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Presidente de la Comisión Europea



El presidente de la Comisión Europea (también presidente del Colegio de Comisarios, o primer comisario) es el más alto funcionario ejecutivo de la Unión. Encabeza la institución que ostenta el brazo ejecutivo del poder comunitario. El presidente dirige y coordina la acción política y la administración de la Comisión Europea y supervisa sus trabajos. Imparte instrucciones a los demás comisarios e impulsa la actividad del colegio. La institución que preside, la Comisión, es la encargada de la ejecución del presupuesto y las políticas, de elaborar en exclusiva los proyectos legislativos y de velar por el cumplimiento efectivo del Derecho en las condiciones establecidas por los Tratados. El presidente de la Comisión representa a la Unión al más alto nivel exterior en las materias ajenas a la PESC.[3][4]​ Es designado por el Parlamento Europeo, por mayoría absoluta, para un mandato de 5 años a propuesta del Consejo Europeo en función de los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo.

La historia general del cargo de presidente está marcada por una incuestionable tendencia hacia la concentración del poder que los tratados atribuyen a la Comisión Europea en la figura de su presidente, al que se dota, primero de facto y luego a través de su reflejo en los tratados, de crecientes facultades de dirección interna y coordinación política. De acuerdo con esta progresiva implantación de un método presidencialista en el funcionamiento del Colegio, el presidente de la Comisión reubica su papel político, desde el inicial de primus inter pares que se acordaba en los tratados de París y de Roma hasta el de verdadero jefe de gabinete o jefe del ejecutivo que configuran los tratados desde Maastricht en adelante, cada vez más acusadamente.

Con la creación de la Alta Autoridad de la CECA (Tratado de París de 1951) y la designación de uno de sus miembros como presidente, se dio origen a un modelo que, primero calcado en las otras dos comunidades europeas (CEE y Euratom) y luego, merced al Tratado de fusión de las instituciones firmado en Bruselas en 1965, está en el origen de la actual institución que conocemos como Comisión Europea. En el seno de este órgano colegiado, nombrado de común acuerdo por los Estados miembros, se distinguía a uno de sus miembros con la condición de presidente. Pero la escasa contemplación que de esta figura hacían los tratados, sumado a la falta de voluntad política de los gobiernos nacionales de dotarlo de una autoridad clara, parecían apuntar más a un coordinador de los trabajos del Colegio que a una verdadera autoridad política. No obstante, dada la finalidad de las Comunidades Europeas, que superaba a todas luces la función de cooperación económica internacional que parecía desprenderse de su letra y situaba en una integración política progresiva de los pueblos de Europa su verdadero horizonte, desde pronto pudo apreciarse que tanto la Alta Autoridad/Comisión como su presidente estaban revestidos de una autoridad política y de vigilancia moral más rotunda de la que preveían los tratados. A esto quiso sumarse la designación para el puesto de presidente de personajes dotados de relevancia política y un fuerte compromiso europeo. Así fue como se escogió a Jean Monnet, inventor del método comunitario y posiblemente el más relevante y empeñado constructor de la Europa unida; para la presidencia de la Comisión de la más relevante de las Comunidades, la CEE, se escogió al decisivo ministro alemán de asuntos exteriores, el federalista Walter Hallstein.

Sin embargo, las tensiones que causaba la irrupción de esta forma de gobernanza supranacional en los viejos Estados-nación europeos emergerían significativamente en 1965 con dos acontecimientos relevantes, pero de signo opuesto: la firma del Tratado de fusión de las instituciones de las tres Comunidades Europeas en un solo cuerpo, y la dimisión del presidente Hallstein, forzada por Charles de Gaulle, presidente de Francia. En efecto, pocos meses después de su dimisión, el presidente de la Comisión había sometido a la consideración del Consejo su Plan de Reforma Agraria y el Gobierno francés se había opuesto vivamente. Aquel Plan, germen de la política agrícola común, estaba destinado a convertirse en el baluarte de un poder comunitario en auge, y con él las competencias de la Comisión crecerían considerablemente. Además preveía un sistema financiero de recursos propios para la Comunidad. La oposición de De Gaulle fue tal que el Gobierno francés desertó de todas las reuniones del Consejo, imponiendo un veto indirecto al faltar la unanimidad necesaria. La resolución posterior de este enfrentamiento a través del "Compromiso de Luxemburgo" no calmó las iras del viejo general, y finalmente Hallstein dimitió.

