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Presidente Wilson



Thomas Woodrow Wilson (Staunton, 28 de diciembre de 1856-Washington D. C., 3 de febrero de 1924) fue un político y abogado estadounidense, vigésimo octavo presidente de Estados Unidos, que asumió el cargo desde 1913 a 1921.

Llevó a cabo una política exterior intervencionista en Iberoamérica y orientada a cambiar la opinión pública estadounidense para intervenir en la Gran Guerra. Su entrada en el bando denominado Triple Entente desde 1917 inclinó la victoria de este lado, pero también contribuyó a difundir una de las mayores pandemias de la Humanidad. En enero de 1918 expuso sus famosos catorce puntos para asegurar la paz en Europa y el mundo.

Participó en la Conferencia de París, fue Premio Nobel de la Paz en 1919 como impulsor de la Sociedad de Naciones y defensor de la segregación racial.

Creció en los estados de Georgia y Carolina del Sur. Fue hijo del reverendo presbiteriano Joseph Ruggles Wilson y Janet Mary Woodrow. A pesar de padecer dislexia, consiguió graduarse por la Universidad de Princeton en 1879 para seguir después sus estudios de postgrado en la Universidad de Virginia, donde estudió Derecho.

En enero de 1882, Wilson abrió un bufete de abogados en Atlanta, aunque esta experiencia no fue satisfactoria para él, teniendo en mente una futura carrera política. Así pues volvió a la Universidad para conseguir un Doctorado en Ciencias políticas por la Universidad Johns Hopkins. En 1902 fue escogido presidente de la Universidad de Princeton, cargo que ejerció hasta 1910.

En 1911 fue elegido Gobernador de Nueva Jersey por el Partido Demócrata, cargo que desempeñó hasta 1913. En 1912 consiguió ganar la nominación del Partido Demócrata, para las elecciones presidenciales de 1913, las cuales ganó, convirtiéndose en el 28º presidente de Estados Unidos.

Uno de los primeros actos al tomar la presidencia, fue su asistencia al Congreso de Estados Unidos para discutir una ley sobre aduanas. Wilson fue el primer presidente en un siglo en dirigirse directamente al Congreso. Asimismo, fue el primero en impulsar el sufragio universal directo para la elección de los senadores. El 10 de octubre de 1913 accionó el botón de explosión que dio fin a las obras de excavación del canal de Panamá. Ese mismo año, y a petición de su mujer, Ellen Axson Wilson, reformó los exteriores del despacho oval, dando nacimiento al Jardín de rosas de la Casa Blanca.[1]

Wilson impulsó la creación de la Reserva Federal, siendo esta la tercera vez que se creaba un banco central en los Estados Unidos. Su creación estuvo marcada por la polémica, debido a las visiones divergentes existentes entre los republicanos, que propugnaban la creación de un banco central exclusivamente privado y el sector mayoritario de los demócratas, que demandaba un banco central a la europea, bajo control gubernamental. El resultado fue finalmente un compromiso entre ambas visiones, garantizando cierta influencia de los banqueros privados en la Reserva Federal.

Su presidencia estuvo marcada por el intervencionismo hacia Iberoamérica dando lugar así al hoy conocido como Idealismo Wilsoniano o Idealismo en política internacional. Este consistía en asegurar que los gobiernos extranjeros "interesantes" (importantes para los intereses de los Estados Unidos) debían ser depositados en manos de los "buenos", es decir, favorables a aquellos intereses, aunque estos no fuesen más que la representación de una minoría de la población.

Su idea del gobierno predicaba la necesidad de que una élite poderosa, "moral" y con capacidad era la que debía ocupar el poder en detrimento y con el desconocimiento de la mayoría de la población, siendo así la garantía de la democracia liberal. Así, en 1914, invadió México para hacer dimitir el general golpista Victoriano Huerta y poner en su lugar al revolucionario Venustiano Carranza; en 1915, Haití una vez asesinado el presidente Sam, aprovechó la confusión general para desembarcar tropas y empresas estadounidenses; en 1916, la República Dominicana para establecer el orden, hasta 1924, dejando un gobierno afín que abriría las puertas a las inversiones estadounidenses, luego de haber fracasado en el Congreso la propuesta de anexión presentada por John Calvin Coolidge.

