x
1

Río Navia



¿Dónde nació Río Navia?

Río Navia nació en Lugo.


El Navia es un río del norte de España, uno de los más importantes de la vertiente cantábrica, cuyo curso se reparte entre Galicia y Asturias.[1]​ Nace en la aldea de Busnullán, Piedrafita del Cebrero (Lugo), y desemboca formando una ría en Navia, Asturias, en el mar Cantábrico, entre el cabo de San Agustín y Peñafurada. Drena un área de 2.578 km².[2]

El más importante es el Ibias, que tiene una longitud de 60,5 kilómetros y una superficie vertiente algo superior a los 300 kilómetros cuadrados. Otros afluentes son el río Ser (23 km), el río Rao, el Suarna (14,5 km), el río del Oro (22,8 km) y el Lloredo (14,2 km),[2]​ el río Agüeira (47 km) y, ya en su desembocadura, el Meiro (20 km).

De su nacimiento hasta su desembocadura cruza 19 municipios:[2]

En su tramo lucense, buena parte del curso alto del Navia pertenece a la Reserva de la Biosfera de Os Ancares Lucenses y Montes de Cervantes, Navia y Becerreá al discurrir por los municipios de Becerreá, Cervantes y Navia de Suarna. Configura un estrecho valle que atraviesa la Reserva de Sur a Norte constituyendo un espacio característico de los valles sublitorales cantabro-atlánticos. Al albergar los núcleos de mayor población de la región, en el valle predominan los cultivos agrícolas y forestales frente a la vegetación natural constituida de bosques de ribera adyacentes.[4]

Parte de la cuenca alta de este río está incluida en el Parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.[cita requerida]

En río drena también varios Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) de la Red Natura 2000: LIC Río del Oro, LIC Alcornocales de Navia, LIC Fuentes del Narcea y del Ibias, LIC Río Navia, LIC Río Ibias y LIC Sierra de Los Lagos. Goza también de protección el paisaje protegido de las Sierras de Carondio y Valledor. Entre otros objetos de protección se destaca la protección de fauna como el oso pardo, nutrias, desmán ibérico, murciélagos y diversos invertebrados y anfibios, así como protección de la flora como de alcornocales y robledales.[2]

La zona que cubre el curso bajo y desembocadura del Navia está clasificada como Lugar de Interés Geológico (LIG) por el Instituto Geológico y Minero de España.[5]

El importante desnivel que salva hasta su llegada al mar ha sido aprovechado para la construcción de tres centrales hidroeléctricas: la del embalse de Salime, del embalse de Doiras y del embalse de Arbón. Una cuarta, la del embalse de Suarna, ha estado en proyecto desde 1951 pero fue rechazada en 2012 por el ministerio de Medio Ambiente por su grave impacto ambiental en el municipio de Ibias, en Asturias, y en los de Fonsagrada y Navia de Suarna, en Galicia. De haberse construido, 80 km de los 150 que cuenta el río habrían quedado embalsados.[6]

Según el lingüista Martín Sevilla Rodríguez, el nombre deriva del vocablo indoeuropeo naus que significa 'barco', pudiendo encontrarse términos paralelos a naus en otras lenguas de origen indoeuropeo:

El estudio concluye entonces que el río fue llamado Nawia en una lengua indoeuropea hablada en la zona en tiempos remotos y que le fue dado ese nombre por tratarse de un río navegable, que es el significado etimológico de su nombre. Posteriormente, con la romanización, se llegó a la forma Navia actual.[7]

Otros lingüistas afirman que el nombre le fue dado por la diosa Nabia o Navia, cuyo nombre tiene el mismo origen indoeuropeo, y que en la mitología gallega y lusitana es la única diosa constatada en toda la amplia región situada al norte del río Duero. Diosa polifuncional y relacionada con el agua, su nombre habría significado 'valle' entendiéndose como 'valle donde fluye un río' y se encuentra en muchos topónimos e hidrónimos del noroeste peninsular.[8][9]

