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Precinto



Un precinto es un sello de seguridad, un dispositivo físico numerado que se coloca sobre mecanismos de cierre para asegurar que éstos no se abran sin autorización (adrede o por accidente). Una vez colocado, el sello no puede eliminarse sin provocar su destrucción, es decir una fuerza física sobre el mismo que produzca su daño y en consecuencia evite su futura reutilización.

Sellos de este tipo se usan, por ejemplo, en las puertas de los contenedores que transportan mercancía bajo el convenio TIR, una vez efectuada la verificación por parte de las autoridades.

La colocación de precintos va acompañada de la elaboración de un documento que incluya la fecha, la hora, el número del precinto y la firma del funcionario correspondiente.

Como la seguridad siempre ha sido una preocupante del hombre, la historia de los precintos tiene bastante antigüedad. Hace unos siete mil años, los objetos de valor se guardaban en recipientes de arcilla, que eran sellados mediante rocas introducidas a presión en la boca del frasco.

Otro método de seguridad, pero más adelante en la historia, es el sellado con cera que usaba la nobleza sobre los documentos confidenciales, identificándolos con un signo único, (escudos de armas y símbolos familiares), generalmente presente en los anillos de los aristócratas. Estos sellos de cera garantizaban la inviolabilidad del documento, y la identificación del emisor.

Ya entrado el siglo XIX, el británico Rowland Hill, diseñó el primer sello postal, estrenando la técnica de incorporar al papel un elemento adhesivo. El primer pegamento de este tipo fue elaborado a partir de resina de acacia y almidón. Fue el precursor del desarrollo de esta técnica, que daría paso a la moderna cinta adhesiva.

El siglo XIX fue también el del auge de los asaltos a las diligencias y vagones de ferrocarril que ocasionaban cuantiosas pérdidas comerciales. Entonces, comenzaron a introducirse medidas de seguridad extra a las mercancías y la correspondencia, y a las cerraduras comunes se les añadió los precintos de seguridad.

Las décadas del 30 y 40 de ese siglo fueron el lapso de tiempo en que las marcas SelloTape y ScotchTape se alzaron como vanguardias en la producción de cintas de embalar. Claro que para entonces, el papel adherente tenía una amplísima aplicación, mucho más allá de la protección, como sigue siendo hasta nuestros días.

Otra compañía que se destacó en el tema del precintado de seguridad fue la estadounidense Industrial Tape Corporation, que en 1942 proveyó al ejército de los Estados Unidos una novedosa cinta impermeable para hermetizar las cajas de municiones, mediante una ingeniosa modificación de las entonces conocidas como cintas quirúrgicas.

El avance acelerado de la revolución industrial trajo la necesidad de proteger las enormes cargas de mercancías que se generaban, y los precintos de seguridad se fabricaron masivamente, y se diversificaron. Paralelamente a la producción, aumentó la competitividad y con ella, la necesidad de fomentar el branding.

Además, la conservación de los alimentos perecederos no estaba muy avanzada en esta época, así que el sellado era fundamental.

A principios de este período el uso de los precintos se oficializa y comienzan a fabricarse siguiendo normativas legales. Los estándares de calidad de los precintos son medidos por organismos internacionales, (Organización Internacional de Normalización). Las normas ISO rigen la calidad de estos dispositivos, y su aceptación o no de estos por las instituciones aduaneras.

También, los precintos se han sofisticado, mediante la introducción de novedosos materiales, capaces de dotarlos de mayor resistencia y de especializarlos.

Hoy, existen precintos plásticos, precintos de diversos metales, y precintos de materiales avanzados. Los aportes tecnológicos los han vuelto dispositivos de altísima protección, siendo cada día más difícil la violación de los modernos precintos de seguridad: Se les añade sensores electrónicos, se marcan con láser, se numeran con códigos de barra, se dotan de tecnología recolectora de evidencias…

Partimos de la variable que hay dos tipos de precintos de seguridad: precintos de seguridad plásticos así como precintos de seguridad metálicos.

Uno de los principales usos de los precintos de seguridad es garantizar la inviolabilidad de los productos o mercancías. Esto cobra importancia en especial cuando hablamos de transporte de larga distancia, pero también cuando los productos son de alto valor. Por ello, a la hora de seleccionar un modelo de precinto de seguridad frente a otro, es crucial compararlos en función del nivel que protección que otorgan. Entonces, ¿qué tipos de precintos de seguridad existen según su grado de protección? Analicemos los principales: los de alta seguridad, los de seguridad y los indicativos.

De forma general, hay tres niveles de mayor a menor protección:

Hay algunas circunstancias que hacen el uso del precinto casi obligatorio:

Normalmente los precintos se colocan como parte de un sistema integral de seguridad, que abarca otras medidas como controles de acceso, iluminación adecuada, uso de cámaras de vigilancia, etcétera.

La idea es que la seguridad no dependa de un solo elemento, sino que varios, organizados en capas. Para que el uso de los precintos de seguridad sea en verdad útil, se debe seguir un programa de control en todas las fases, que son:

Las limitaciones en cuanto a la seguridad que ofrecen los precintos vienen dadas por la vulnerabilidad de los mismos ante determinadas circunstancias. Por eso, su uso debe hacerse dentro de un programa de control de sellos.

Los precintos son vulnerables a:

Antes de poder elegir qué precinto sello marchamo o lacre de seguridad se necesita debemos realizar una serie de preguntas tales como:





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