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Préjano



Vista de la localidad

Préjano es una Villa , localidad y municipio de la Rioja Baja, en la comunidad autónoma de La Rioja, España. Se encuentra en la margen izquierda del río Ruesca, afluente del Cidacos. Fue un antiguo pueblo minero, hoy en día sus habitantes se mantienen gracias a la agricultura y la industria de la cercana capital de la comarca: Arnedo.

La villa aparece mencionada como Presano en los Votos de San Millán, atribuidos a Fernán González en 934, pero considerados una falsificación introducida a comienzos del siglo XIII:

La primera referencia escrita datada con cierta fiabilidad es recogida en el tomo 6 de la Colección de privilegios, franquezas, exenciones y fueros, concedidos a varios pueblos y corporaciones de la corona de Castilla de los archivos de Simancas.[3]​ En ella se donan las casas, tierras así como las viñas de Prescano que tenía el presbítero Hermenegildo al abad de albelda Dulchito; firmado por el obispo Tudimiro. No está fechado, pero basándose en los personajes nombrados, se debió realizar sobre el 942.

Donatio in Alhueco, in Cervaria et in Cornazo.

[...] trado tibi Dulchito Abbati coeterisque fratribus
in atrio Sancti Martini pro remedio animae meae in Pres-

El obispo de Calahorra, Juan de Préjano, realiza una donación de rentas a la mesa capitular de Calahorra en el año 1200, y en ella aparece citada Préjano («et tertiam de Praejano, de Herce de Legarda»).

El castillo de Préjano había pertenecido a la Orden de Calatrava, la cual, en el año 1288, lo cede de por vida a Vela Ladrón de Guevara, junto al de Enciso.

Desde la Edad Media hasta la abolición de los señoríos en España, en 1811 por las cortes de Cádiz, Préjano había sido villa de señorío, no de realengo. En 1434, el rey de Castilla Juan II otorga facultad real de la encomienda, que esta entonces estaba en poder de la Orden de Calatrava, a su contador mayor, el doctor González de Toledo, y a su mujer doña Inés González de Origüela. Enrique IV de Castilla, hijo y sucesor de Juan II, dona la villa de Préjano a don García Manrique, hijo de Pedro Manrique, por el apoyo que este le dio en sus disputas con el infante Don Juan (luego rey Juan II de Aragón). Tras diversas ventas, desde 1699 —cuando don Íñigo Eugenio Arguto y Álava compra sus derechos por 150.000 reales— hasta al menos 1789 —citado en el «Diccionario de la España dividida en Provincias»—, Préjano aparece vinculado al señorío de los marqueses de Gastañaga.

Según el Diccionario geográfico-histórico, Sección II, que comprende La Rioja o toda la provincia de Logroño y algunos pueblos de la de Burgos escrito por Ángel Casimiro de Govantes en 1846, Préjano tenía en el siglo XVI 180 vecinos y 900 almas mientras que el censo de 1830 da constancia de que en el lugar habitaban 245 vecinos y 1220 almas.

Según el Madoz (1849), la villa estuvo en el pasado amurallada y con dos puertas denominadas "de la Villa" y "de San Miguel", pero ya por entonces de sus fortificaciones sólo quedaba la actual torre en pie, en cuya barbacana estaba el cementerio. Supuestamente este uso continuaría hasta la construcción del actual cementerio a las afueras del pueblo.

La población se vio gravemente afectada por los terremotos de 1818: de sus 200 casas sólo 16 quedaron habitables. La ermita del Cristo del Canal padeció ruina casi total.[4]​ Las dos parroquias quedaron muy maltratadas en sus pavimentos, y la torre de San Miguel quedó arruinada.

Préjano hasta principios de siglo XX era una prospera localidad minera, en la que desde 1609 las minas de carbón habían dado empleo y riqueza a la localidad. Esto se acompañaba de la agricultura, sobre todo del olivo pero también cereal y almendros.

En el censo de la población de Castilla en el siglo XVI, Prejano se añade como pueblo de Nájera, indicándose 180 vecinos, (que a 5 personas por vecino son 900 almas). En el Diccionario Geográfico universal publicado en Barcelona en 1830 y siguientes, 245 vecinos, 1.220 almas. En el censo de la provincia de Logroño de 1840, 234 vecinos, 1110 almas.

En 1845, Tiene 234 vecinos y 1.111 habitantes, dos parroquias unidas y un estanco. En la quinta de 1844 entraron en suerte 57 jóvenes de 18 a 24 años. Pagó de contribución 13.368 reales, y cosecha al año común 4.000 fanegas de granos y legumbres, 1.500 arrobas de vino y 200 de aceite, que con los frutos menores y sus pastos importan 159.400 reales. Hay granjería de ganado y algunos telares para tejidos de lana ordinarios.[5]

En el Diccionario Geográfico de España de 1846 se indica que su producción principal en se momento era trigo, morcajo, vino "de mediana calidad", aceite, y ganado lanar. Madoz, en aproximadamente las mismas fechas, detalla una producción de trigo, cebada, avena, aceite, vino, patatas, cáñamo y legumbres; se cría ganado lanar y cabrío y se mantiene el de labor necesario para la labranza. Destaca la caza de perdices, liebres y algunos lobo. Se hace mención a la mina de carbón de piedra, mencionando experimentos realizados en 1781, y la concesión de una real cédula el 4 de abril de 1831; explotada por entonces por la sociedad minera de Logroño. Su industria estaría compuesta de un molino harinero y otro de aceite, 3 telares de lienzos ordinarios y una caldera para destilar aguardiente con capacidad para 4 cántaras. Su presupuesto municipal era de 3.000 reales.

Ya a principios de siglo XX con las primeras emigraciones a América, el pueblo comenzó a perder habitantes. El golpe mayor fue el cierre de las minas, que daban empleo a gran parte de la población, sumándose al éxodo rural generalizado en toda España. Esto dejó al municipio con la mitad de la población con la que contaba hasta entonces.[6]

A 1 de enero de 2017 la población del municipio, según el padrón municipal, ascendía a 221 habitantes, 123 hombres y 98 mujeres.[7]

     Población de derecho (1857-1897) según los censos de población del INE del siglo XIX.      Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001) según los censos de población del INE.      Población según el padrón municipal de 2015 del INE.

Durante el periodo Cretácico inferior formó parte de una llanura encharcada que se desecaba periódicamente, dejando atrás zonas fangosas en las que las huellas de dinosaurio quedaban marcadas a su paso. Con el tiempo éstas se secaban y cubrían con nuevos sedimentos cuyo peso prensaba las capas inferiores, haciéndolas solidificar en rocas con el paso de millones de años. La erosión ha ido desgastando las capas superiores haciendo visibles muchas de estas formaciones rocosas, permitiendo observar las icnitas.

En el municipio se encuentran varios yacimientos:




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