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Prehistoria en Francia



Prehistoria de Francia o en Francia son denominaciones del periodo de la historia de Francia que precede al inicio de la historia (entendida ésta como el registro escrito de los acontecimientos del pasado). En ausencia de fuentes escritas son las fuentes arqueológicas las que permiten su reconstrucción. La utilización del marco geográfico de la actual Francia responde a las convenciones historiográficas de la historia nacional.

El inicio de la presencia humana en el territorio pueden rastrearse hasta los hallazgos líticos de Lézignan-la-Cèbe (2009), datados en una antigüedad de 1.57 millones de años;[1]​ mientras que el final de la prehistoria y el inicio de la protohistoria (con presencia de fuentes escritas indirectas) se produjo en el I milenio a. C., con la colonización griega en la costa sur y el desarrollo en el interior de la civilización gala a partir de los celtas de la cultura de La Tène.

Además del citado yacimiento de Lézignan, en el actual territorio francés se han hallado industrias del Olduwaiense (Abbevillense) y Achelense, asociables a Homo erectus y Homo heidelbergensis. La Grotte du Vallonnet (cerca de Menton) contiene herramientas rudimentarias de piedra de una antigüedad estimada entre un million y 1.05 millones de años.[3]​ Las cavernas eran utilizadas como alojamiento, pero posiblemente los cazadores-recolectores paleolíticos también construirían asentamientos provisionales, como los asociados a útiles achelenses de la Grotte du Lazaret y Terra Amata (cerca de Niza). En Terra Amata se han encontrado las más antiguas evidencias del uso del fuego en Europa (400,000 años de antigüedad).[3]

La llegada del Homo neanderthalensis se data en torno a hace 300,000 años, y su desaparición hace en torno a 30,000 años, habiendo coexistido unos diez mil años con los humanos modernos, cuya llegada, coincidiendo con un periodo glacial, presumiblemente causó su extinción.

Asociada al neanderthal está la cultura musteriense, denominada así por el yacimiento-tipo[4]​ de Le Moustier, un abrigo rocoso de la Dordoña, caracterizada por el método Levallois de talla lítica (aunque se originó en el Paleolítico inferior, está comúnmente asociado a las industrias neanderthales del Paleolítico medio). Recientes investigaciones sugieren el intercambio cultural entre neanderthales y humanos modernos.[5]

La llegada de los humanos modernos (definidos como tipo palentológico como Hombre de Cromagnon sobre la base de un yacimiento francés) se produjo hace 43.000 años, durante un largo periodo interglacial, de clima particularmente benigno.[6]​ La cultura material cambia radicalmente, detectándose evidencias de ornamentación corporal, decoración de todo tipo en las paredes de las cuevas y en los objetos, incluso instrumentos musicales. Algunas de las obras de arte prehistórico más importantes del mundo, como las pinturas de Lascaux, se datan en este periodo.

Las tipologías culturales se han denominado en su mayor parte a partir de yacimientos franceses de la región de Dordoña:

Con la denominación de "zona franco-cantábrica", utilizada especialmente a efectos estilísticos del arte paleolítico, se denomina a una extensa región al norte de la actual España y sur de la actual Francia, a la que se supone una densidad de población relativamente alta en el periodo.

La cultura magdaleniense evolucionó hacia el periodo mesolítico o epipaleolítico. En el suroeste de la actual Francia y en la actual España se desarrolló la cultura aziliense (denominada así por la Cueva de Mas d'Azil) del último máximo glacial, que coexistió con culturas mesolíticas europeas como el Tjongeriense del Noroeste, el Ahrensburgiense del Norte y el Swideriense de Europa Nororiental, todas ellas del complejo Federmesser. Al Aziliense siguió el Sauveterriense en el sur de la actual Francia y en la actual Suiza, el Tardenoisiense en el Norte de la actual Francia y el Maglemosiense en Europa del Norte.

No se ha establecido con certeza si en Europa Occidental se desarrolló una "migración mesolítica" y si a este momento se debe la llegada de los proto-indoeuropeos, que dejaron algunas poblaciones pre-indoeuropeas, como iberos, aquitanos y ligures. La desaparición del territorio antes emergido (que los arqueólogos denominan Doggerland) y que terminó bajo las aguas del Mar del Norte, tuvo un impacto en los territorios circundantes, que acogieron a su población.

El Neolítico se desarrolló en la Europa Noroccidental entre el 4500 y el 1700 a. C.) Se caracterizó por la incorporación de la agricultura, la ganadería y los asentamientos más complejos. La cultura material incorporó la cerámica cardial y la cultura de la cerámica de bandas (Linearbandkeramik -LBK-). Las teorías acerca de cómo llegó la Revolución Neolítica del Creciente Fértil de Oriente Medio incluyen dos posibilidades: la migración de pueblos, que sustituirían a los grupos de cultura post-paleolítica; o la difusión cultural sin sustitución de la población (hipótesis del sustrato preindoeuropeo, hipótesis Kurgan, hipótesis de la Vieja Europa).[7][8]

Los yacimientos arqueológicos franceses incluyen la cerámica de bandas (ca. 5500-4500 a. C.), la cultura de Rössen (ca. 4500—4000 a. C.) y la cultura de Chassey (4,500 - 2500 a. C. -denominada así por la localidad de Chassey-le-Camp en Saône-et-Loire), que es la cultura neolítica anterior a la cultura del vaso campaniforme que se extendió por las llanuras y mesetas de la cuenca del Sena y el alto Loira.

