡madre de mi corazón!

dicen que es de Sefarad

que la sigue recordando

que la sigue recordando

y no la puede olvidar.

Sentenciado estoy a muerte

si me ven hablar contigo,

ya pueden los matadores

¡madre de mi corazón!,

ya pueden los matadores

a prevenir los cuchillos.

Sentenciado estoy a muerte

si me ven hablar contigo.

La localidad de Paterna realiza desde hace más de 60 años un concurso de cante por este palo que es la principal referencia en el mantenimiento del arte[10]



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