Sefarad (en hebreo, סְפָרַד) es un topónimo bíblico que la tradición judía ha identificado con la península ibérica desde los comienzos de la era común, mientras queda reservado su uso en la lengua hebrea moderna para la actual España, y se usa el propio nombre Portugal para el país vecino. Se cree que la identificación de Sefarad con los reinos de Castilla y Aragón se produjo tras la expulsión de los judíos de 1492, aunque el término sefardíes hace referencia tanto a estos como a los judíos expulsados de Portugal en 1497 y sus descendientes, es decir el total de judíos de la península ibérica que se vieron obligados a marcharse a raíz de los decretos de expulsión. Cabe destacar que una gran parte de los judíos expulsados de Portugal formaban parte de los anteriormente expulsados de España y que se habían establecido en el país vecino.
Sefarad es el término bíblico con el que las fuentes hebreas designan la península ibérica. Se trata de un topónimo bíblico mencionado una sola vez, concretamente en el Libro de Abdías:
ocupará Canaán hasta Sarepta,
y los deportados de Jerusalén que están en Sefarad
El pasaje, de difícil datación como todo el Libro de Abdías, hace referencia en todo caso al período conocido como cautividad de Babilonia, y a la dispersión del pueblo judío que siguió a la destrucción de Jerusalén en 586 a. C. Implica que algunos habitantes de Jerusalén fueron deportados al lugar mencionado.
Algunos expertos en la Biblia, aunque no han averiguado a qué lugar se refiere exactamente, se inclinan por considerar a Sefarad como una ciudad de Oriente Próximo, y la han identificado con Sparda (Sardes), ciudad de Lidia (Asia Menor); o con Shaparda, ciudad no muy alejada de Babilonia; o con Sabariam o Sibraïm, cerca de Hama (Siria).
Los exégetas judíos de la Biblia identificaron Sefarad con Hispania al menos desde el Targum de Jonatán, traducción al arameo de los libros proféticos realizada por Jonatán Ben Uziel, de cronología discutida, pero probablemente de época romana. A partir del siglo II E.C., los judeoespañoles le dieron el nombre Sefarad a la península ibérica. Desde entonces fue habitual en la literatura hebrea postbíblica referirse a la península con el nombre de Sefarad, que aparece en las obras de autores sefardíes como Isaac Abravanel y Salomón ben Verga. En el siglo XVI, el hebraísta Benito Arias Montano, en su Comentaria in Duodecim Prophetas (Amberes, 1571), recoge también esta idea.
El uso Sefarad es sumamente frecuente ya desde fines del siglo XX en adelante y se emplea para referirse a la península ibérica y los judíos nacidos, o provenientes, o descendientes de dicha región. Como ejemplos de ello considérese:
El arabista Emilio García Gómez, a quien cita Joseph Pérez, cree inapropiado el uso del término sefardí para referirse a todo aquello lo relativo a los judíos españoles de la época medieval. El origen del término sefardí, según Pérez, sería posterior a la expulsión de 1492 y acaso un modo de distinguir a los judíos procedentes de España de aquellos que ya residían en otros lugares (tal el caso, por ejemplo, de los judíos askenazíes); a raíz de ello, prefiere reservar las palabras Sefarad y sefardí a épocas posteriores a 1492.
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