El Navia nace en las cercanías de El Cebrero concretamente en la pequeña aldea de Busnullán en el concello de Piedrafita del Cebrero, un lugar lleno de simbolismo en el Camino de Santiago. Todo el Camino tiene un carácter un tanto mágico, y esa personalidad se impone con plenitud en El Cebrero, en su conjugación de paisaje agreste y pallozas, con la hospedería de San Giraldo y la rústica iglesia de la Alta Edad Media donde se guarda el Cáliz del Milagro (milagro acaecido hacia el 1300). Todo ello flotando en una niebla fantasmal, empapado de lluvia —con frecuencia, de nieve—. El viajero, unos centenares de metros más allá del pueblo, topará con un arroyo recién nacido que abre su camino entre las rocas de la ladera —el Navia—. Emociona un poco sentir que, 170 km más arriba, ese río estará dormitando en medio de los acantilados asturianos.

El curso de los 178 km de longitud del Navia es básicamente rectilíneo. Parece como si tuviera prisa en llegar al Cantábrico. A poco de comenzar su recorrido, el Navia se ve cruzado por la Nacional VI. Al acceder a Galicia por esa carretera uno encuentra, poco después de coronar el puerto de Piedrafita, la legendaria Torre de Doncos y el pueblo de Los Nogales, con un puente sobre nuestro protagonista. Sirve después de límite —desde Envernallas a La Muria— entre Galicia y el Principado de Asturias, se interna brevemente en el Principado y vuelve a Galicia, pasando por Riodeporcos y Ouviaño. Aquí acoge a un primer afluente importante —el Ibias— y luego, en Villagudín, entra de forma definitiva en Asturias. Se acerca entonces a Villarpedre —donde se le añade el río del Oro (metal que se recogía en la antigüedad en sus orillas, llenas de frondosa vegetación)—, Salime y llega a la presa de Grandas, una notable obra de ingeniería, de cuya ardua construcción entre 1945 y 1952 se guarda aún vivo recuerdo en toda la zona. El Navia todavía tendrá que llenar dos grandes embalses más —los de Doiras y Arbón— en su camino al mar.

Poco después de Grandas está Vallias, donde empieza el embalse de Doiras y desemboca el río Agüeira. Enfrente otro río, el Riellu, con su sucesión de cascadas. En esta parte del recorrido el encajonamiento del curso del río entre las montañas impresiona; incluso, muchas veces, resulta dramático. Aguas abajo van sucediéndose los pueblos de San Esteban de los Buitres —un prodigio de arquitectura rural integrada en el paisaje—, Lantero —sus vides en las abruptas laderas—, Bullaso, Cedemonio y Gío —con sus piedras santas que, una vez talladas, dejan ver la cruz que tienen en su interior (quiastolita, con una cristalización en macla que es donde reside el secreto de su apariencia; una quiastolita fue el regalo oficial del Principado de Asturias al Papa Juan Pablo II en su visita a la región en 1989)—... finalmente la presa de Doiras.

En Merou comienza la cola del embalse de Arbón, el más próximo al mar, con el idílico embarcadero de Castrillón. Luego más afluentes –el Polea—, algunos de ellos de nuevo con cascadas —Loredo, río Frío, etc.—, y más pueblos (Lendiglesia, Miñagón, Serandinas) siempre entre bosques. En Serandinas es posible encontrar, si se contrata con antelación, canoas para navegar hasta Navia. Y, ya en las cercanías de la presa de Doiras, el campo de entrenamiento de la Federación Española de Piragüismo y la confluencia con el arroyo de las Pontigas; este último forma, unos kilómetros más arriba, las cascadas de Oneta, las más notables de toda la cuenca.

Pasada la presa de Arbón se inicia el tramo final del curso. El paisaje se hace más amplio pero, eso sí, siempre recubierto por una vegetación desbordante. El río serpentea entre bosques y prados y, de vez en cuando, se abre en intrincados ramales (forcadas) y forma islotes. Nuevos pueblos en las laderas del valle —Villacondide, Cacabellos, y el bellísimo enclave del meandro de Porto—.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Río Navia (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!