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Proskynesis



La proskynesis (castellanizado proscinesis; griego προσκύνησις, formada a partir de las palabras griegas pros y kuteo, literalmente ‘besando hacia’) es el nombre griego del acto ritual de saludar al soberano persa.

Según el historiador griego Heródoto, si dos persas del mismo rango se encontraban al pasar, se besaban en los labios a modo de saludo; si uno de los dos era de rango ligeramente inferior, besaba al otro en la mejilla; y si uno de los dos era de un rango muy inferior, se postraba frente al otro. De un modo ritualizado, algo similar sucedía en la corte persa. De acuerdo con su rango, los súbditos del rey debían postrarse, arrodillarse, arquearse o lanzar un beso hacia él.[1]

Después de proclamarse sucesor de los reyes persas, Alejandro Magno intentó introducir la proskynesis en su propia corte (327 a. C.). Esto trajo malestar entre sus súbditos griegos, quienes sólo se postraban ante sus dioses y consideraban absurdo y bárbaro el acto de la proskynesis.

Es un motivo recurrente en las fuentes clásicas imaginarse al Gran Rey, con cierta confusión, como un dios, al que los súbditos veneran mediante esta postración.[2]​ El estratego ateniense Conón se negó, entre otros coetáneos, a este acto humillante y repugnante para un griego, según refiere Marco Juniano Justino:[3]

Isócrates ilustra esa muestra de desprecio de los griegos ante la servilidad y veneración de los súbditos hacia su rey, al que adoraban como si fuera un dios (δαίμων), siendo que era un simple mortal, otorgándole un honor que los griegos reservaban para sus dioses.[4]



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