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Recogida selectiva



La recogida selectiva define el proceso de separación de los residuos sólidos urbanos y su depósito en diferentes contenedores para que sean recogidos y posteriormente reciclados.

Para la recogida selectiva es fundamental la colaboración ciudadana: los vecinos separan los residuos aprovechables del resto de los residuos y los depositan en los contenedores apropiados. Para conseguir esta colaboración se sensibiliza a la población mediante campañas de educación ambiental.

Para facilitar la selección, los contenedores se diferencian por su color y, en ocasiones, por su forma.

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El depósito de este tipo de envases se hace en los contenedores amarillos que se encuentran instalados en la vía pública y, en algunas ciudades, en los portales y espacios comunes de las fincas. Para conseguir una mayor capacidad y funcionalidad, es preferible que los envases ligeros estén vacíos y aplastados, ocupando un menor volumen. Otros puntos de recogida pueden ser los puntos limpios, espacios municipales que reúnen los distintos contenedores de la recogida selectiva.

Posteriormente, los diferentes materiales mezclados en el contenedor amarillo (varios plásticos, acero, aluminio y envases complejos formados por distintos materiales como briks) que se entregan en los contenedores deben ser tratados en plantas de clasificación y separados por tipos de materiales para cada fracción reciclable.[1]

El reciclaje de los envases ligeros permite disminuir el volumen de agua y energía gastado en su fabricación y, además, permite disminuir el volumen de residuos destinados al vertedero, así como el consumo de materias primas.


Se consideran envases ligeros:

La recogida se realiza mediante los contenedores de color azul instalados en la vía pública, donde se puede depositar el papel/cartón separado y doblado para disminuir su volumen. Para los grandes productores del municipio que generan una gran cantidad, como los comercios, se pueden hacer recogidas puerta a puerta. Otros puntos de recogida pueden ser los lugares adaptados como centro de recogida.

El papel y cartón representan aproximadamente un 25% en peso de nuestra basura. Comprenden los periódicos, las revistas, los cartones, el papel escrito, etc. Presentan diferentes características debido a su composición y el uso de tintas. El papel de cocina es preferible que se separe con la materia orgánica.

Los beneficios obtenidos del reciclaje del papel son la disminución del consumo de agua en un 85%, la disminución de la necesidad de fibras vegetales, la reducción de la contaminación atmosférica y del agua, el ahorro en el consumo de energía en un 65%, la reducción del volumen de residuos municipales y, además, evita las importaciones de madera y de papel viejo de otros países, lo que representa millones de toneladas cada año.

De la recogida selectiva del papel-cartón se obtienen diferentes calidades de papel, como son el papel ecológico y el papel reciclado.

El papel ecológico se elabora sin utilizar cloro en el proceso de blanqueo de la pasta. El papel ecológico se puede obtener a partir de papel reciclado, lo que garantiza la mínima utilización de productos químicos y la depuración de las aguas residuales. Los criterios para poder etiquetar un papel como ecológico en Europa se establecen reglamentariamente, estando vigente en el momento actual la Decisión (UE) 2019/70 de la Comisión, de 11 de enero de 2019, por la que se establecen los criterios de la etiqueta ecológica de la UE para el papel gráfico y los criterios de la etiqueta ecológica de la UE para el papel tisú y los productos de papel tisú.[2]

El papel reciclado se obtiene mayoritariamente a partir de papel viejo o residual. Se considera que cumple las condiciones de papel reciclado para impresión y escritura el papel que contiene, como mínimo, un 90% en peso de fibras de recuperación. La proporción de papel reciclado difiere según la función a la que sea destinada. Por ejemplo, los diarios tienen un 27,2% y en libros y revistas suele ser de un 10%.

Los ciudadanos pueden depositar los envases de vidrio limpios y sin tapones en los contenedores de color verde instalados en la vía pública.[3]​ Para grandes productores del municipio, como los bares y los restaurantes, se pueden hacer recogidas puerta a puerta. Otros puntos de recogida pueden ser los centros de recogida, especialmente para las botellas de cava, ya que así se posibilita la reutilización.

Hay diferentes tipos de vidrio: vidrio blanco, fundamentalmente como recipiente de comidas y bebidas, vidrio de color y vidrio plano (ventanas, platos, etc.).

El reciclaje de vidrio permite disminuir el volumen de los residuos municipales, ya que el vidrio representa un 8% en peso de nuestra basura. También reduce la contaminación atmosférica en un 20% y de las aguas en un 50%, al tiempo que permite el ahorro de recursos naturales, puesto que cada kg de vidrio recogido sustituye a 1,2 kg de materias vírgenes. Además, hay una reducción del consumo de energía en un 26%. La energía que ahorra el reciclaje de una botella mantendría encendida una bombilla de 100 vatios durante 4 horas.

Hay envases de vidrio retornables que, después de un proceso adecuado de lavado, se pueden volver a utilizar para la misma finalidad. Una botella de vidrio se puede reutilizar entre 40 y 60 veces con un gasto energético del 5% de la del reciclaje.