Simultáneamente al nacimiento de esta crisis, los Seis firmaron en abril un Tratado por el que convinieron en la fusión de los tres ejecutivos comunitarios en una sola Comisión, y de las tres nonatas asambleas parlamentarias en una sola cámara, y asimismo en crear un solo Tribunal de Justicia. Estas disposiciones, que entrarían en vigor en 1967, sentaron las bases de un ejecutivo fuerte y unificado, cuya presidencia recaería en el político belga Jean Rey, mucho menos ambicioso que Hallstein, a quien sustituyó en 1967.

La elección del presidente de la Comisión se diferencia netamente del proceso de designación del resto de miembros del Colegio de Comisarios. Tiene lugar antes que cualquier otro y, a resultas del mismo, su titular es el único legitimado democráticamente de manera individualizada y directa por su elección parlamentaria. El proceso se puede dividir en las siguientes fases:

Tras la investidura parlamentaria, el candidato así votado obtiene la condición de presidente electo. Concluido el entero proceso de designación y asignación de carteras a los demás comisarios, la Comisión se somete colegiadamente al voto de aprobación conjunta ante el Parlamento Europeo, que lo otorgará por mayoría simple.

A continuación, el Consejo Europeo procederá al nombramiento de la Comisión por medio de decisión adoptada por mayoría cualificada. El presidente y los demás comisarios asumen así, tras prestar solemne juramento sobre los Tratados, la plena posesión de sus funciones.

El presidente es el dirigente máximo de la institución, ostenta la máxima representación de la misma y ocupa el primer puesto en la cadena de jerarquía, preeminencia que viene reforzada por la legitimidad democrática directa e individualizada que le aporta al cargo su elección directa por el Parlamento Europeo. El presidente de la Comisión es miembro también del Consejo Europeo. Conforme a su posición principal, es quien adopta, con el Consejo, la lista de miembros restantes de la Comisión, y quien reparte entre ellos las "carteras" departamentales. Puede asimismo exigir la dimisión forzosa de cualquiera de los miembros del Colegio. A él corresponde pues:

Gran parte del impulso político a la integración europea ha venido determinado por la fuerza del ejecutivo comunitario, y en particular por el peso específico y el carácter de sus presidentes, como pudo comprobarse durante las Comisiones presididas por Jacques Delors. Examinar el perfil y las iniciativas de las personas que han ocupado y ocupan este cargo es una indicación del estado de ímpetu en el que se encuentra esta.

Aunque el presidente de la Comisión a veces ha sido descrito como el presidente de la Unión Europea, sería mucho más aproximado relacionarlo con la posición de un primer ministro, dado el estilo del gabinete de gobierno por el que se conduce el Colegio de Comisarios.[5][6]​ En virtud del Tratado de Lisboa, el presidente será elegido por el Parlamento Europeo sobre propuesta del Consejo, que posteriormente lo nombrará.[7]​ Con esto se busca dar lugar a un mayor vínculo con el resultado de las elecciones. En este sentido, se ha propuesto que los partidos políticos designen antes de las elecciones un candidato cada uno; el ganador sería nombrado presidente por el Consejo Europeo.[8][9][10]

La persona que ocupa el puesto tiene la responsabilidad de distribuir las áreas de responsabilidad política entre los Comisarios y puede incluso, si cuenta con la aprobación de la Comisión, exigir también la dimisión de un Comisario.

El presidente de la Comisión Europea está asistido en sus funciones por los servicios que se enumeran a continuación. Todos juntos conforman un departamento muy peculiar, el de la presidencia, que asiste no solo al propio presidente; algunos de sus componentes cooperan o coordinan a todo el Colegio de Comisarios. Este departamento es conocido por el nombre de Oficina del Presidente de la Comisión.

Además de por su Oficina, el presidente es asistido en sus funciones por los vicepresidentes de la Comisión, especialmente por su primer vicepresidente.

El Gabinete del Presidente de la Comisión es el órgano administrativo y político de asistencia y asesoramiento personal del jefe del ejecutivo. Está encabezado por un Jefe de Gabinete, que puede estar auxiliado por uno o más Adjuntos. Todos los miembros del Gabinete son designados por el presidente de la Comisión. El Gabinete tiene encomendadas las funciones de coordinación política e impulso ejecutivo de toda la Oficina, y puede integrar, además del Jefe de Gabinete, sus Adjuntos y los demás miembros, a Consejeros especiales. Es la unidad orgánica más próxima al presidente.

