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Puebla de Lillo



Vista de la localidad.

Puebla de Lillo (o Pola de Lillo en leonés) es un municipio y villa española en la provincia de León, comunidad autónoma de Castilla y León. Tiene un área de 171,40 km² con una población de 693 habitantes en 2017. En su término se ubica el Pinar de Puebla de Lillo, con una población de pinos milenarios reconocida a nivel Europeo por la Junta de Castilla y León[4]​; la estación invernal de San Isidro y cotos de caza y de pesca. El término municipal está incluido en el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre, hasta octubre de 2019 denominado Parque Regional de Picos de Europa.[5][6][7]​Tiene ferias de ganado; a finales de septiembre-principios de octubre se hace la tradicional matanza del cerdo, con una feria de actividades. Sus fiestas son el 4, 5 y 6 de agosto por la Virgen de las Nieves, patrona del pueblo.

Puebla es un topónimo frecuente en España, suele deber su origen a la fundación o refundación de una villa sobre la base de una carta puebla otorgada por monarca o, en ocasiones, por cargo eclesiástico. Este parece ser el origen de la primera parte del topónimo de esta localidad, cuyo emplazamiento actual es consecuencia de la repoblación de Alfonso IX de León, con carta Puebla, hacia 1212. La segunda parte de su topónimo, «Lillo», puede derivarse del latín LILIV que significa lirio.[8]

La descripción del escudo heráldico y bandera municipal, aprobados por el ayuntamiento de la población en 1999 es la siguiente:[9][10][n. 1]

El municipio de Puebla de Lillo se encuentra en el valle del Porma, ubicado en la Montaña Oriental al norte de la provincia de León.[12]​ El territorio abarcado por el municipio está representado en las hojas MTN50 (escala 1:50.000) 79 del Mapa Topográfico Nacional[13]​. El Susarón es su pico más importante, con 1878 m. Al sur del municipio se encuentra el embalse del Porma. Ver su mapa geológico en Cartografía digital [1]

Por Puebla de Lillo pasan los ríos Silván y su afluente, el río Celorno. El río Silván nace en el Valle de Isoba. El Celorno nace en el Valle de Respina. Por Cofiñal (Puebla de Lillo) pasa el río Porma, al que han dado lugar el arroyo de Zampuerna, el del Pinar, el de Pinzón, y el río de Isoba, destacando las cascadas de los forfogones; más adelante, en Lillo, se le unirán el Celorno y el Silván que proporcionarán una gran cantidad de agua.

En cuanto a los lagos, se pueden citar el lago de Isoba, el lago Ausente y la laguna Lagüezo.

El clima de Puebla de Lillo se caracteriza por inviernos fríos, con abundantes nevadas y fuertes heladas, y veranos templados y secos. La oscilación térmica anual ronda los 15 °C. Las precipitaciones se reparten de forma irregular a lo largo del año, con escasez de las mismas en verano, concentrándose al final del otoño, en los meses invernales y al principio de la primavera.[14]​ Según la clasificación climática de Köppen, el municipio se encuadra en la variante Csb,[14][15]​ es decir clima mediterráneo de veranos suaves, con la media del mes más cálido inferior a 22 °C pero superándose los 10 °C durante cinco o más meses, y caracterizado por temperaturas medias anuales alrededor de los 9 °C, precipitaciones anuales por encima de los 1000 mm, nevadas invernales y veranos secos. Los parámetros climáticos pueden resumirse de la siguiente forma:

Como animales silvestres destacan el rebeco, el ciervo, el corzo, el jabalí, el lobo, el oso pardo, el urogallo, el águila ratonera, la víbora, la trucha, el barbo, la carpa, el escallo, las abejas, el gorrión, la golondrina, la cigüeña, el zorro, el quebrantahuesos y el buitre.[cita requerida][17][18]

