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Religión elamita



La religión elamita comprende las creencias y prácticas religiosas de los elamitas, habitantes del país de Elam en el antiguo Irán. En origen, la mitología puede provenir del IV milenio a. C., existiendo mucho antes de la formación del estado. Está influenciada significativamente por la religión sumeria-acadia.

La religión de Elam es particularmente difícil de estudiar, especialmente en comparación con las de otras regiones del antiguo Cercano Oriente (Mesopotamia, Levante, Anatolia hitita), y deja pocas certezas, debido a la opacidad de sus fuentes.

La religión elamita puede ser estudiada en diversos grados por tres tipos de fuentes: textos, escritos en elamita o acadio de Elam o Mesopotamia, restos de monumentos encontrados en los antiguos sitios elamitas y obras de arte que informan sobre las creencias y prácticas religiosas exhumadas en estos mismos sitios.

Los textos escritos por los elamitas relacionados con la religión son generalmente inscripciones que conmemoran un acto piadoso realizado por un rey, como la construcción o restauración de un templo o la ofrenda de un objeto. En general, son breves pero de gran interés, ya que pocos textos hablan sobre la religión elamita. El documento escrito más antiguo que menciona a los dioses elamitas es un tratado de paz entre un rey de Awan y Naram-Sin de Acad del siglo XXI a. C., y contiene una lista de deidades garantes del acuerdo. Los actos legales encontrados en Susa y Haft Tepe también incluyen información sobre creencias religiosas.

En su mayoría son textos que provienen de la región de Susa, que no es necesariamente representativa del resto de Elam. Sin embargo, textos elamitas tardío fueron descubiertos en Persépolis, del período aqueménida, que dan información sobre las supervivencias de la religión elamita. Se nota la ausencia de textos mitológicos, así como textos que presenten el desarrollo de rituales religiosos.

También se dispone de textos encontrados en la vecina Mesopotamia que, a veces, buscan comparar a los dioses elamitas y con los mesopotámicos de acuerdo a su función. Las deidades elamitas a veces aparecen en textos mesopotámicos utilizados en el culto. Pero no está claro en qué medida esta información es correcta con respecto a la práctica religiosa en propio Elam, ya que los intercambios culturales entre las dos regiones pueden haber estado deformados.

Los logros artísticos elamitas son una importante contribución para conocer la religión de este país, porque algunos representan escenas religiosas como sellos cilíndricos, estatuillas o bajorrelieves rupestres en particular. Sin embargo, la ausencia de textos explicativos o la brevedad de estos hace que su interpretación sea arriesgada. Los pocos monumentos religiosos excavados completan esta imagen, sobre todo en la ciudad de Choga Zanbil (la antigua Dur-Untash). Las excavaciones de Anshan (Tell-e Malyan) prácticamente no han arrojado información sobre la religión elamita. Los sitios rupestres cercanos de Fahlian (Kurangun) y Naqsh-e Rostam constituyen valiosas fuentes.

Los elamitas practicaban el politeísmo.[1]​ El culto también variaba según el período y el lugar.[2]

Una de las características distintivas de la mitología elamita es el culto a las serpientes como símbolo de fertilidad y eternidad, a menudo representadas en cabezas humanas.

En el período tardío, Elam adoraba una tríada suprema compuesta por Inshushinak (originalmente el dios protector cívico de Susa y líder de la tríada[2]​ y garante de la monarquía [3]​), Kiririsha (diosa madre y de la tierra) del sur de Elam[4]​) y Jumban (dios del cielo). Otras deidades incluyen a Pinikir (otra diosa madre y posiblemente, en su origen, deidad principal en el norte de Elam[5]​), que luego sería suplantada o identificada con Kiririsha) y Yabru (dios del inframundo.[6]​).

Las principales divinidades de la realeza a principios del II milenio fueron Napirisha, el dios de Anshan, e Inshushinak, el dios de la ciudad de Susa. La característica de Elam, compartida, al menos ideológicamente, entre estas dos ciudades, fue marcado por el título de sus reyes, que se autodenominaron "reyes de Anshan y Susa", y las deidades tutelares correspondientes, estableciéndolas como deidades predominantes.

También hubo deidades importadas, como Beltiya.[3]



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