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República Democrática de Afganistán



¿Qué día cumple años República Democrática de Afganistán?

República Democrática de Afganistán cumple los años el 19 de marzo.


¿Qué día nació República Democrática de Afganistán?

República Democrática de Afganistán nació el día 19 de marzo de 978.


¿Cuántos años tiene República Democrática de Afganistán?

La edad actual es 1046 años. República Democrática de Afganistán cumplió 1046 años el 19 de marzo de este año.


¿De qué signo es República Democrática de Afganistán?

República Democrática de Afganistán es del signo de Piscis.


Flag of Afghanistan (1974–1978).svg

Flag of Afghanistan (1992-1996; 2001).svg


La República Democrática de Afganistán (darí; جمهوری دمکراتی افغانستان‎; Jumhūri-ye Dimukrātī-ye Afġānistān) renombrada en 1987 como la República de Afganistán (darí; جمهوری افغانستان‎; Jumhūrī-ye Afġānistān) fue un Estado socialista establecido en Afganistán por el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) en 1978, durante la Revolución de Saur, y que tuvo vigencia hasta 1992.

El día de la deposición de Mohammed Daud Khan se formó un Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas, que el 30 de abril de 1978 traspasó el mando a Taraki, nombrado Presidente del Presidium del Consejo Revolucionario.

Los jefes de Estado de la República fueron:

El Consejo Revolucionario era la máxima autoridad del Estado. Este elegía al Presidium y al Presidente del mismo, que era el jefe de Estado y de gobierno. El Consejo Revolucionario dejó de existir con la Constitución de 1987, que restauró la Loya Jirga. La Loya Jirga restauró el nombre anterior del país, República de Afganistán y la oficina del Presidente de la República, que ocuparon dos personas:

El partido dominante era el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA), de ideología comunista, que estaba dividido en dos alas: la Jalq («Pueblo», marxistas-leninistas) y la Parcham («Bandera», algo más moderados). La primera facción tuvo predominio durante la administración de Taraki. Cuando tuvo lugar la intervención soviética, éstos, que no confiaban en la ortodoxia comunista de Jalq, promovieron a los moderados, que predominaron hasta el fin de la República (en el caso de Amín, aunque originalmente miembro de Jalq, dirigió durante su breve gobierno una dura represión contra sus ex-camaradas, incluso acabando con la vida del expresidente Nur Muhammad Taraki). Desde 1987, fueron legalizados otros partidos políticos.[2]

Dos semanas después de la Revolución, la constitución de 1977 fue abolida y reemplazada por Las Treinta y Dos Líneas Básicas de Deberes Revolucionarios, hasta la redacción de una nueva constitución, para la cual se creó una comisión especializada.[3]​ También se creó una Comisión Jurídica para hacer conocer los derechos a la población y asegurarse de que la ley se cumpla en todo el país (Afganistán sufría de una crónica deficiencia en el cumplimiento de las leyes de la autoridad central con respecto a todo el territorio).[4]​ No obstante, a medida que la sublevación islamista avanzaba, se produjeron violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad de la República (especialmente el servicio de inteligencia),[5]​ así como de los islamistas.[6][7]

Tras la intervención soviética, se promulgaron los Principios Fundamentales de la República Democrática de Afganistán, una ley fundamental que garantizaba los derechos de los ciudadanos a la vida, a la seguridad, a la libertad de expresión, asociación y manifestación pacífica; establecía al PDPA como el partido único legal y al Consejo Revolucionario como el poder supremo del Estado y que debía reunirse al menos dos veces al año; reconocía tres formas de propiedad: estatal, cooperativa y privada; establecía control estatal de los recursos naturales; expresaba el anhelo de construir una nación libre de la explotación del hombre por el hombre; y cambiaba la bandera a una más tradicional.[2]

En 1987 fue promulgada una nueva Constitución, que fue enmendada en 1990. Esta carta magna abolía el Consejo Revolucionario y restauraba la tradicional Loya jirga y la Asamblea Nacional, así como al islam como la religión oficial del Estado.[8][9]

Después de la Revolución, el gobierno de Taraki procedió a la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía y a la realización de una radical reforma agraria, que incluyó la formación de cooperativas agrícolas y la expropiación de tierras a los terratenientes y su distribución entre los campesinos (el límite de la propiedad privada de tierras era 6 hectáreas).[2]