Destacan los bosques de escobas, hayas, robles, abedules y pinos, además de tejos, acebos y serbales. El Pinar de Lillo[19]​, situado en las estribaciones de la Sierra de Mampodre, es uno de los más importantes a nivel nacional por sus pinos milenarios. Este pinar, que Madoz denominó como «Villaoscura», ocupa 300 Ha dentro del Parque Regional de Picos de Europa, entre los 1200 y 1700 metros de altitud. El Pinar de Lillo se describe en el P.O.R.N.[20]​ como un pinar autóctono de pino albar, el más occidental de la península ibérica con estas características, un residuo de las antiguas masas que, como han indicado diversos estudios palinológicos, poblaron la Cordillera Cantábrica antiguamente y que dieron lugar a los actuales bosques de frondosas. La madera utilizada en el siglo XIX para restaurar la cubierta de la catedral de León provino de este pinar.[21][12][22]

Los datos de la pirámide de población de 2011 se pueden resumir así:


     Población de derecho según los censos de población del INE.[23]​ Hasta 1910 el municipio de denominaba Lillo.      Población según la relación de unidades poblacionales del INE.[24]

Esta comarca estuvo habitada desde la Edad de los Metales. Se han hallado hachas de bronce en Redipollos, castros en Puebla de Lillo y Valdeburón[25]​; lápidas vadinienses en La Uña[26]​, Armada (prueba de sociedad matriarcal)[27][28][29][30]​y Utrero[31]​. En la Antigüedad los astures y los cántabros vadinienses eran los pobladores de este municipio. El historiador y arqueólogo cántabro Joaquín González Echegaray[32]​ sitúa en Cofiñal el confín de la antigua Cantabria[33]​. Los castros donde vivían no estaban en los valles sino en los altos de las montañas. Aunque sin límites precisos el río Porma podría ser la divisoria entre cántabros vadinienses y astures. Las relaciones entre ambos pueblos fueron en general pacíficas. Los vacceos, habitantes de la actual Castilla central y del sur de León, de Zamora y del norte de Salamanca, sufrían sus frecuentes saqueos de trigo. Pese a sus malas relaciones en el año 29 antes de Cristo cántabros y astures ayudaron a los vacceos en la sublevación contra los romanos[34]​.

Los minerales de esta zona eran de gran interés para los romanos; hay indicios de su explotación de las minas en el Valle de Riosol. Cerca de Isoba, en las proximidades del lago El Ausente, a mediados del S. XIX se encontró una lápida con caracteres romanos en la que se alude al enterramiento de un militar de la familia de los Flavios.[35]

En la zona se encontraban las siguientes vías romanas:[36]

A princios del siglo VIII muchos hispano-visigodos se refugiaron en estos valles y montes huyendo de los musulmanes. Las primeras incursiones árabes en el norte fueron las de Muza, entre el 712 y 714; entró en Asturias por el puerto de Tarna y remontó el río Nalón llegando hasta Gigia (Gijón). En la Edad Media, en tiempo de los reyes Alfonso III y Ordoño II, se repueblan las tierras leonesas, y en particular las de las montañas, con mozárabes venidos de las tierras del sur.[37]​ En las montañas de esta región se fundan diversos conventos, la mayoría pasaron a depender luego del monasterio de san Benito de Sahagún; en torno a ellos surgieron poblaciones, posiblemente en la zona de Fontasquesa y Redipollos. También en el valle de Pardomino donde se tiene constancia de al menos cinco conventos, aunque no todos dependientes del monasterio benedictino de Sahagún. Atravesaba este valle el llamado Camino de los Frailes que comunicaba Sahagún con los conventos de estas montañas.[38]​ En el año 923, el mismo Ordoño II dona al poderoso Monasterio de los Benedictinos de Sahagún el puerto de Tronisco. Y en el año 930 Ramiro II dona a los mismos benedictinos el puerto de Pinzón.[39][40][41][42]

El paso por los puertos de Tarna, Las Señales y San Isidro era muy penoso por los rigores del clima, siendo frecuentes las defunciones y extravíos, por ello los monjes de Pardomino de la Orden del Santo Sepulcro construyeron en 1114 en San Isidro, en el camino a Caso, un hospital del tipo fundado por san Bernardo en los Alpes Suizos[43]​; refugio y prestación de primeros auxilios. En 1118 la reina Urraca I de León le concede privilegio de inmunidad, Carta ingenuitatis de hospitale.[44]​documento conservado en el Archivo de la Catedral de León.[45]​ En 1752 pertenecía a la parroquia de Puebla de Lillo. Posteriormente desapareció, siendo difícil de apreciar sus ruinas. En Lillo también hubo un hospital de peregrinos del que se conserva el arco en un edificio próximo a la iglesia parroquial.

