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Prepucio



El prepucio (del latín praeputium) es la capa de tejido que cubre el glande. Está formado por una capa externa, denominada prepucio externo, y una cara interna en contacto con el glande, recubierta por una mucosa. Lateralmente está unido al glande mediante el frenillo del pene.[1][2]

En anatomía humana masculina, el prepucio es un pliegue de doble capa de tejido de músculo liso, vasos sanguíneos, neuronas, piel y membrana mucosa que cubre y protege el glande y el meato urinario cuando el pene no está erecto. El prepucio es móvil y elástico.

El prepucio en los adultos, cubre al glande en estado de flacidez, es normalmente retráctil. El prepucio está unido al glande al nacer y generalmente no es retráctil en la infancia. La edad a la que un niño puede retraer su prepucio varía, pero la investigación encontró que el 95% de los varones eran capaces de retraer completamente su prepucio en la edad adulta. La incapacidad para retraer el prepucio en la infancia no debe considerarse un problema a menos que haya otros síntomas (dígase, dolor, inflamación, presencia de sangre y o secreciones purulentas, etc).

La parte externa del prepucio es una continuación de la piel del pene, sin embargo, la zona interior es una membrana mucosa, con tipo de mucosa y función el interior del párpado. La zona mucocutánea se encuentra en el lugar de unión del prepucio interno con el prepucio externo.[2][3]

La banda rugosa o banda acanalada está formada por tejido muy sensible, tiene apariencia rugosa y áspera ubicado en la punta del prepucio. El término fue acuñado por el investigador médico John R. Taylor que realizó y publicó diversos estudios sobre esta estructura, por tal motivo en ocasiones a la banda acanalada también se le da el nombre de banda de Taylor. Otro nombre para referirse a ella es la de "rugosus cíngulo". La banda rugosa consta de una colección de crestas, la cantidad de estas crestas varia de ocho a diez. La describe como una continuación del frenillo del pene.

Al igual que sucede con el párpado del ojo, el prepucio tiene libertad para moverse una vez se ha separado del glande, lo cual generalmente ocurre durante o antes de la pubertad.

Taylor y otros (1996) Informaron de la presencia de corpúsculos de Krause y un tipo de terminaciones nerviosas llamadas corpúsculos de Meissner. Según indica su densidad es mayor en la banda de mucosa rugosa en la punta del prepucio, que en la más amplia región de la mucosa lisa. Se ven afectados por la edad: su incidencia disminuye después de la adolescencia.[4][1]

El Colegio de Médicos y Cirujanos de la Columbia Británica ha escrito que el prepucio está "compuesto por una piel exterior y un interior mucosa que es rica en terminaciones nerviosas sensoriales especializadas y tejido erógeno."

La abertura distal del prepucio corresponde al borde libre del prepucio y se llama orificio o anillo prepucial. Entre el glande y el prepucio existe un espacio conocido como cavidad del prepucio, en esta zona puede acumularse una sustancia llamada esmegma, que por higiene conviene removerlo con agua y si usa jabón, es recomendable que no contenga fragancias, con el aseo diario en adolescentes y adultos.

La longitud del prepucio varía mucho entre los varones. Unas veces se prolonga hasta el vértice del glande y lo rebasa formando por delante del pene configurando un laberinto con su rugosidad una especie de vestíbulo a modo de válvula de control unidireccional.

Las zonas externas de la piel del pene las conforman: (1) la del tronco del pene, que sería la zona entre el cuerpo y la primera línea oscura, (2) el prepucio exterior que es la zona entre la primera línea pintada y la abertura del prepucio, (3) prepucio interior, al retraer el prepucio, la piel del tronco que la menos sensible es ahora apenas visible, y las zonas más sensibles del pene (glande, corona, frenillo y prepucio interior) quedan totalmente expuestos. Durante el coito estas áreas altamente sensibles están en pleno contacto con revestimiento interior de la vagina, que tienen una condición mucosa similar, para crear y aumentar placer al contacto entre dos zonas altamente sensitivas, que junto a otros elementos bioquímicos y sicológicos crean un estado propicio para la fecundación y generación de vínculos emocionales.

La piel del tronco peneal y el prepucio exterior protegen partes altamente sensitivas y delicadas del pene. Esta piel del tronco es similar en muchos aspectos a la piel de otras partes blandas del cuerpo (como por ejemplo la parte interna del antebrazo y bajo el bíceps). La piel del tronco del pene es la menos sensible en el pene, contrario a la piel mucosa y/o rugosa interna.[2]

El prepucio tiene numerosas funciones: [3][5]

El prepucio es una estructura anatómica común de los genitales externos masculinos y femeninos de todos los primates humanos y no humanos; ha estado presente en primates durante al menos 65 millones de años, y es probable que tenga más de 100 millones de años, debido a su característica común como característica anatómica en los mamíferos.[9]

En los humanos, ocho semanas después de la fecundación, el prepucio comienza a crecer en la cabeza del pene, cubriéndolo por completo a las 16 semanas. En esta etapa, el prepucio y el glande comparten un epitelio (capa mucosa) que fusiona a los dos juntos. Se mantiene de esta manera hasta que el prepucio se separa del glande.