Realizó políticas sociales, como el establecimiento de las 8 horas de trabajo así como el Servicio Nacional de Parques nacionales, favoreció la inserción de la minoría judía en la vida política con la designación del primer magistrado de origen judío en la Corte Suprema: el magistrado Louis Brandeis. En 1917 instauró el servicio militar obligatorio, un servicio que no había tenido los Estados Unidos desde la guerra de Secesión. Aquel mismo año instauró una de las leyes más ambiciosas de sus mandatos, la prohibición de fabricación, transportes y venta de alcohol, iniciándose así la denominada Ley seca.

Hasta la llegada de Wilson a la presidencia el uso de las relaciones públicas en Estados Unidos había sido potenciado más por empresas privadas que por organismos públicos. Pero el Presidente quería que su país entrara en la Gran Guerra aún a sabiendas de que la mayor parte del pueblo estadounidense se manifestaba en contra. Wilson contrató a la quizá sea la primera agencia de relaciones públicas, el consultorio de George Creel, y a grandes profesionales como Edward Bernays para lograr invertir la tendencia de su opinión pública.[2]

La entrada en la que después sería conocida como la Primera Guerra Mundial requeriría el traslado a Europa de un millón de hombres o más, lo que haría necesario la creación de campamentos para entrenar a toda esa población con todos los gastos que aquello supondría. [3]​ La Administración Wilson creo el Comité para la Información Pública o CIP aunque fue conocido por Comité Creel, fue invirtiendo considerables recursos y dando tiempo a sus asesores de comunicación para ir cambiando progresivamente la mentalidad de su pueblo del aislacionismo hasta ser claramente antialemanes. Paulatinamente la población fue aprobando el mensaje de que debían involucrarse en la guerra europea para llevar la democracia y la libertad a Europa,[4]​ las naciones enemigas de la Triple Entente eran todas monarquías absolutas. Finalmente se logró el objetivo cuando el Congreso aprobó la resolución para el envío de tropas en 1917.

Inicialmente neutral en el conflicto armado de la Primera Guerra Mundial, no realizó el primer gesto de condena del régimen alemán hasta el hundimiento del barco británico RMS Lusitania el 7 de mayo de 1915, donde murieron 114 estadounidenses. No fue hasta el 2 de abril de 1917 cuando Wilson pidió al Congreso la intervención de su país en el conflicto armado europeo. El 8 de enero de 1918, Wilson pronunció en el Congreso de su país la Lista de 14 puntos de Wilson, con el objetivo de la obtención de la paz:[5]

Todos estos puntos deberían servir de punto de partida para establecer el Tratado de Versalles de 1919, que surgió del acuerdo entre las potencias que salieron victoriosas del reciente conflicto armado, sin embargo regresaría decepcionado.[6]

Tradicionalmente el «enfermo cero» de la pandemia de gripe de 1918 se ha localizado en Fort Riley, Kansas, el 4 de marzo de 1918, por lo tanto cuando las levas estadounidenses ya estaban ultimadas.[7]​ Sin embargo investigadores como Santiago Mata (2017) ha constatado la existencia de informes sobre brotes muy virulentos de gripe el año anterior. En Camp Pick se habían constatado una docena de fallecidos en octubre de 1917, en Camp Beauregart se contabilizaron 50 muertos en noviembre y Camp Bowie elevó el número hasta los 172 también en noviembre de 1917. Era la llamada Oleada heraldo. En diciembre de 1917 ya eran 14 campamentos militares afectados de los 16 existentes.

Esta situación ya era conocida tanto por Woodrow Wilson como por la cúpula militar. Tanto es así que consultó al general Peyton C. March, jefe del estado mayor estadounidense desde mayo de 1918, si deberían abandonar la idea de enviar cientos de barcos con miles de soldados, muchos de ellos enfermos o con posibilidad de contraer una gripe con una mortalidad fuera de lo normal y que además resultaba especialmente virulenta con los hombres jóvenes. Sin embargo March se opuso porque la noticia envalentonaría seguro a los enemigos de la Triple Alianza. Wilson no se opuso y en agosto de 1918 ya eran cerca de un millón y medio de soldados estadounidenses desplazadas a Europa, muchos enfermos de gripe.[8]

Al año siguiente sería el propio Wilson quien enfermaría de la epidemia que contribuyó a propagar. En su viaje a Europa fue a Francia para firmar el Tratado de Versalles estuvo unos días gravemente enfermo y al recuperarse según Marilee Peters (2016, p. 109) no le quedaban muchas fuerzas para negociar las condiciones del tratado, por lo que firmó lo dispuesto por franceses y británicos.