En Mampodre existió un convento-sanatorio.[46]

Cuando Ordoño II estableció la capital del Reino en León esta zona adquirió una especial importancia por la comunicación con Asturias a través de los puertos de san Isidro (a La Felguerina, Campo de Caso), Tarna y Ventaniella para llegar a Ribadesella, Colunga y Lastres desde donde transportaban sal y salazones. El emplazamiento actual es consecuencia de la repoblación de Alfonso IX, con carta Puebla, hacia 1212, aunque hay constancia de una población anterior que comerciaba con el monasterio de benedictinos de Sahagún y defendía sus derechos ante el rey Fernando II.[47]​ A diferencia de Cofiñal y Redipollos que dependieron del Monasterio de san Benito de Sahagún y del de san Pedro de Eslonza respectivamente, Lillo fue señorío de Fernández Vigil de Aller, de Alfonso Enríquez de Castilla, Conde de Noreña y Gijón, hijo primogénito, aunque natural, del rey de Castilla Enrique II de Trastámara;[48]​ después de los Fernández de Quiñones,[49]​ siendo concedido el 22 de febrero de 1462 por Enrique IV de Castilla y León el título de Conde de Luna a Diego Fernández de Quiñones II, «el de la Buena Fortuna», sobrino de Pedro Suárez de Quiñones, 5.º señor de Luna, Señor de la Puebla de Lillo.[50]​ Los Condes de Luna mandaron construir una torre de vigilancia cerca del río Silván, el actual Torreón de Puebla de Lillo[51]​.

Redipollos en la segunda mitad del siglo XIII formaba parte del Señorío de Peñamián, del Obispado de León; también perteneció a este señorío Pallide hasta el siglo XVII en que se separó para formar la jurisdicción de Redipollos. En la zona del Castillo (Castilnovo, Castronuevo), de Redipollos, existió una fortaleza de vigilancia de entrada a la zona en el paso hacia Asturias y del cobro de impuestos, en especial el portazgo.[52]

El rey Juan I concedió a este municipio el siguiente privilegio en 1379:

Este privilegio está confirmado por los reyes sucesivos, Enrique III , Juan II, Reyes Católicos, Felipe II y Felipe III. Parece, por tanto, que gran parte de los vecinos de Puebla de Lillo serían carreteros, habida cuenta también de que en Boñar existían un «alfolí» (depósito) para la sal que trasladaban desde Asturias.

El proceso de emancipación de Cofiñal se inició con Felipe II, amparándose el pueblo en el Breve del papa Gregorio XIII de 1574; el 15 de julio de 1582, ante el delegado del rey, representantes del Concejo acudieron para comprar los derechos jurisdiccionales del Monasterio de san Benito de Sahagún. Posteriormente hubo diversos pleitos con ese monasterio. El 19 de abril de 1730, con Felipe V, se dio por libre el Concejo, Justicia y Regimiento de la Villa de Cofiñal. El 10 de enero de 1583 hay una carta de confirmación del privilegio de Don Felipe II en la que se habla de la compra de su jurisdicción de Redipollos, mientras que san Cibrián compró la suya con el dinero del arriendo del puerto de Murias en la primera mitad del siglo XVII.[54]

En el Catastro del Marqués de la Ensenada, Cofiñal figura como villa libre, «El senorío y jurisdicción de esta Villa pertenece al Común della en fuerza de Venta Real» mientras que Lillo aparece como de «Señorío propio del Estado de Luna».[55]