El prepucio usualmente sigue fusionado con el glande al nacer, a medida que progresa la infancia, se separan gradualmente. Hay diferentes informes sobre la edad a la que el prepucio puede ser retraído. Thorvaldsen y Meyhoff (2005) reportaron que el 21 % de los niños de siete años de edad en su estudio tenían prepucio no retráctil y esta proporción se redujo al 7 % en la pubertad, con la primera retracción a una edad promedio de 10,4 años.

Durante la erección, el grado de retracción automática del prepucio varía considerablemente, en algunos adultos el prepucio permanece cubriendo todo o parte del glande hasta ser retraído manualmente o por la actividad sexual. Aunque el humano sano tiene normalmente 3 o 4 erecciones involuntarias diarias (aproximadamente), durante el sueño, que coadyuvan al normal funcionamiento y auto-limpieza.

La retracción del prepucio manual durante la infancia o incluso la edad adulta sirve como un estimulante para el desarrollo normal y la retracción automática del prepucio, lo que sugiere que muchas condiciones que afectan el prepucio pueden prevenirse o curarse conductualmente.

El saco prepucial masculino está humedecido por las secreciones de la próstata, vesícula seminal y glándulas uretrales de Littre. La orina no es un componente normal de la humedad subprepucial, pero sí en la parte que sobresale a glande en estado de flacidez. El complejo plexo vascular de la mucosa del prepucio facilita la producción de un líquido transudado similar al de la mucosa vaginal.[1][2]

Wright (1994) sostiene que la retracción forzada del prepucio debe evitarse y que el propio niño debe ser el primero en retraer su propio prepucio. Los intentos para retraer a la fuerza pueden ser dolorosos y puede causar lesiones. En los niños, el prepucio normalmente cubre el glande completamente, pero en los adultos puede que no se dé el caso. Se muestra que la retracción manual del prepucio durante la infancia o incluso la edad adulta sirve como un estimulante para el desarrollo normal y la retracción automática del prepucio, lo que sugiere que muchas condiciones que afectan el prepucio pueden prevenirse o curarse conductualmente.

Schöberlein (1966) llevó a cabo un estudio de 3000 jóvenes de Alemania y se encontró que el 49,6 % tenían el glande totalmente cubierto por el prepucio, el 41,9 % parcialmente cubierto y el 8,5 % descubierto (alrededor de la mitad de los cuales (4 %) tenían el prepucio atrofiado de forma espontánea sin cirugía anterior).[10]

Simmons y otros (2007) afirman que "dado que ahora somos capaces de tratar con eficacia las enfermedades relacionadas con el prepucio, algunas sociedades están cambiando hacia la conservación del prepucio" aplicando tratamientos no traumáticos y con fuertes cuestionamientos éticos como lo es la circunción. [1][11]

Entre las afecciones más comunes están:

J. Biserte publica un estudio en 450 niños escolarizados en enseñanza primaria (media de edad 10 años y 10 meses), el prepucio era normal en el 89% de los casos, existían adherencias en el 10% de los casos, el 3% de los cuales correspondía a adherencias importantes, y fimosis verdadera en el 1,1% de los casos (6,5% si se añadían los niños ya operados). [13]

El liquen escleroso es una afección inflamatoria cutánea crónica que se produce con mayor frecuencia en las mujeres adultas, aunque también puede ser visto en los hombres y los niños. El propionato de clobetasol tópico y furoato de mometasona desmostraron ser eficaces en el tratamiento del liquen escleroso genital.

La circuncisión es una intervención quirúrgica o un ritual consistente en cortar circularmente una porción del prepucio del pene humano. Aunque existen diferentes tipos de circuncisión (según el lugar en el que se realiza el corte y la cantidad de prepucio eliminado) lo habitual es que el glande quede permanentemente al descubierto.[15]

Los motivos más frecuentes para circuncidar son religiosos y culturales normalmente relacionados con identidad de grupo. En antropología se dice que inicialmente pudo ser una castración o castigo más leve que la muerte para prisioneros de guerra, que podrían ser usados como esclavos. Posterior a sublevaciones se convirtió en identidad de grupo, justificada por líderes político-religiosos, como mandato divino para las nuevas generaciones. Cuando este mito no fue suficiente en sociedades o épocas más racionalistas, los líderes lo asociaron a supuestas enfermedades, y después de miles de años de mitos queda claro que «la circuncisión y la higiene no están científicamente vinculados», en el año 2010, la Royal Dutch Medical Association dijo que «no hay pruebas convincentes de que la circuncisión es útil o necesaria en materia de prevención e higiene».[16][17][18][3]

C.J. Taylor refiere que los cambios en el comportamiento sexual masculino circuncidado pueden estar relacionados con una alteración del sistema nervioso central por degeneración axonal retrógrada, o daño del sistema nervioso periférico, por la pérdida de la banda acanalada del prepucio y el neuroma de amputación.[1]

Un amplio estudio de casos de Sorrells (2007) concluye que “El glande del pene circuncidado es menos sensible al tacto fino que el glande del pene no circuncidado. La región de transición desde el exterior al prepucio interno es la región más sensible del pene no circuncidado y más sensible que la región más sensible del pene circuncidado. La circuncisión ablaciona las partes más sensibles del pene.” [19]

Los prepucios obtenidos de circuncisiones se utilizan para estudiar la estructura y las proteínas de la piel. Los prepucios obtenidos a partir de los recién nacidos sirven como materia prima para obtener piel humana para injertos[20]​ y para medicamentos basados en β-interferón.[21][22]

Los fibroblastos del prepucio se usan en la investigación biomédica.[cita requerida]



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