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Puig de sa Morisca



El yacimiento del Puig de Sa Morisca es un conjunto de diferentes estructuras situadas principalmente en una pequeña elevación montañosa que se encuentra situada en la localidad turística de Santa Ponsa, núcleo de población del municipio español de Calviá. (Mallorca). Desde el 2002, la colina es preservada como parque arqueológico, adaptado y abierto al público por la consejería de turismo del gobierno balear y el ayuntamiento del municipio para el disfrute de turistas y visitantes. Cuenta con una extensión de 35 hectáreas.[1]​ En la cumbre de la colina se encuentran los restos de un talayot circular de nueve metros de diámetro que, al mismo tiempo, presenta unos murallones discontinuos que defienden los puntos de acceso más vulnerables. Existen restos de un conjunto de habitaciones de indeterminado número que se extienden al pie de la colina, junto a un murallón ciclópeo que formaba un segundo recinto defensivo.

Aunque el origen del asentamiento no es preciso, muchos arqueólogos piensan que pertenece a la Edad de Hierro (durante el periodo talayótico inicial) y que especialmente fue habitada entre el año 800 a. C. hasta 123 d. C. cuando se llevó a cabo la conquista de la isla por el Imperio Romano. Es probable que, durante el recorrido hacia la capital de la isla, las tropas de Jaime I ocupasen la cima de este monte como primer objetivo militar, ya que desde este montículo se controla una amplia zona.[2]​ En el mismo lugar, un equipo de arqueólogos descubrió en 2008, en un contexto del siglo XIII, un pequeño escudo de metal con un blasón que se estima de los caballeros Togores, junto a otros restos musulmanes.[2]

En un radio de diez kilómetros se han localizado más de quince yacimientos, nueve restos arquitectónicos de interés etnológico y una amplia representación de comunidades vegetales presentes en el archipiélago Balear. Desde la cima de la montaña se divisa una amplia vista panorámica lo cual explica la elección del lugar por sus antiguos pobladores. Además, se encuentra rodeado por un pequeño bosque de tipo mediterráneo de pinos (Pinus halepensis) y de un sotabosque formado por matas (Pistacia lentiscus), guirnalda (Lavandula dentata), estepa blanca (Cistus albinus) y botja de cuques (Anthyllis cytisoides).[3]

En la urbanización Son Ferrer, (unos dos kilómetros campo a través) se encuentran los restos de un túmulo (o turriforme escalonado) y también de una cueva sepulcral de unos seis metros de largo. Así mismo, en el bosque entre el golf de Santa Ponsa y Son Ferrer, existen restos de un poblado de navetiformes.

El Parque Arqueológico del Puig de Sa Morisca está situado en la parte este de la Bahía de Santa Ponsa, al oeste de la isla balear de Mallorca, con unas coordenadas 455500 N, 4373400, 123 E. De las 45 hectáreas que se compone el territorio, 35 son de titularidad municipal.

Está formado por diferentes accidentes geográficos naturales, destacando su elevación más alta; la cima del Puig de Sa Morisca de 119 msnm. Desde su cima se obtiene gran dominio visual sobre una amplia zona del término municipal de Calviá, tal como la propia bahía, la llanura de Santa Ponsa, y pequeñas cadenas montañosas: el puig d’en Saragossa, Puig de sa Celleta y el turó de s’Era.

Al estar posicionado en una zona con una gran actividad turística, hace que esté muy bien comunicado, no solo con los territorios del mismo término municipal, sino también con otros puntos turísticos como Alcudia, El Arenal o toda la zona del levante. Las vías de comunicación más importantes a nivel comarcal para poder acceder, no solo al yacimiento, sino también a la zona residencial, turística y escolar de Calviá, son aquellas que comunican con la autopista de ponente PM y la carretera de Palma de Mallorca al Port d'Andratx C-719.

El origen de la población del territorio, según algunos investigadores, fue incluso antes del año 1300 a. C. como dice el doctor Víctor. M. Guerrero: “Sabemos que la zona había sido frecuentada anteriormente (1300 AC) pero el asentamiento, como poblado, podemos situarlo alrededor del 800 AC. Muy pronto el poblado se protegió con dos lienzos de muralla que se extienden de risco a risco" (s.a.: 3).