Isoba en el siglo XVIII pertenecía a la duquesa de Medina Sidonia.[56]

A lo largo de la primera mitad del siglo XIX se produjo la paulatina abolición de los señoríos jurisdiccionales, desde que se aprobó en las Cortes de Cádiz hasta su definitiva puesta en vigor el 26 de agosto de 1837. Otro proceso notable fue la desamortización de Madoz. Derivada de ella en 1870 se sacó a pública subasta en las Casas Consistoriales de Madrid la finca «n.º 1826 del inventario: un monte llamado el Pinar, que en término de Lillo perteneció a sus propios, de 625 fanegas (14.556 áreas y 25 centiáreas); tiene 37.500 pies de pino y haya. Ha sido tasado en 194.500 reales con inclusión del valor de la madera». Se remató la subasta el 10-04-1870 y no hubo postor.[22]

Luis de Sosa dice en su correspondencia de guerra que tenía el cuartel general en la montaña leonesa y relata cómo huyó desde Puebla de Lillo, atravesando parte de la provincia de Palencia, hasta la de Zamora, esquivando así el territorio ocupado por los ejércitos franceses.[57]

A los pocos días de iniciada la guerra, Girón de Velasco, al frente de un grupo de falangistas, toma la localidad.[58]​ El 1 de agosto el coronel Vicente Lafuente Baleztena, al mando de tres columnas, consolidó la línea Riaño-Lillo-Boñar-La Vecilla-Matallana-La Robla-La Magdalena[59]​. Las tropas sublevadas establecieron su cuartel en Puebla de Lillo, mientras que Maraña, Isoba y Cofiñal estaban en poder de los republicanos. Hubo varios enfrentamientos y el puente sobre el Porma fue volado. El 25 de abril de 1937 el ejército franquista ordena la evacuación de los vecinos de Cofiñal.[60][61][62]​En mayo de 1937 se produjeron los enfrentamientos más duros entre los dos bandos. Muchos soldados marroquíes procedentes del Protectorado español en Marruecos perdieron la vida en los combates de la Peña del Águila.[63]

Según Francisco Fernández García,[64]​ la liquidación del Frente Norte supuso para el bando franquista la conquista de la industria necesaria para equilibrar su economía. Para la conquista de Asturias resultó clave el control de las cuencas mineras a través de los puertos de san Isidro y Tarna; el primero fue tomado el 1 de octubre de 1937 y el segundo el día 7, iniciándose así su conquista por las tropas franquistas que culmina el 21 de octubre con la toma de Gijón.[65][66][67][68]

En los primeros días de octubre de 1937 Francisco Franco visitó el Pontón, Tarna y Puebla de Lillo para felicitar a sus tropas.[69][70]

Algunos combatientes de este Frente Norte que no fueron capturados, al no poder regresar a casa ni incorporarse al ejército republicano, huyeron al monte donde llevaron a cabo la resistencia antifranquista hasta 1948.[71][72][73]

De las líneas del frente republicano se conservan hoy varios nidos de ametralladoras, en los cuales aparecen grabados realizados por los combatientes.[74]

Sobre el fenómeno trashumante en la zona cabe destacar que durante toda la Edad Media las praderías y pastizales extensos de esta zona fueron de vital importancia para los ganados de los monjes y de los nobles, en especial para los de los benedictinos de Sahagún y para los de los Señores de Lillo. La ampliación de la cabaña monástica, en especial lanar, en la segunda mitad del siglo X llevó a la trashumancia del ganado a pastos de la meseta donde pasaba el invierno.[75]​ Cuando la propiedad de estos pastos de montaña ha pasado a los pueblos (juntas vecinales) se arrendaban a ganaderos de fuera.

