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Piedra berroqueña



El granito es una roca ígnea intrusiva de color claro, de composición félsica formada esencialmente por cuarzo, feldespato alcalino, plagioclasa y mica.[1]

El término granito abarca varias rocas de aspecto granular y de colores claros, pero con proporciones diferentes entre sus minerales. Para referirse a todas ellas los geólogos han definido el término granitoide. Según los estándares de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, son granitoides las rocas plutónicas cuyo contenido en cuarzo está comprendido entre el 20 y el 60 %. Esto incluye rocas como las tonalitas y las sienitas con cuarzo.

El granito sensu stricto se refiere a las rocas que, dentro del grupo anterior, tienen una relación entre ambas clases de feldespatos — alcalinos y plagioclasas— desde el 50% o más favorable hacia los feldespatos alcalinos. En función de esta proporción, los granitos se denominan:

Los granitoides son las rocas más abundantes de la corteza continental superior.[3]​ Forman el 4,5 % de la corteza terrestre y el 15 % de los continentes.[4]

Los granitoides se forman al solidificarse magma con alto contenido en sílice —lo que se conoce como magma saturado— a gran profundidad bajo la corteza terrestre, en condiciones de alta presión y enfriamiento lento. Si un magma de composición granítica alcanza la superficie se forma una roca volcánica denominada riolita.[5]

Los granitos se forman a partir de magmas solidificados, y estos a su vez pueden tener orígenes diferentes: hay magmas que provienen de la fusión parcial o anatexia de rocas de la corteza, mientras otros tienen su origen en el manto subyacente.[1]​ Según el origen del magma los granitoides se clasifican en cuatro tipos, nombrados con las letras I, S, A y M, iniciales de Igneo, Sedimentario, Anorogénico y Manto[6]​ El tipo «I» deriva de magmas originados en la zona de contacto entre la corteza inferior y el manto.[6][7]​ El tipo «S» proviene de magma que se forma por la fusión parcial de rocas sedimentarias o de rocas de la corteza superior.[6][7]​ Al contrario de los tipos I y S que son comunes en las zonas de orogénesis, el tipo A, anorogénico y alcalino,[8]​ ocurre en contextos que no están asociados a la formación de cordilleras.[1]​ El tipo M se distingue de los demás por tener una proveniencia directa de magmas del manto.[1]

Los granitoides originados de magma proveniente de la corteza inferior han sido relacionados por científicos con migmatitas de forma que se han interpretado estas últimas rocas de tres maneras: el producto de anatexia que origina a magma granítico, el producto de la inyección de magma granítico a rocas metamórficas, el producto de un proceso de transformación de roca metamórfica en granito en el sitio.[9]

Los granitos se forman a partir de masas formidables de magma, que ascienden por la corteza terrestre porque tienen menor densidad que el material que los rodea. Antes de solidificarse el magma llenaba una cámara magmática, desde la cual también puede alcanzar la superficie por fenómenos volcánicos, aunque esto ocurre rara vez con los magmas ácidos, graníticos. A la «flotabilidad» del magma se contraponen los efectos de la viscosidad, (que es característicamente alta en los magmas de composición granítica), y al hecho de que para que un cuerpo de magma ocupe un lugar debe haber desplazamiento de otro material en cantidad proporcional. Los granitos se emplazan preferentemente siguiendo fracturas y fallas preexistentes en la corteza terrestre.[10]​ El ascenso del magma puede ser forzoso o pasivo; en el primer caso el magma se abre paso por su propia fuerza, comprimido por los materiales que le rodean, abriendo fracturas y desplazando material; y en el segundo, las tensiones en la corteza crean espacios que son rellenados por magma. Cuando el magma se encuentra en equilibrio gravitacional (como un témpano de hielo flotando en el mar) se estanca.

La meteorización del granito afecta a la roca de forma gradual, acabando por disgregarla. En climas fríos actúa la meteorización física, que debido a la compacidad e impermeabilidad del granito apenas ataca la capa superficial. La meteorización química, que actúa oxidando e hidrolizando los feldespatos es mucho más eficaz, y puede disgregar espesores considerables de roca. Una forma característica de meteorización del granito y otras rocas ígneas forma en la superficie capas concéntricas, separadas del núcleo no afectado por diaclasas de exfoliación netas; por ello, a esta meteorización se la llama «meteorización en capas de cebolla». En los inicios de meteorización de granito la biotita pierde potasio para transformarse en hidro-biotita y finalmente en vermiculita. En estados más avanzados de meteorización la plagioclasa comienza a disolverse y el anfíbol a hidratarse. La plagioclasa se altera transformándose en caolín. El feldespato potásico y cuarzo son los minerales que más se resisten a la meteorización. Si la plagioclasa y la biotita se han transformado en caolín, smectita y goethita y el cuarzo y el feldespato potásico mantienen la estructura de la roca, esta puede considerarse un saprolito.[11]

El granito se utiliza ampliamente en construcción desde la prehistoria gracias a la tenacidad del material y su resistencia a la erosión, comparado con otros tipos de roca (especialmente la caliza que es frágil y soluble). Tradicionalmente era llamado piedra berroqueña y el trabajo con ella era considerado el más penoso de todos. Actualmente ya no se utiliza como elemento estructural pero sí con fines decorativos que aprovechan sus dibujos característicos. Para ello suele usarse cortado en placas de algunos centímetros de espesor, las cuales se pulen y se utilizan como revestimiento. Hay que hacer notar que el pulido fino del granito era extremadamente difícil en la antigüedad, por lo que los edificios de granito no-modernos suelen tener una factura aparentemente tosca, incluso cuando los sillares están bien tallados, como en el Monasterio de El Escorial.

Los egipcios esculpían en la roca de granito desde el período predinástico para elaborar recipientes. Se han encontrado muchas vasijas de las primeras dinastías en Saqqara.

La Cámara del Rey de la Gran Pirámide de Guiza está construida con grandes bloques de granito, también se encuentra en varias hiladas del revestimiento de las otras dos pirámides de Guiza.

Los obeliscos egipcios fueron grandes monolitos de granito tallados y transportados por el Nilo desde las canteras del actual Asuán. También se utilizó para elaborar estatuas.

Otros usos en el Antiguo Egipto incluyen, columnas, puertas, dinteles, etc.[12]

Aún es motivo de debate saber cómo los egipcios trabajaron el granito. El arqueólogo Patrick Hunt postula que usaban abrasivos, mostrando su poder de dureza en la escala de Mohs.[13]

También fue usado en la construcción de la terraza de Baalbeck.

El granito ha sido usado ampliamente como recubrimiento en edificios públicos y monumentos. Al incrementarse la lluvia ácida en los países desarrollados, el granito está reemplazando al mármol como material de monumentos, ya que es mucho más duradero. El granito pulido es muy popular en cocinas debido a su alta durabilidad y cualidades estéticas. El granito Black Galaxy de Cheemakurthy, Andhra Pradesh en India es mundialmente conocido por su elegancia. El color de granito más abundante por naturaleza es el gris.

Los ingenieros han usado tradicionalmente el granito pulido para dar un plano de referencia, dado que es relativamente duro e inflexible.

Azul noche (España)

Giallo veneciano (Brasil)

Gran violeta (Brasil)

Lavanda azul (Brasil)

Otros usos del granito pueden ser:



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