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Real Observatorio Astronómico



El Real Observatorio de Madrid es una institución científica ubicada en la ciudad de Madrid, capital de España.

Los observatorios astronómicos nacionales constituyen una de las instituciones más antiguas para investigación que los gobiernos del mundo crearon con un propósito definido e importante. La necesidad de desarrollar la geodesia, y por tanto la cartografía, constituyó el centro de las actividades del Observatorio de París (fundado en 1667) durante más de un siglo. La astronomía por sí misma y su aplicación a la navegación fueron los principales objetivos de investigación en el Real Observatorio de Greenwich inglés, fundado en 1675.

España necesitó la astronomía por su aplicación a la navegación, al tener que controlar un enorme imperio de ultramar. Fue una aproximación pragmática, como ayuda al comercio, las comunicaciones y su expansión. Pero en algún momento el arte de navegar se convirtió en la ciencia de navegar, siendo Jorge Juan uno de los principales artífices de esta transformación. Fue precisamente él quien sugirió al rey Carlos III el establecimiento de un Observatorio Astronómico de la Armada en el sur de España, fundado en 1753 y dedicado a resolver el problema de la longitud en el mar, enseñar los modernos métodos de navegación astronómica y mantener la hora. Su primer director fue el matemático Salvador Jiménez Coronado (1747-1813), quien redactó su "Reglamento", publicado en el número 21 de Variedades de Ciencias, Literatura y Artes.

En dicha institución enseñaba astronomía teórica José Miguel de Lavassa, se encargaba de las observaciones astronómicas José Chaix y de las meteorológicas Modesto Gutiérrez. Como auxiliares tenían a Antonio Carbonell y Pedro de la Cantolla. El profesor José Ramón de Ibarra se encargaba del gran telescopio ayudado por Francisco Martínez de la Escalera y Pedro Colmenares.

Los invasores franceses de 1808 destruyeron el observatorio, quemaron el telescopio de Herschel y estropearon los libros, aunque se logró salvar de tapadillo una parte de la colección de instrumentos, que se había comprado en comisiones específicas por Europa. Las actividades puramente astronómicas fueron transferidas posteriormente a una nueva institución, el Real Observatorio de Madrid.

En el siglo XIX comienza a utilizarse como referencia, en detrimento del Meridiano de Cádiz hasta la adopción internacional del Meridiano de Greenwich.

La distancia del meridiano de Madrid con el de Greenwich es de 3º 41’ 16.5’’.[1]

El edificio principal del Real Observatorio de Madrid, diseñado por Juan de Villanueva, comienza a construirse en 1790 en el antiguo cerrillo de San Blas, situada junto al actual Parque del Retiro en la calle de Alfonso XII, y a la vez, se encarga al astrónomo William Herschel la construcción de un telescopio reflector con un espejo de 60 cm de diámetro. Dada la carencia de una tradición astronómica en el país, los primeros astrónomos del Observatorio inician su aprendizaje en diversos países europeos. Sin embargo, este empuje inicial termina con la guerra contra Francia, que supone la dispersión del personal y la destrucción de equipos, biblioteca y edificaciones provisionales.

En 1834 la reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias nombra Director del Real Observatorio de Madrid al ilustrado Domingo Fontán, autor del primer mapa (de Galicia) realizado en España con métodos científicos.[2]

Las actividades en el Observatorio se reanudan en 1845, y la construcción del edificio se completa al año siguiente a las órdenes del arquitecto Narciso Pascual Colomer. En 1854, bajo la dirección de Antonio Aguilar, se instala el círculo meridiano de Repsold y en 1858 el anteojo ecuatorial Mertz, iniciándose una etapa de trabajos astronómicos, geodésicos y meteorológicos. Tras una primera etapa en la que el Observatorio dependió directamente del rey a través de un comisario regio y, posteriormente, del rector de la Universidad Central, en marzo de 1904 el Observatorio fue agregado al ahora llamado Instituto Geográfico Nacional.

En sus comienzos, las actividades desarrolladas en el Observatorio cubrían todos los campos de la astronomía y ciencias afines: desde la física solar y estelar a la mecánica celeste, el desarrollo de instrumentación, conservación oficial de la Hora y las aplicaciones en geodesia. El Observatorio fue incluso encargado de realizar trabajos de meteorología (considerados entonces como un complemento de los estudios astronómicos), prolongándose la actividad en este campo hasta los primeros años del siglo XX. A partir de ese momento, el Observatorio concentra sus esfuerzos en la investigación astronómica y en el desarrollo de instrumentación asociada.

Tras la reducción de personal y medios consecuencia de la guerra civil, el Observatorio conoce una nueva etapa de modernización y expansión en la década de 1970. Es entonces cuando se crean el Centro Astronómico de Yebes, en Guadalajara, y la Estación de Observación de Calar Alto, en Almería, en la que se instala un telescopio óptico de 1,52 m de apertura. Con ello se potencian las líneas más tradicionales de la astronomía óptica que venían llevándose a cabo en el Real Observatorio de Madrid (Astrometría, Heliofísica, Física estelar). También se inicia entonces una nueva línea de investigación y desarrollo instrumental, la Radioastronomía, que se ha reforzado en las últimas décadas con la participación del Observatorio en el Instituto hispano-franco-alemán de Radioastronomía Milimétrica (IRAM), el Consorcio Europeo para la Interferometría de Muy Larga Base (EVN/JIVE), o el Servicio Internacional de VLBI para Geodesia y Astrometría (IVS), en los que se llevan a cabo las investigaciones científicas y desarrollos tecnológicos más punteros en Astronomía, Geodesia y Geofísica; campos, todos ellos, de una gran tradición e interés para el Instituto Geográfico Nacional.



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