El desarrollo de la trashumancia[76]​ estuvo ligado a la Reconquista, a la conquista de amplias zonas al sur del Tajo y Guadiana. En 1142 Alfonso VII conquistó Coria y llevó a cabo asentamientos de leoneses en el valle del río Alagón. Conquistada Extremadura la ganadería trashumante se desarrolló de manera importante durante el siglo XIII; en el XIV la selección de la oveja merina llevó al desarrollo extraordinario de esa raza en este siglo y en los posteriores.[77]

En el Catastro del Marqués de la Ensenada y en el Diccionario de Madoz se habla de los puertos de estos pueblos, de su arrendamiento y de sus emolumentos. Los rebaños de ovejas merinas pasaban el verano en estas montañas, desde finales de junio, y a finales de octubre se dirigían a las dehesas del suroeste de España. Así se hizo hasta todo el siglo XX; desde las dehesas de Cáceres, zona de Coria, próximo el verano inician la ruta a estas montañas del norte, normalmente a través de la Cañada Soriana Occidental, Cañada]] de La Vizcaína, Cordel Benavente-León, Cañada de Boñar y Vereda al Puerto San Isidro.[77][78]

A partir de los años sesenta del siglo XX los rebaños empezaron a ser trasportados por tren hasta El Burgo Ranero primero y después de 1985 hasta Villamanín, siendo el retorno a este último embarque a veces complicado por la presencia de la nieve en los caminos por Tolibia y Valdeteja. Algunos rebaños llegaban a estos pueblos en camiones. El corral de ovejas de Fontasquesa se mantuvo hasta principios del 2000, y el del Lago de Isoba, reconstruido con caseta de ladrillos y hormigón, hasta el 2012. Hoy se puede contemplar un chozo para los pastores de la vecera de las ovejas churras de Cofiñal, rehabilitado, al principio del Valle Pinzón y su corral de piedra.

En Puebla de Lillo el último sábado de agosto, en Cofiñal el día del Patrón y en Redipollos por San Bartotomé, se celebran las fiestas de «la machorra». Antiguamente, cuando los pueblos arrendaban los puertos de pasto a los dueños de los rebaños de ovejas merinas, el contrato incluía, además del pago en efectivo, la entrega de las machorras (ovejas que no se han quedado preñadas) para esta celebración; ahora, las juntas vecinales compran los corderos.[79]

Polma y Curienno. Basada en El león de España, 1586, de Pedro de la Vezilla Castellanos. Polma, doncella astur, y Curienno, joven celta, se amaban; el cónsul romano Canioseco se enamora de ella y se casa con ella; Curienno la libera la noche de la boda y huyen a las altas montañas de Cofiñal; perseguidos por los romanos, cuando iban a ser atrapados, da muerte a su amada evitando así su captura y huye siendo asesinado en las montañas del otro valle, Vegarada. Las jadas convierten sus charcos de sangre en fuentes del río Porma y Curueño, que terminan abrazándose en Ambasaguas.[80]

Mampodre (en latín, man podare: ‘manos cortadas’). Los romanos para someter a los cántabros y astures les cortaban las manos para que no pudiesen empuñar más las armas contra ellos.[81]

Lago Ausente. Para los pueblos prerromanos y para los romanos los lagos eran lugares sagrados y muy posiblemente en algunos de ellos se  efectuaron actos religiosos y sacrificiales. La inscripción latina de una lauda sepulcral encontrada en las proximidades de este lago avala esta posibilidad. En la mitología medieval los lagos suelen estar habitados y guardados por seres fantásticos y en sus entrañas guardan tesoros fabulosos.

Dos son las leyendas relacionadas con este lago. Una dice que el pozo brama cuando el mar se enfurece, ya que el lago en realidad está unido al mar mediante un brazo de agua subterráneo.[82]​ Otra cuenta que una joven labradora volvía del campo con su carro de vacas, pero tuvo la mala fortuna de caer al lago y desaparecer bajo las aguas. En un último intento por salvar la vida, la joven alargó la mano e intentó agarrarse a la tierra. La tradición asegura que del lugar donde la labradora puso su mano en un último intento para salvarse, brotó la fuente de los cinco manantiales, También hay quien asegura haber oído en las noches de luna llena los gritos y lamentos de la desafortunada joven, que proceden de lo más hondo del lago[83]