El vidrio es 100% reciclable y mantiene el 100% de sus cualidades: 1 kg de vidrio viejo da 1 kg de vidrio reciclado. El reciclaje consiste en fundir el vidrio viejo para hacer uno nuevo.

La fracción orgánica (el desecho orgánico) es la más pesada debido a su densidad y es la mayoritaria cantidad de nuestra basura ya que representa, aproximadamente, un 40% de esta. En España, la recogida de la fracción orgánica es obligatoria para todos los municipios de Cataluña que superen los 5.000 habitantes. Sin embargo, todavía hay pueblos que no lo han iniciado.

Los ciudadanos pueden depositar la materia orgánica en los contenedores de color marrón que hay en la vía pública. Para los grandes productores que generan una gran cantidad (restaurantes, hoteles, etc.) se puede hacer la recogida puerta a puerta.

La materia orgánica se deposita en los contenedores dentro de bolsas que deberían ser compostables (de almidón de maíz). Debido a su precio más elevado y la dificultad para encontrar, algunos ayuntamiento dejan depositar la materia orgánica en bolsas de plástico de basura.

La materia orgánica recogida es llevada a plantas de compostaje donde es convertida en compuesto. Este compuesto es utilizado como fertilizante orgánico.

Hay Ayuntamientos y Consejos Comarcales que, aparte de implantar la recogida selectiva de la materia orgánica, subvencionan el compostaje casero. Este se basa en hacer compuesto en nuestra casa a partir de las propias restos de comida y del jardín mediante un compostador.

Se considera materia orgánica:

En las poblaciones donde está implantada la recogida selectiva de materia orgánica se llama fracción resto a los residuos que no son reaprovechables (bolquers, etc.).

Dentro de los residuos sólidos urbanos existen un grupo de ellos que por sus características especiales se deben de gestionar por una vía diferente al resto de RSU.

Se incluyen todos aquellos residuos que por su composición química o por sus propiedades físicas presentan unas características peligrosas para el medio ambiente o para la salud humana que hace que se tenga que plantear una gestión especial. Ej.: pinturas, barnices, disolventes, medicamentos caducados, fluorescentes, luces de vapor de mercurio, aceites, pilas, baterías, envases a presión, electrodomésticos que contengan sustancias tóxicas, residuos informáticos, etc.

La legislación europea sobre gestión de residuos introduce el concepto de "responsabilidad ampliada del productor[4]​", imponiendo la obligación a los fabricantes de aceptar y eliminar los productos devueltos tras haber sido utilizados. Según la Directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos,[5]​ antes de 2015 deberá efectuarse una recogida separada para, al menos, las materias siguientes: papel, metales, plástico y vidrio.

En Cataluña se desarrolla a partir de la ley 6/1993, de 15 de julio, reguladora de los residuos que obliga a implantar la recogida selectiva en todos los municipios de más de 5.000 habitantes.

En el ámbito estatal, la Ley 11/1997, de 24 de abril, de Envases y Residuos de Envases obliga a las empresas a cobrar una cantidad en cada envase de producto producido y la devolución de esta cantidad cuando el envase es devuelto vacío.

La otra opción para las empresas era participar en un Sistema Integrado de Gestión que recoge los envases y de esta manera las empresas productoras de envases no deben hacerse cargo de su gestión. De esta manera, el año 1996 se crea ECOEMBES (Ecoembalajes España, S.A.[6]​), cuyos accionistas son los envasadores y otros agentes con responsabilidad en la recuperación y reciclaje de los envases de usar y tirar para dar respuesta a las obligaciones contempladas en la Ley 11/1997, colaborando con las comunidades autónomas y ayuntamientos en la recogida selectiva de envases.

Ecoembes debería pagar la diferencia de coste entre la recogida de sólidos urbanos y el coste de la recogida selectiva. Esta diferencia es financiada por las empresas envasadoras adheridas, cuya contribución económica depende de la cantidad y la tipología de los envases puestos a la venta. Los envases adheridos a este sistema estarían marcados con el punto verde, que informaría al consumidor de que el precio de venta del producto incluye la aportación de los distribuidores del producto envasado al sistema de recogida selectiva. El retraso en la incorporación de los requisitos europeos y la normativa española del sistema Ecoembes están comprometiendo las opciones de mejora[7]​ de los datos sobre reciclaje, que se sitúan en un 29% para residuos municipales.[8]

En el caso del vidrio, Ecovidrio es la asociación sin ánimo de lucro donde están representados los sectores relacionados con el reciclaje de vidrio (envasadores, recuperadores y fabricantes) encargada de la gestión de envases de vidrio en España. La separación de la fracción vidrio en áreas de aportación fue la pionera ya que se inició la recogida segregada de esta fracción antes de instaurarse la recogida selectiva. También en cuanto a la recogida puerta a puerta, los clásicos traperos tenían un papel muy relevante.

En el País de Gales

En Alemania

En Brasil

En España

En Alemania (Berlín)

En la República Checa (Praga)

Contenedor público adaptado a la recogida selectiva en Atenas

Contenedores para la recogida selectiva de vidrio en Bélgica (Bruselas)



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