La proporción de la industria extractora y transformadora creció del 3,3% (1978) al 10% (1985) del PNB. En el mismo período (7 años) las inversiones en la industria nacional superaron los 55 mil millones de afganis, equivalentes apenas al 80% de las inversiones hechas en los 20 años previos. En 1984, las inversiones en los sectores estatal y mixto aumentaron un 50%. Ese año se pusieron en funcionamiento 100 nuevas empresas. Entre las mayores empresas construidas figuran el yacimiento de gas de Jarkuduk, la fábrica de pilares de hormigón armado en Puli-Humri, la empresa textil de Kandahar, la fábrica de cemento en Herat, la empresa de entretenimiento técnico de camiones en Kabul y el puente para ferrocarril y camiones sobre el río Amu-Daria. En 1984 la cosecha superó los índices previos a la Revolución.[10]

El sector privado siguió existiendo. El gobierno de Karmal fundó la Cámara de Comercio e Industria para agrupar a los representantes del capital privado, en cuyo marco funcionaban más de veinte asociaciones de comerciantes.[10]

Con la ayuda de la Unión Soviética en el sector estatal de la economía se construyeron cerca de doscientas empresas, las que proporcionaban la mayor parte de la producción total nacional. Entre ellas, se encontraban las centrales hidroeléctricas en Naghlu y Puli-Humri, la fábrica de fertilizantes nitrogenados en Mazar-i-Sharif, la empresa panificadora y la de casas prefabricadas en Kabul.[10]

Con créditos de Checoslovaquia se creó una línea de trolebuses en Kabul, se equiparon las minas de hulla y se construyó una fábrica de cemento en Herat. Con los de Bulgaria, se construyeron una granja avícola, criaderos de ovejas y de seda, y se construyeron en conjunto una empresa avícola, una granja lechera, fábricas de ladrillos y de curtido de pieles y dos empresas para el pescado. La Alemania Democrática participó en la creación de una central telefónica automática en Kabul, en el tendido de líneas de comunicación y en la ampliación del sistema de suministro eléctrico en varias ciudades. Hungría participó en la construcción de una empresa de fármacos.[11]

A comienzos de los '80, el giro comercial entre Afganistán y Japón aumentó un 33% y ambos países crearon la firma comercial mixta Nichi-Afghan Limited. En la misma época, el intercambio comercial con la India aumentó un 50%.[11]

La guerra civil causó graves daños a la economía afgana. Solamente hasta 1985 la cifra de pérdidas ascendía a 35 mil millones de afganis.[12]

El nuevo gobierno inició un programa de reformas que eliminó la usura, inició una campaña de alfabetización,[2]​ eliminó el cultivo del opio, legalizó los sindicatos, estableció una ley de salario mínimo y rebajó entre un 20 y un 30 por ciento los precios de artículos de primera necesidad.[4]

A través de sus sindicatos, los obreros podían concertar contratos colectivos con la administración de las empresas, lo cual permite mejorar las condiciones de vida y trabajo. En 1984, el Consejo de Ministros examinó y aprobó el proyecto de ley laboral y el decreto sobre el orden de ingreso de obreros del sector estatal en las escuelas superiores y medias especializadas; por este medio, se capacitaba a los trabajadores, con los gastos cubiertos por el Estado. Hacia 1985, el salario de obreros y empleados fue elevado en un promedio del 26%, y a las personas de remuneración baja, en un 40-50%. El Estado subsidiaba para mantener bajos los precios de mercancías de primera necesidad como la gasolina, el gas oil, el queroseno o el azúcar; mientras que otros, como el trigo, la harina y la leña se vendían a precios fijos.[13]

En cuanto a los derechos de la mujer, el régimen socialista otorgó permiso de no usar velo, abolió la dote, promovió la integración de mujeres al trabajo (245.000 obreras y el 40% de los médicos fueron mujeres) y a la educación (el analfabetismo femenino fue reducido del 98% al 75%, el 60% del profesorado de la Universidad de Kabul eran mujeres, 440.000 mujeres más trabajaban en educación y 80.000 participaban en la campaña de alfabetización),[14]​ así como a la vida política. El Decreto Nº 7 del 17 de octubre de 1978 otorgó a las mujeres iguales derechos que los varones.[15]​ El período de la República Democrática fue en el que más mujeres profesionales hubo en Afganistán.[16]