Además, a partir de los materiales que se han encontrado y estudiado, se puede afirmar que los primeros edificios que se construyeron eran de carácter defensivo. Posteriormente, a partir del siglo VI AC, se edificaron las cuatro torres con la finalidad de tener un gran control visual. Durante ese periodo hubo la presencia de intercambios comerciales entre la población y los mercaderes. Además en un artículo que se publicó en el Diario de Mallorca pone en manifiesto: "Un grupo de arqueólogos de la Universitat de les Illes Balears (UIB) confirma que el comercio púnico desarrollado en el Puig de Sa Morisca antes del siglo IV a. C. fue mucho más intenso y complejo de lo que en un principio se creía" (2009: s.a.). Este hecho provocó que la población talayótica aumentase y que tuviera una etapa de esplendor que acabaría en el siglo IV A.c. porque las relaciones comerciantes entre los indígenas del lugar y los púnicos acaban a causa de que Cartago controla todo el comercio. También en el siglo III A.c. una buena parte de la población abandonan su hogar para luchar en las guerras púnicas. Finalmente, se produjo el abandono definitivo del territorio en el año 123 a. C. con la invasión del Imperio romano aunque según M. Calvo (2002: 48) hasta el año 1229, con la llegada de Jaime I, hubo despoblamiento en el lugar.

Sin saber las cifras exactas sobre el número de personas que vivieron allí; muchos historiadores piensan que este asentamiento representa una de las comunidades talayóticas más numerosas de Mallorca.

Mediante los métodos de tamizado de la tierra de los yacimientos, realizado en una máquina de flotación con tamices de una luz de 0,2 milímetros, han permitido contar con los primeros datos sobre la posible dieta de aquellos habitantes del Puig de Sa Morisca. Se puede demostrar que la actividad ganadera ocupaba una 75% destacando la cabra y la oveja como animales principales y como secundarios el cerdo y el buey. En cambio la agricultura no fue tan productiva que la ganadería, sin embargo, se han encontrado semillas de cereales silvestres.

En el punto más alto del Puig de Sa Morisca se pueden encontrar una serie de estructuras defensivas que convierten la cima en una auténtica fortaleza. Entre estas estructuras destacamos tres torreones de construcción ciclópea situados en las partes norte y sur de la cima y que otorgaban un gran control de visión sobre las zonas circundantes.

Además, en el centro de la cima, encontramos una de las estructuras más interesantes del yacimiento: Un talayot de planta circular, de unos nueve metros de diámetro. Esta construcción defensiva otorgaba una visión que se extendía incluso hasta el mar. Rodeando el talayot, encontramos un muro de construcción moderna que oculta parcialmente el talayot original. Esto es debido a las posteriores reutilizaciones que tuvo el asentamiento y cuya última etapa se sitúa durante la ocupación almohade, de la cual se han encontrado restos de cerámica por todo el yacimiento, y que reflejan las diferentes culturas que lo han habitado.

Este situado en un punto menos elevado del Puig de Sa Morisca, entre dos abrigos rocosos, los cuales son aprovechados como partes de una muralla exterior que rodea el poblado y que abarca un área de unos 2700 metros cuadrados, además de diversas puertas de acceso de las cuales aun se conservan restos. El poblado está formado por una serie de habitaciones bastante deterioradas. Además, se han encontrado un buen número de piezas de cerámica pertenecientes a los diversos grupos culturales que frecuentaron el asentamiento.[4]

El poblado estaba situado en lo alto de la colina con la intención de ofrecer un extenso campo de visión de los territorios que se extendían por los alrededores.[5]​ Además, esto hacia posible crear un sistema defensivo bastante efectivo, ya que la protección natural que ofrecía la colina, con su accesibilidad reducida, debido a sus abrigos rocosos, etc, sumado a las murallas y torres, hacían que el asentamiento fuese de un gran valor estratégico en la región.[5]​ Fue habitado desde finales de la Edad del bronce (1100-800 AC) hasta el periodo postalayótico (500-123 AC). A partir de ese momento pasó a ser utilizado por los musulmanes que reutilizan el asentamiento modificando algunas estructuras, hasta la conquista de Mallorca por parte de la Corona de Aragón.



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