La zona armoricana (actual Bretaña) y la cultura neolítica del norte de la actual Francia se basó en las tradiciones de la cerámica lineal o "cerámica Limburg", en asociación con la cultura de La Hoguette.

De época neolítica provienen los primeros monumentos megalíticos (dólmenes, menhires, cromlechs y tumbas de cámara), extendidos por todo el territorio, con una mayor concentración en Bretaña y Auvernia. Los más famosos son los de Carnac (de ca. 3300 a. C., o quizá anteriores) y los de Saint-Sulpice-de-Faleyrens.

Al comienzo del Calcolítico o Edad del Cobre se desarrolla entre los ríos Oise y Marne la Cultura de Seine-Oise-Marne[9]​ ("Cultura SOM", ca. 3100 - 2400 a. C.), que dentro de sus monumentos megalíticos incorpora un allée couverte (gallery grave)[10]​ con un port-hole slab[11]​ que separa la entrada de la cámara de enterramiento principal. Desde el 2600 a. C., el artenaciense o cultura de Artenac,[12]​ también megalítica, se desarrolló en Dordoña, posiblemente como reacción al avance de los pueblos portadores de la cultura danubiana (como el SOM) hacia el oeste de la actual Francia. Armados con arcos característicos, se establecieron en toda la costa atlántica y la actual Bélgica hacia el 2400 a. C., diferenciándose con claridad de los proto-indoeuropeos portadores de la cerámica cardial, que se establecieron en el entorno del Rin. La demarcación de ambas zonas fue relativamente estable por más de un milenio.

Al Sureste, varios grupos evolucionaron a partir de la Cultura de Chassey o Chasseniano[13]​ y también construyeron megalitos.

La Cultura del vaso campaniforme (ca. 2800–1900 a. C.) fue un fenómeno extendido por la mayor parte del actual territorio francés, con excepción del Macizo Central, sin alterar significativamente las culturas preexistentes.

El Bronce Antiguo incluye la transicional cultura del vaso campaniforme (ca. 2800–1900 a. C.), la cultura de túmulos (ca. 1600-1200 a. C.) y la cultura de los campos de urnas (ca. 1300-800 a. C.) Los asentamientos en Bretaña parecen haber surgido de la cultura de la cerámica de bandas, con alguna influencia de la cultura de Wessex y la cultura de Unetice. En algunos estudios se sugiere que Unetice última representa un posible origen para los celtas como una rama cultural diferenciada de la familia indoeuropea (idioma protocéltico). Este ámbito cultural fue preeminente en Europa central durante el Bronce Final; el periodo de la cultura de los campos de urnas presenció un fuerte crecimiento demográfico, probablemente a causa de innovaciones tecnológicas y agrícolas.

Algunos estudios datan en este periodo la llegada de algunos pueblos pre-indoeuropeos que otros consideran mucho más antigua, de época mesolítica.

En la Edad del Hierro, la expansión de la metalurgia del hierro en el actual territorio francés se dio durante el desarrollo de la cultura de Hallstatt (ca. 700 - 500 a. C-), que surgió a partir de la de los campos de urnas. Los estudios paleolingüísticos consideran que el pueblo portador de esta cultura hablaba una lengua (el protocéltico) que es el ancestro común más antiguo de todas las lenguas célticas.

A la Hallstatt le siguió, sin solución de continuidad, la cultura de La Tène, en una época que presenció el doble impacto de la colonización griega y fenicia del Mediterráneo occidental y el desarrollo de la civilización etrusca en Italia central. La Tène se desarrolló en la época final de la Edad del Hierro (de mediados del siglo V a. C. hasta la conquista de las Galias por Roma en el siglo I a. C.) Su ámbito territorial va del este de la actual Francia a la actual Hungría, pasando Suiza, Austria, el sur de Alemania y la República Checa. Por el norte influyó en la Edad del Hierro nórdica.

Los romanos que entraron en contacto con los pueblos de la zona (cada vez más profundamente desde el siglo III a. C. -guerras púnicas- y los siglos II y I a. C. -conquista romana de las Galias-) llamaban "Galias" a un extenso e indefinido territorio al oeste del Rin y noroeste de los Alpes (además de la Galia Cisalpina, al sur de los Alpes) y "galos" a los pueblos que lo habitaban. Los términos "Céltica" y "celtas" (keltoi en griego) eran igualmente ambiguos y equívocos. Entre "galos" y "germanos" (germani, al este del Rin) se localizaban los "belgas" (belgae), y entre "galos" y "celtíberos" (celtiberi, en la península ibérica) los "aquitanos" (aquitani), entre los que se incluyen los "vascones" (vascones).

Todas las cifras son antes de Cristo.




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