La tasa de mortalidad infantil de menores de 5 años pasó de 380 en 1960 a 300 en 1988; el 80% de la población urbana pudo acceder a servicios de salud; el 63% de los niños y niñas realizan íntegramente el curso escolar en 1985-87; la esperanza de vida pasó de 33 años en 1960 a 42 en 1988. Centenares de miles de personas fueron alfabetizadas. Aumentó en un 50% el número de médicos, se duplicó el total de camas en los hospitales; se crearon por primera vez jardines de infancia y casas de reposo para los trabajadores.[6]

Se realizó una ampliación de la red de establecimientos curativos, incluso en las regiones rurales más remotas. El acceso a la salud era gratis y las medicinas se vendían a precios asequibles, y para los más pobres, las medicinas se entregaban gratuitamente.[13]

Fue fundada la Academia de Ciencias (1980),[13]​ el Instituto Pedagógico (1987) y varias universidades: de Balj (1988), de Herat (1988) y de Kandahar (1990). Afganistán envió al primer y único cosmonauta de su historia, Abdul Ahad Mohmand, en 1988. También se desarrolló la cinematografía nacional.[17]

Inicialmente se separó la religión del Estado, manteniendo la libertad de culto. Posteriormente, se creó un fondo estatal para la reparación y construcción de mezquitas y se anuló la expropiación del excedente de tierras a los clérigos.[18]​ La constitución provisional de 1980 definía a la República Democrática de Afganistán como «de todo el pueblo musulmán trabajador». En 1987, el islam fue restaurado como religión oficial del Estado.

El único gobierno con reconocimiento diplomático completo (la ONU y todos los países del mundo) fue el de Taraki. Amín tuvo un reconocimiento de facto de Estados Unidos. Después de la intervención soviética, los países capitalistas se negaron inicialmente a reconocer al gobierno afgano. Inicialmente fue reconocido por solo ocho países,[19]​ pero estos aumentaron a ochenta hacia 1985.[20]

Los muyahidines establecieron diversos gobiernos en el exilio, con reconocimiento de algunos Estados islámicos.[21]

El gobierno del Afganistán socialista continuó con la histórica dependencia de ayuda del país en la figura de Unión Soviética. Además de este apoyo, también contaba con el de otros países del bloque socialista. Además de Estados Unidos, los peores enemigos del régimen afgano eran Pakistán, Arabia Saudita e Irán, pues promovían las actividades subversivas. El aliado regional más firme era la India.[22]

A finales de la década de 1980 las Fuerzas Armadas consistían entre 30.000 y 40.000 soldados y oficiales, que se elevaban a 300 mil con las milicias revolucionarias (como la del propio PDPA o las de carácter tribal). Estaban equipados con tanques, vehículos de combate de infantería, vehículos blindados, aeronaves de combate y de transporte (incluyendo helicópteros), etc., de fabricación soviética.[23]​ La República Democrática contaba también con los zarandoi (policía del Ministerio del Interior, 115.000 integrantes), los Destacamentos Populares de Defensa de la Revolución (que desempeñaban tareas de vigilancia colectiva frente a la injerencia externa y los actos de desestabilización del sistema político afgano) y la central de inteligencia JAD (20.000 integrantes).

Desde el principio, la república tuvo conflictos con los integristas locales, conocidos como muyahidines, quienes empezaron la llamada Guerra Civil Afgana. Los fundamentalistas llevaron a cabo una guerra de guerrillas y atentados terroristas, mientras recibían armamento y recursos de EE. UU. a través de Pakistán (que incluso en algunas ocasiones envió directamente a su Ejército a participar de las batallas).

En los últimos días de 1979 la Unión Soviética entró en el país para ayudar al gobierno (que en ese momento vivía además una grave lucha interna), pero se retiraron en 1989 después de nueve años de guerra,[24]​ no obstante siguió colaborando con armamento y otros recursos; actualmente sigue la guerra civil.



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