Actualmente, el Gabinete del Presidente Junker[11]​ está compuesto por 14 miembros:

La Oficina de Consejeros de Política Europea[12]​ (BEPA, por sus siglas en inglés: Bureau of European Policy Advisers) es el más alto órgano consultivo que asiste a la Comisión Europea, y en particular a su presidente, del que depende. Su función es la de proporcionar al Presidente y, en su caso, al Colegio, un análisis a fondo de la información disponible y de la situación general de las políticas de la Unión, con el fin de fundamentar las líneas de actuación estratégica que, en el medio y largo plazo, debe seguir la Comisión para el más eficaz y acertado ejercicio de sus funciones. BEPA es un servicio de naturaleza eminentemente política, sin función administrativa o ejecutiva alguna, con una finalidad consultiva o de estudio, pero cuya importancia política real y relevancia en la formación de ideas y proyectos puede ser muy destacada.

Es el presidente quien designa a los miembros que considere más aptos para el puesto de consejeros de Política Europea, si bien suele ocurrir que cada presidente añade uno o varios expertos a los existentes, relevando a algunos de los anteriores, pero habiéndose mantenido hasta la fecha una cierta tradición de continuidad en su composición general que favorezca el buen funcionamiento de sus trabajos como un laboratorio de ideas y de pensamiento muy cualificado.

Debido a su variada y polifacética composición, que cuenta con Consejeros procedentes de distintos ámbitos y expertos en materias muy diversas, BEPA suele desempeñar también funciones de enlace con la sociedad civil, especialmente en las universidades y demás instituciones académicas, las confesiones religiosas, los partidos políticos nacionales y europeos, el sector científico, el mundo de las finanzas y de la economía, etc...

Los trabajos de este órgano suelen repartirse por encargo del presidente de la Comisión, y son coordinados por un Director de la Oficina de Consejeros de Política Europea, nombrado asimismo por el presidente. Los encargos, y en todo caso el reparto ordinario o interno de sus funciones suele asignarlos su director a grupos de trabajo, integrados por dos o más Consejeros expertos en la materia, encargados de la llevanza y del seguimiento de determinados asuntos y sus expedientes, y de las relaciones correspondientes. Así suelen establecerse un grupo de asuntos económicos, otro para la política exterior, etc...

Además, y adscrito al propio Gabinete, existe también una Secretaría personal integrada por 14 asistentes y secretarios personales que apoyan las labores del propio presidente y de los miembros de su Gabinete.

La Secretaría General de la Comisión es el órgano interno que coordina la actividad administrativa y operativa de todas las direcciones generales y servicios del ejecutivo comunitario. Su estructura interna[13]​ comprende:

Al frente de la Secretaría General de la Comisión se encuentran un Secretario General y dos Adjuntos o Vicesecretarios. Actualmente el puesto de Secretaria General corresponde a la economista irlandesa Catherine Day.

El Servicio de Portavoces es el servicio interno de la Comisión que coordina la actuación de todos los portavoces de cada uno de los comisarios europeos. Es también responsable de exponer, de acuerdo con las directrices del presidente y del comisario europeo competente en la política de comunicación (actualmente la Vicepresidenta Viviane Reding), las cuestiones de política general y las decisiones o posiciones políticas concretas del Colegio de Comisarios. Asimismo, el Servicio de Portavoces,[14]​ que está dirigido por un Jefe del Servicio, es el único responsable de la planificación y ejecución de la política de comunicación directa con los medios del presidente de la Comisión, a cuya Oficina está adscrito.

Actualmente el jefe del Servicio de Portavoces es el filólogo belga Koen Doens.

El Servicio Jurídico es el servicio interno adscrito a la Oficina del presidente de la Comisión que tiene encomendadas las siguientes funciones:[15]

La primera de estas dos funciones tiene una doble vertiente consultiva (para garantizar y mejorar la calidad jurídica de los actos adoptados por la Comisión) como preventiva (para evitar así ulteriores contenciosos judiciales), y se ejerce de manera preferente en el interior de la propia Comisión. La segunda equivale a la que desempeñan en muchos países los Abogados del Estado, y se ejerce en la mayoría de los casos ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, o ante su Tribunal General.

Leyenda:      Centro izquierda (actual PSE) -      liberal (actual ALDE) -      centro derecha (actual PPE) -      centro (actual PDE)

Nota: *Los expresidentes están clasificados por partido político europeo. En algunos casos el partido político no existía, pero como el político era miembro de algún partido que hoy es miembro, se le ha asignado como miembro del actual partido político europeo. En caso de no tener datos claros, se ha puesto solo su corriente ideológica.



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