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Polinización cruzada



Es el proceso de mestizaje que se da entre agentes y ecosistemas creativos con otros agentes, ecosistemas o sectores de la economía, que da como resultado el desarrollo de proyectos, productos o servicios en los que se involucra la creatividad y se da una transdisciplinariedad en los distintos procesos; beneficiando y estimulando a ambas partes por igual.

La polinización cruzada es un concepto que procede originalmente de los trabajos de Charles Darwin[1]​ y explica el proceso de la transferencia de polen entre las flores, a través de agentes comúnmente llamados "vectores de polinización" (abejas, avispas, mariposas, colibríes, entre otros) haciendo posible la producción de semillas y frutos. Aplicado a la economía y a los ecosistemas creativos es la capacidad que tienen los agentes del ecosistema para mezclarse con otros “mundos”, discursos, prácticas o disciplinas fuera de su entorno inmediato. Estas nuevas posibilidades permiten, por ejemplo, que mundos como los del diseño de joyas y la biología, el diseño de indumentaria y la sociología, o la ciencia y el arte, se encuentren[2]​ y se crucen para generar proyectos, productos y servicios inéditos en los que se enlaza la creatividad y la cultura con otros procesos y sectores. Del mismo modo en el que los "vectores de polinización" son fundamentales para la salud de los ecosistemas biológicos, los ejercicios de polinización cruzada ofrecen respuestas a algunos de los desafíos que encaran los procesos creativos con respecto a la sostenibilidad de sus prácticas.

Sobre el concepto de polinización cruzada (nombrado por algunos como Creative Crash[3]​), la organización Conexiones Creativas ha hecho aportes metodológicos aplicado a casos concretos entre empresas colombianas y el ecosistema creativo, así como desde la divulgación del concepto y su importancia en general para dinamizar las economías de los países. En palabras de Paula Trujillo, Directora de Estrategia de la organización:

“La innovación sucede cuando las ideas tienen sexo”,[4]​ argumenta Matthew Ridley, periodista, escritor científico y económico.

El concepto de polinización cruzada aplicado a la economía creativa se extiende más allá del uso del término y su relevancia en las dinámicas ecosistémicas. Este concepto realmente abarca un llamado a la acción y le da nombre a un fenómeno que empieza a ser común en los ecosistemas creativos y sus territorios, los distritos creativos, a nivel global. Los casos de Flanders DC en Bélgica, el Quartier des Spectacles de Montreal o de La Confluence en Lyon, dan cuenta de cómo la creatividad y la cultura son capaces de articular a la tecnología, la ciencia y la educación en torno a las estrategias económicas y territoriales de ciudad en las que participan las entidades públicas, la empresa privada desde la construcción, la financiación y otros sectores, las entidades de gestión cultural y los artistas y creativos. Más detalles sobre estos casos particulares y muchos otros como NDSM en Amsterdam pueden encontrarse en las publicaciones Ecosistemas Creativos,[5]​ de la autoría de Conexiones Creativas, que ya completan cuatro ediciones para 2021.

La diseñadora y arquitecta israelí-estadounidense Neri Oxman es un referente metodológico para la Polinización Cruzada. Ella habla de la Edad del Entrelazamiento y afirma que los proyectos más interesantes de hoy son aquellos que son capaces de conectar información, conocimiento, utilidad y comportamiento; que a su vez conectan el mundo de las ciencias, la ingeniería, el diseño y el arte, pues la salida de una disciplina está conectada con la entrada o sirve como entrada para otra. Oxman expresó su propuesta a través de lo que llamó el Círculo de Krebs de la Creatividad, encontrando una relación con el Ciclo de Krebs, que desde la ciencia explica la compleja serie de reacciones químicas que se dan dentro del metabolismo celular, con la manera en la que la creatividad está inmersa e interactúa con los cuatro dominios mencionados anteriormente.[6]

Así como Oxman, otras personas influyentes dentro del ecosistema creativo han ido abriendo camino al concepto de la Polinización Cruzada como un factor transversal para las dinámicas de los ecosistemas. Tal es el caso de Hans Ulrich-Obrist, Curador de Arte y Director de La Serpentine Gallery de Londres, quien ha expresado que “cada compañía, cada gobierno, cada marca, deberían tener a un artista en residencia”,[7]​ afirmación que sin duda aporta a la construcción del debate sobre la interacción de las artes y la cultura con otros “mundos”. En Latinoamérica, Brigitte Baptiste, una colombiana, ecóloga de profesión, investigadora y actualmente Rectora de la Universidad EAN en Bogotá, afirma que “la producción de diferencia de la naturaleza, el mestizaje, es indispensable para la evolución”[8]​ en escenarios que ya no son el de la ciencia, sino el de las ideas y la creatividad, como en la conferencia en la que participó durante el Bogotá Fashion Week de 2018, al que fue invitada por el trabajo que articula desde la Universidad que dirige actualmente y que es referente en la gestión cultural.

Desde Latinoamérica, hay quienes consideran la Polinización Cruzada como parte de las herramientas que ayudan a la consolidación de los ecosistemas creativos. En ese sentido, la organización Conexiones Creativas ha venido trabajando durante los últimos tres años en darle sustento teórico a este concepto. Parte de su trabajo sobre este tema se ha dedicado a identificar y mapear los casos de éxito en la aplicación de la Polinización Cruzada en distintos territorios del mundo que hoy se conocen como Distritos Creativos; así como en la gestión de proyectos en los que ellos mismos son artífices de fertilización entre la creatividad y la cultura con empresas privadas de sectores tan “alejados” o separados de la creatividad como el de la industria de los electrodomésticos, la hotelería y el turísmo.

En algunas conferencias, como el Encuentro de Distritos Creativos América - Europa en 2020, Conrado Uribe, Curador de Arte y Cofundador de Conexiones Creativas explica que, luego de recorrer varios de estos territorios de Europa y de mapear casos en Latinoamérica, encontraron que la Polinización no es solo una herramienta, sino una metodología en sí y que “allí puede estar una de las respuestas y de las maneras para superar periodos de dificultad para los ecosistemas”.

La puesta en marcha de la Polinización Cruzada en tanto que metodología se puede dar en los siguientes contextos:

De otro lado, la Polinización Cruzada, aplicada a los ecosistemas creativos genera: inseminación y diseminación de conocimiento inédito para la sociedad; procesos de innovación que impactan directa o indirectamente en la industria, con beneficios intersectoriales consecuentes; derrames en red para las regiones y territorios que repercuten positivamente en procesos como el city marketing, la atracción de inversión, etc. Es por eso que los ejercicios de Polinización Cruzada permiten trabajar, entre otras cosas, en:




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