En 1919, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su impulso a la Sociedad de Naciones y por la promoción de la paz después de la Primera Guerra Mundial mediante el Tratado de Versalles. En julio volvió a los Estados Unidos.[9]

Emprendió entonces una gira por el oeste del país para defender su proyecto y lo acordado en París, pero el 25 de septiembre sufrió un accidente cerebrovascular que lo dejó medio paralítico.[10]​ Este ataque le incapacitó para desarrollar su cargo presidencial, pero su vicepresidente Thomas R. Marshall no utilizó el derecho vigente para conseguir el poder, por lo cual Wilson fue presidente hasta las elecciones de 1921. Durante este periodo, dado el intenso control que la esposa de Wilson ejercía sobre la agenda de su marido, corrió el rumor de que esta se había convertido en presidente "de facto", tanto es así que el senador Albert Fall (uno de los opositores más acerbos de Wilson) habló de un "gobierno de las enaguas". Aunque la consecuencia más importante fue que, al no poder ya defender Wilson el Tratado de Versalles, el Senado se negó a ratificarlo, lo cual, en los hechos, le quitó toda entidad, pues la Sociedad de las naciones ya no contaría con la fuerza militar estadounidense.

Después de 1921 Wilson siguió siendo un importante personaje de la política estadounidense, considerado como el presidente que decidió el triunfo de la Triple Entente sobre los Imperios Centrales en la Primera Guerra Mundial. No obstante que Wilson había sido el principal impulsor y promotor de la Sociedad de Naciones, no logró que el Congreso (mayoritariamente republicano) aprobase el ingreso de EE. UU. en la Sociedad, constatando aún que el aislacionismo era una tendencia muy fuerte entre sus compatriotas.

Mientras era celebrado como gran estadista en el extranjero, la hostilidad y escepticismo de la opinión pública estadounidense hacia la Sociedad de Naciones decepcionó a Wilson, aunque mantuvo su prestigio político entre sus compatriotas. Wilson murió en Washington D. C. el 3 de febrero de 1924.[10]​ de una ataque al corazón quizá debilitado por el episodio de gripe vivido cuatro años antes según Peters (2016, p. 109).

Aparte de biografías y estudios sobre su personalidad y trayectoria política y personal, el cine se ocupó de recrear algunos de los momentos más destacables de su carrera presidencial en película, Wilson (1944) de Henry King, una superproducción rodada en color que, huyendo de la típica hagiografía o biopic al uso, intentaba reflejar con honestidad las formas y tiempos del personaje. Con la presencia de varios de destacados actores de Hollywood, donde Woodrow era encarnado por el gran actor Alexander Knox, acompañado por secundarios como Vincent Price, Geraldine Fitzgerald, Cedric Hardwicke o Charles Coburn, la película tiene un contexto histórico de rodaje y estreno que le hace poseedor de varias lecturas para según qué críticos.

Según Gerstle (2008, p. 104) cuando Wilson era joven, se había opuesto vigorosamente a la política de la Reconstrucción, y, como presidente, revivió las políticas de segregación racial en el gobierno federal, por primera vez desde el fin de la Guerra de Secesión.

La película El nacimiento de una nación, famosa por su mensaje supremacista blanco, fue la primera en proyectarse en la Casa Blanca según Stokes (2007, p. 111). Puesto que el presidente mantenía el luto por la muerte de su esposa no deseaba salir de la Casa Blanca para eventos de ocio, por lo que la cinta de D.W. Griffith fue proyectada en la Sala Oeste para verla Wilson, su hija y algunos miembros de su gabinete, incluida la cita del propio presidente sobre la raza blanca y la negra.



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