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Protocolo Bóxer



Protocolo Bóxer

El Protocolo Bóxer, también conocido como el Tratado de Xinchou, es el tratado firmado el 7 de septiembre de 1901 por el Imperio Qing de China, la Alianza de las Ocho Naciones (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, Imperio Austrohúngaro, Rusia, Alemania, Francia, Estados Unidos, Italia y Japón) que habían proporcionado tropas militares para sofocar el Levantamiento de los bóxers, y los reinos de España, de Bélgica y de los Países Bajos. El tratado puso fin a la rebelión, y es considerado como uno de los tratados desiguales entre China y las potencias occidentales.

La dinastía Qing no fue ni mucho menos derrotada cuando los Aliados tomaron Pekín, y además los aliados carecían de recursos para ocupar formalmente China. Los aliados tuvieron por tanto que templar las demandas que enviaron a Xi'an, adonde la Emperatriz Viuda Cixi se había trasladado huyendo de las tropas occidentales. Desistieron por ejemplo de exigir que China cediera nuevos territorios. Muchos de los consejeros imperiales de Cixi insistieron que China continuara luchando contra los extranjeros, argumentando que China podía derrotarlos y que la captura de Pekín y de Tianjin se debían a súbditos desleales y traidores que se habían vendido a las potencias occidentales. La emperatriz Cixi era pragmática, y cuando los Aliados le aseguraron que podría mantener el poder, decidió que los términos propuestos eran lo suficientemente generosos como para aceptarlos y frenar el conflicto.[1]

El Protocolo Bóxer fue firmado el 7 de septiembre de 1901 en la Legación Española de Pekín[2]​ por:

Y la Flag of China (1889–1912).svg Dinastía Qing, representada por:

China aceptaba indemnizaciones por valor de 450 millones de taeles de plata (alrededor de 333 millones de dólares al tipo de cambio de aquel entonces), pagaderos durante 39 años a las ocho naciones aliadas.[3]

China pagó la indemnización en oro y divisas con un interés del 4% hasta que la deuda quedó amortizada el 31 de diciembre de 1940. Por tanto, China pagó en torno a 1000 millones de taeles.[3]

La indemnización se distribuyó entre las potencias de la siguiente forma: Rusia 28,97%, Alemania 20,02%, Francia 15,75%, Reino Unido 11,25%, Japón 7,73%, Estados Unidos 7,32%, Italia 7,32%, Bélgica 1,89%, Austria-Hungría 0,89%, Países Bajos 0,17%, España 0,03%, Portugal 0,021%, Suecia y Noruega 0,014%.[4]

El vicario apostólico Alfons Bermyn quería tropas extranjeras estacionadas en Mongolia Interior, pero el Gobernador de Mongolia lo rechazó. Bermyn recurrió a mentiras para requerir falsamente al mandarín Enming que mandara tropas a Hetao, aduciendo que las tropas mongolas del príncipe Duan, y las tropas musulmanas del general Dong Fuxiang estaban amenazando a los católicos.[7][8]​ Uno de los informes falsos producidos por Bermyn aducía que Dong Fuxiang había exterminado a misionarios belgas en Mongolia, y que iba a masacrar a los católicos de Taiyuan.[9][10]

Los Qing no aceptaron todas las exigencias extranjeras. El gobernador manchú Yuxian fue ejecutado, pero la Corte Imperial rechazó ejecutar al general Dong Fuxiang, aunque ambos eran anti-extranjeros y habían ayudado a los rebeldes Bóxer.[11]​ Por el contrario, el general Dong Fuxiang fue "exiliado" a su provincia de nacimiento, Gansu, donde vivió con todos los lujos y autoridad.[12][13]

Los Qing también rechazaron exiliar al príncipe Zaiyi a Sinkiang. En vez de eso, lo enviaron a Alashan, al oeste de Ningxia, donde vivió en la residencia de un príncipe mongol local. Posteriormente hubo de huir de Ningxia durante la Revolución Xinhai cuando los musulmanes tomaron la provincia, y acabó sus días en Sinkiang con Sheng Yun.[14]​ El Príncipe Duan "no fue más lejos de Manchuria por su exilio, y se supo de su estancia allí en 1908".[15]

Los Estados Unidos destinó su parte de la indemnización de guerra, $11.961.121,76 a la creación de un programa educativo para estudiantes chinos en Estados Unidos. A fin de prepararlos para su ingreso en una universidad americana, decidió crear una escuela preparatoria en Pekín que rápidamente dio lugar a la Universidad Tsinghua de Pekín, una de las más prestigiosas de China,[16][17]

Cuando China declaró la guerra a Alemania y Austria-Hungría en 1917, paralizó los pagos de la indemnización Bóxer a los mismos (el 20% del total). En la Conferencia de París de 1919, Pekín consiguió revocar completamente sus obligaciones con ambas naciones.[18]



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