Lago de Isoba. Unos peregrinos a Santiago llegan a Isoba; buscan posada para la noche pero nadie los atiende, solo el cura y la que todos conocían por «la pecadora»; esta, para cenar les da la única vaca que tiene y cuando se van sus huesos, esparcidos por el corral, se convierten en vacas, siendo así premiada. Los vecinos se meten con ella, le roban las vacas; enterados los peregrinos, uno de ellos mirando al pueblo dice «¡Húndase Isoba, menos la casa del cura y la de la pecadora!». Las aguas inundan el pequeño valle donde estaba el pueblo surgiendo así el lago.[84]

La Celadilla. En el siglo VIII el árabe Tejón conquistó con sus tropas esta zona y construyó el castillo Castil-Tejón[85]​. Los habitantes se sublevaron a veces, siendo derrotados siempre, por lo que cambian de actitud con él esperando astutamente el momento oportuno; pagan sus impuestos, le agasajan, se ganan su confianza; Este sale de su castillo, se relaciona con la gente, rebaja su escolta al adquirir confianza y sentirse tranquilo. Un día acepta la invitación para participar en la celebración de una boda y va solo  con su escudero; un grupo de montañeses está esperándole, agazapados en un recodo del camino; el rebote de una piedra le pone en alerta y dice: «cela mi caballo que hay traición». No pudo decir más pues una piedra le rompió la cabeza. Por la celada que al moro le tendieron ese lugar paso a llamarse La Celadilla.[86]

A 1 km al sur de Camposolillo, en el paraje conocido como Valdelayosa, hubo una pequeña mina de carbón abierta en los años veinte del siglo pasado por una empresa familiar vasca. El 2 de septiembre de 1948 hubo un trágico accidente, explosión de grisú, en el que murieron once mineros; la mina fue cerrada. Años después es reabierta por otra empresa vasca; profundiza el pozo de 60 a 100 metros pero, dado el escaso rendimiento (apenas 3400 toneladas anuales), es cerrada definitivamente.[60][87]

El año 1925 se constituye la empresa Sociedad Española de Talco con capital íntegramente local y se comenzó a explotar la mina de interior San Andrés, que se convirtió en la principal actividad económica de la zona con el paso de los años. De 1938 a 1945 dieciséis mujeres[88]​ de varios pueblos del municipio trabajaron en esta mina,[89]​ preferentemente en el exterior, aunque alguna también lo hizo en el interior[90]​ pese a ser ilegal.[91]​ A estas trabajadoras de las conoce como “La Patrulla del Talco”[92]​.

En 1992 desembarcó en la compañía la multinacional francesa Luzenac, después Rio Tinto Minerals, anunciando el cierre de la mina de interior y el mantenimiento de la explotación a cielo abierto, en Respina,[93]​ cuya explotación se había iniciado en 1975. El proceso afectó entonces a 17 trabajadores.

De la explotación de interior se extraían entonces 9000 toneladas de talco al año, frente a las 30 000 toneladas que ya daba por entonces la mina a cielo abierto en Respina.

Frente a los 17 trabajadores de interior, el trabajo en el exterior se realizaba a comienzos de los 90 con un vigilante, un barrenista y cuatro empleados eventuales.[60][94]

Después de casi un siglo de explotación de las minas de talco, en ese año solo quedaba en activo la explotación a cielo abierto y se abandonó definitivamente la actividad; cerró también la planta de procesado de Boñar. El agotamiento de las reservas de mineral fue la causa que provocó el cierre de la mina, según la multinacional Rio Tinto Minerals, su propietaria. Con una producción anual de 50.000 toneladas, 41 eran los trabajadores de esta empresa entre Puebla de Lillo y Boñar.[60][95]​ Se especuló con el futuro de la explotación en una zona protegida de Cofiñal y Lillo,[96]​ dónde existe un yacimiento que hubiera podido ser el reemplazo[97][98]​.

En 1970, Félix Población y Manuel Ruiz intentaron extraer talco en una zona del Pinar. Se trabajó durante unos meses en el punto N 43º 03.737' W005º 15.340' elevación 1378 metros, pero no se encontró una veta que fuera rentable.[22]

Fue parte de un proyecto surgido en los años 60 del siglo XX para crear dos centros invernales en San Isidro y en Tarna.[99]​ En el Tarna se instalaron dos remontes. Con dificultades debido a las deficientes comunicaciones, se instaló el primer remonte en los 60 y se construyeron los primeros edificios. En 1972, la Diputación instaló el telesquí de Salencias I; en 1973, el telesquí de debutantes y La Raya. 1974 es el año de la inauguración oficial de la estación y se instaló el primer telesilla. En años posteriores se construyeron los telesquíes de Salencias II y de Las Piedras. En 1980 se instal el primer telesquí de Riopinos, se alarga el de Cebolledo y se planteó alargar el de Requejines.[60][100]

Se pueden realizar diversas rutas, señalizadas y acondicionadas, por los distintos municipios del Parque Regional.[101]​ La Casa del Parque ofrece información.

También la Junta Vecinal y el Ayuntamiento de Puebla de Lillo tienen recopiladas diferentes rutas en el municipio[102][103]

Desde 2015 se viene realizando en los montes de la localidad la carrera por montaña «Trail X Debra», de carácter solidario.

En Puebla de Lillo, además de la iglesia parroquial, hubo siete ermitas: la de San Roque, cerca de la iglesia del pueblo; la de San Tirso, cerca del puente antiguo del mismo nombre; la románica del hospital de peregrinos del Santo Sepulcro en la ruta al Salvador ovetense por Caso, en San Isidro (aún es posible encontrar sus ruinas); la de San Pelayo, en el caserío camino de Asturias; la de Santiago Apóstol, en Illarga; y las que se conservan hoy de Pegarúas y Las Nieves.[104]

Torreón[105]​ del siglo XIV. Manuel Gómez-Moreno lo describe como «torre cilíndrica, de 8 metros de diámetro interior, y muro de 1,90 de grueso, hecho de mampostería, que tuvo tres pisos y remata en andén con almenas. Su puerta es un arco semicircular. Protegíala un muro, redondo también, alrededor».[106]

La población del lugar fue aumentando al tener una torre de vigilancia y protección. El Torreón ha sido muchas cosas en su vida: Torre de vigilancia, cárcel, ayuntamiento y, después de un incendio, Casa del Parque Regional de Picos de Europa.

Iglesia parroquial. Consagrada a San Vicente. Del siglo XVI. Jesús Fuentes la describe así:

Tiene un reloj de sol del maestro cantero Fernando Compostizo, cántabro transmerano, natural de Rubayo; fue maestro de obra de la catedral de León. La fecha es ilegible; el que hizo también él para la casa de Don Sixto Díez, en la plaza mayor, es de 1780.[108]

Ermita de las Nieves. Es del siglo XVIII, de tres tramos separados por arcos de medio punto que apoyan en pilastras; la entrada es un arco de medio punto entre pilastras que continúan en la espadaña; retablo churrigueresco.

Ermita de Pegaruas. En el camino a Iyarga y La Cervatina. Próxima a un área recreativa. En su entorno existieron caserios con población.[109]

Casona blasonada, en la plaza mayor. Ejemplo de inmueble señorial del siglo XVIII, declarada Bien de Interés Cultural. A finales del 2009 y principios del 2010 fue derribada para la construcción de un futuro hotel; la Junta de Castilla y León abrió expediente sancionador. La fachada fue reconstruida[110]​ piedra a piedra pues la Dirección General de Patrimonio[111]​ había prohibido su demolición; el daño puede ser irreparable.[112][113][114][115][116][117][118]

Recientemente se ha recreado una copa concejil[119]​ como las existentes en los concejos leoneses[120]

A lo largo de la historia ha habido los siguientes personajes nacidos en este municipio que han destacado:

- WEBCAM Peña San Justo. http://www.meteoporma.es/



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